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El fallo de no advertir: cientos de personas mueren al tomar un medicamento para la artritis, pero nadie alertó a los pacientes
(Failure to warn: Hundreds died while taking an arthritis drug, but nobody alerted patients)
Charles Piller
Statnews, 5 de junio de 2017
Traducido por Salud y Fármacos
Cuando se comercializa un nuevo medicamento para la artritis reumatoide, los anuncios lo caracterizan como un descubrimiento “único” que “cambiará las expectativas” de pacientes y médicos.
Los tratamientos para la enfermedad que incapacita a casi 1,5 millón de estadounidenses pueden tener efectos secundarios horribles, por lo que los médicos y pacientes se emocionaron al comercializarse Actemra en 2010. Al contrario de otros medicamentos competidores, no se había asociado con ataques de corazón, insuficiencia cardíaca, o complicaciones pulmonares graves y potencialmente mortales.
Desgraciadamente, cientos de pacientes tratados con Actemra han muerto por esos problemas y muchos más han sufrido daños. Statnews analizó más de 500.000 informes de efectos secundarios por medicamentos para la artritis reumatoide, y encontró que hay evidencia clara de que los pacientes tratados con Actemra tienen el mismo riesgo, o incluso superior, de sufrir ataques de corazón, apoplejías, insuficiencia cardíaca, y otros problemas de salud que los tratados con otros medicamentos.
La mayoría de esos medicamentos alertan sobre estos riesgos en su etiqueta, no así Actemra.
Todos los días se bombardea a la población con anuncios de medicamentos que van acompañados de listas de efectos secundarios que les dejan atontados, pero la investigación de Stat demuestra que los riesgos para los pacientes son mayores de lo que se les ha dado a entender. La FDA ha recibido informes de 1.128 pacientes que murieron después de tomar Actemra, y desde que se aprobó ha revisado su seguridad varias veces. Pero la agencia no tiene herramientas sofisticadas para determinar si el medicamento fue el culpable de esas muertes o no.
Aunque la agencia tiene la responsabilidad de monitorear la seguridad de los medicamentos que se prescriben, no verifica las notificaciones de efectos secundarios que recibe. Con frecuencia, los documentos omiten información esencial, y no prueban que Actemra fuera la causa. Sin embargo, las notificaciones pueden ser significativas.
A través de la ley de la Libertad de Información (Freedom and Information Act) se consiguió información sobre un ejemplo impresionante, un médico afirmó que ningún otro factor podía explicar el derrame cerebral que mató a un paciente de 73 años tras recibir una inyección intravenosa de Actemra. En 2014, otro dijo en referencia al ataque cardiaco que sufrió una mujer de 62 años: “La empresa valoró el infarto de miocardio como relacionado a Actemra”. La empresa era Roche, el productor de Actemra.
Pero ni Roche ni la FDA han hecho nada para cambiar la etiqueta/ficha técnica de Actemra para alertar a los pacientes y médicos sobre los posibles riesgos que han aparecido en los informes y en los estudios clínicos que se han realizado después de la comercialización del medicamento.
Los expertos que a petición de Stat examinaron los datos dijeron que la FDA debería inmediatamente considerar incluir advertencias de insuficiencia cardíaca y de pancreatitis, una inflamación del páncreas que en su forma aguda puede matar a un 50% de los pacientes. Los médicos explicaron que la evidencia de que Actemra pudiera incrementar el riesgo de ataques de corazón, apoplejía y enfermedad pulmonar intersticial es menos convincente pero que se debería seguir evaluando la posibilidad.
Los expertos afirman que el fallo de no advertir al público resalta la incapacidad de la FDA para examinar adecuadamente la seguridad de los medicamentos una vez han sido aprobados, y de actuar prontamente cuando aparecen las señales de posibles riesgos.
