Acceso y Precios

En agosto de 2021, después de la segunda inyección (Lupron®, leuprolida), un farmacéutico le dijo a Hinds que en lugar de inyecciones podía recibir la píldora (Orgovyx®, relugolix). Su médico le recetó tres meses de Orgovyx el pasado noviembre, por los que pagó US$216 y la aseguradora más de US$6.000. El precio de lista del medicamento es de unos US$2.700 al mes [1]. Hay evidencia de que Orgovyx funciona un poco mejor que la leuprolida [2].

Hinds expresó que la preferencia por Orgovyx era “obvia… ¿Por qué querrías tener las nalgas adoloridas durante dos semanas cuando puedes tomar una píldora que hace efecto antes, funciona igual y elimina la testosterona del cuerpo más rápidamente?”.

Según la portavoz del hospital Ashley Heher, aunque Orgovyx se utiliza cada vez más para tratar el cáncer de próstata, el tratamiento estándar sigue siendo Lupron y otros inyectables. Ella prosiguió comentando que los médicos “hablan con los pacientes para determinar qué tratamientos son los más eficaces desde el punto de vista médico y, cuando es necesario, para encontrar alternativas razonables que puedan ser menos gravosas desde el punto de vista financiero, debido a las limitaciones de cobertura de los seguros”.

Hinds estaba desconcertado por los montos que tenía que pagar. Durante meses de llamadas telefónicas y correos electrónicos, el hospital anuló y volvió a aplicar parte de los cargos, y en julio aceptó un plan de pagos mensuales de US$666,34. Sin embargo, después de que Hinds realizara dos pagos, el 29 de agosto el hospital anunció que cancelaba el acuerdo y enviaba el resto de la factura a una agencia de cobros. Dos semanas más tarde, después de que KHN preguntara por la cancelación, el hospital restableció el plan de pagos.

En cuanto a Hinds, él sigue activo, aunque comenta que sus paseos en bicicleta se han reducido de 50 o 60 millas a unas 30. Está agradecido por tener a Tenore [su novia] como consultora gratuita y siente empatía hacia aquellos que no tienen a alguien que los guie cuando están enfermos y tienen que arreglárselas en el laberinto financiero del sistema de salud.

Hinds expresa: “Tengo a la Dra. Josie [Tenore] que me defiende y conoce el sistema”.

Lo que hay que saber: Primer consejo: Si le recetan una infusión o una inyección, pregunte a su médico si hay medicamentos orales más baratos para tratar su enfermedad. Además, muchos fármacos que se administran como inyección -los que se administran por vía “subcutánea”, en lugar de en un músculo- se los puede autoadministrar el paciente en su casa, evitando así los elevados gastos de administración. Medicamentos como el Dupixent, para el eczema, entran en esta categoría.

Hay que tener en cuenta que el lugar donde se recibe el tratamiento puede generar una gran diferencia en los gastos: Un estudio demostró que los principales centros oncológicos de EE UU cobran enormes recargos a las aseguradoras privadas por las inyecciones o infusiones de medicamentos [3]. Otro estudio reveló que los sistemas hospitalarios cobran, como media, el 86% más que las clínicas privadas por las infusiones de medicamentos oncológicos [4]. Y el porcentaje de infusiones oncológicas realizadas en clínicas administradas por hospitales aumentó del 6% en 2004 al 43% en 2014 [3], y ha seguido creciendo desde entonces [5].

En virtud de una ley que entró en vigor en 2021, los hospitales están obligados a publicar sus tarifas, aunque actualmente lo hacen de una forma poco amigable para el usuario [6]. Sin embargo, merece la pena echar un vistazo a la lista de precios – el plan maestro de cargos del hospital (hospital chargemaster)- para intentar descifrar la estructura de precios y el margen de beneficio de su medicamento. Si está a punto de recibir una inyección, infusión o procedimiento en un sistema hospitalario, pida con antelación una estimación de lo que deberá pagar.