El Dr. Vinay Prasad, médico oncólogo y eticista explicó: “Hemos avanzado mucho en facilitar la aprobación de medicamentos, frecuentemente en base a evidencia preliminar. Pero no hemos elevado los estándares del seguimiento post comercialización para asegurar que lo que lleva años utilizándose es seguro y eficaz. El sistema no funciona, y todos los incentivos financieros están orientados a que siga sin funcionar”.
La FDA ha intentado durante años fortalecer su monitoreo de medicamentos, pero de momento no ha tenido mucho éxito. En 2015, la Oficina de la Responsabilidad del Gobierno (Government Accountability Office) informó que la “FDA no tiene datos fiables fácilmente accesibles”, para hacer una supervisión sistemática y asegurar que las empresas farmacéuticas cumplen los acuerdos para monitorear la seguridad de los medicamentos una vez han sido comercializados.
Desde 2009, la FDA ha gastado US$207 millones para construir un sistema—lleno de problemas—que utiliza un gran volumen de datos llamado Sentinel y rastrea los datos de las compañías de seguros y encontrar efectos secundarios graves asociados a los productos nuevos que han sido aprobados recientemente. Los críticos señalan entre sus deficiencias más notables: la falta de información sobre las muertes que podrían estar relacionadas a los medicamentos de venta con receta. La agencia no quiere decir si ha iniciado una evaluación de Actemra, también conocida con el nombre genérico de tocilizumab a través de Sentinel.
La historia de Sentinel es aún más preocupante si se tiene en cuenta que en Washington se ha ido fortaleciendo la idea de que primero hay que aprobar y después monitorear. La recientemente aprobada ley Curas del Siglo 21 (21st Century Cures) tiene como objetivo simplificar las revisiones de eficacia y seguridad requeridas para la aprobación de medicamentos nuevos. El gobierno de Trump y miembros prominentes del Congreso tienen gran interés en acelerar el proceso de aprobación para que los medicamentos se aprueben más rápidamente que nunca y esperan que los problemas de seguridad se detecten después, cuando ya están en el mercado.
Más de 760.000 pacientes en todo el mundo han utilizado Actemra, por intravenosa o por inyección intramuscular, y en 2016 las ventas alcanzaron los US$1.700 millones. Es el quinto medicamento que ha generado más ingresos a Roche. Utilizado primordialmente para el tratamiento de artritis reumatoide, los médicos lo prescriben también fuera de etiqueta para otras 60 condiciones para las cuales no se han completado pruebas de eficacia y seguridad.
La FDA no quiso hacer comentarios sobre Actemra. Un vocero de la agencia dijo en una comunicación escrita que la agencia “monitorea continuamente la seguridad postcomercialización de los medicamentos aprobados y sigue comprometida con informar diligentemente cuando identifica problemas de seguridad”.
El Dr. Jeffrey Siegel, director médico de productos reumatológicos de Roche y de su subsidiaria Genetehch dijo que el estudio de Stat sobre Actemra incluía “importantes asuntos que nosotros tenemos en cuenta continuamente… Hacemos lo posible por no fiarnos de nosotros mismos y explorar a fondo estos problemas”.
En una entrevista en la sede de Genetech en San Francisco, Siegel citó un estudio reciente como prueba “definitiva” de que el medicamento no aumenta el riesgo cardiovascular. Pero los expertos que Stat ha consultado cuestionan el argumento.
En 2008, cuando los asesores científicos de la FDA se reunieron en un hotel de Silver Spring, en el estado de Maryland junto a Washington, para discutir si recomendaban la aprobación de Actemra, estaban muy preocupados por un error importante cometido unos pocos años antes.
Vioxx, otro medicamento para la artritis había sido retirado del mercado después de que ser implicado en decenas de miles de muertes por ataque cardíaco, un problema que no se había detectado durante los ensayos clínicos de corta duración que se exigieron para su aprobación. Aquellos primeros estudios de Vioxx sugirieron que el medicamento era más seguro para los pacientes que otros medicamentos existentes. El nuevo medicamento Actemra, según los ensayos clínicos de corta duración también parecía relativamente seguro.
Según una transcripción de la reunión sobre Actemra, el Dr. David Felson, reumatólogo de Boston University, estaba preocupado: “Puedo visualizar la posibilidad de que dentro de cinco años haya otra investigación como la de Vioxx en donde los cardiólogos… nos digan, “¿Qué es lo que estabais pensando cuando aprobasteis este medicamento?”
Felson y muchos otros asesores científicos finalmente recomendaron la aprobación con una condición: Roche debería patrocinar a lo largo de los años múltiples estudios para monitorear la aparición de problemas no detectados, incluyendo los eventos cardiovasculares. Entre tanto, estos problemas no se mencionarían en las etiquetas/fichas técnicas de Actemra, la referencia más importante que usan los médicos y los pacientes para sopesar los riesgos y beneficios de los medicamentos.
En una entrevista reciente, Felson consideró que lo que había descubierto Stat era “importante y preocupante”. Dijo que la afirmación de que se había demostrado la seguridad cardiovascular de Actemra “suena como la autodefensa de una empresa farmacéutica”.
‘Solo quiero que me lo digan claro’
Puede ser que Actemera no sea más peligroso que otros medicamentos para la artritis—muchos de los cuales pueden tener efectos secundarios letales—pero como los problemas serios frecuentemente reportados no están incluidos en la sección de advertencias de la ficha técnica, los pacientes y médicos creen equivocadamente que es más seguro.
Alicia Airs de Ohio, explicó que su médico le había dicho que Actemra tenía efectos secundarios mínimos cuando le prescribió el medicamento para su artritis reumatoide. Pero Airs, de 40 años, sufrió palpitaciones cardíacas durante varios días inmediatamente después de consumir Actemra.
Este síntoma, frecuentemente reportado por otros pacientes en las redes sociales y en denuncias a la FDA, no aparece en la sección de advertencias de la etiqueta.
“Cuando fui a mi médico [general], me ofrecieron un antidepresivo, pero yo dije que no tenía ansiedad” dijo Airs todavía enfadada. “Si les hablas de un síntoma que no conocen, te tratan como si estuvieras algo loca… Sentí que no me hacían el más mínimo caso”.
La artritis reumatoide es diferente a la osteoartritis, que más frecuente y se considera principalmente una enfermedad de la vejez. Frecuentemente empieza en una edad media, pero también afecta a niños y adultos jóvenes, como en el caso de Alejandra Calzadillas, una estudiante de 25 años de Seattle. Alejandra dijo que después de empezar a tomar Actemra experimentó lapsos de memoria y pereza mental que ella caracterizaba como niebla cerebral.
Añadió: “Tenía momentos cuando iba a poner en marcha mi coche… y no me acordaba de cómo hacerlo”, u otras veces se le olvidaba como maquillarse. Estos efectos secundarios cognitivos no están en la etiqueta, pero son quejas comunes entre los usuarios de Actemra.
“En el caso de los medicamentos, el darse cuenta de que tus médicos no te han advertido es horrible”, dijo Calzadillas. “Como que te destroza la vida”.
En entrevistas e informes a la FDA, los pacientes describen otros efectos adversos que no figuran en la etiqueta, incluyendo problemas del ritmo cardiaco, taquicardia, pequeñas apoplejías y temblores.
Michelle Lucci, de 53 años, que reside en la Florida, dijo en una entrevista: “No quiero que me doren la píldora, solo quiero que me lo digan claro”. Lucci sufría algún otro efecto secundario que los médicos no advierten: la pérdida de pelo, una queja común.
Lucci comentó: ¿Por qué debería tomar algo que tenga ese efecto cuando hay otros 15 medicamentos que puedes tomar? Eso es realmente deprimente. “[Actemra] ha sido milagroso para algunos. Pero yo pienso que, por lo general, más personas tienen serios efectos secundarios”.
Señales de daño
En una revisión de millones de informes presentados a la FDA sobre más de 100 medicamentos aprobados desde 2010, Actemra sobresalía. El informe demostraba que los pacientes medicados con Actemra habían experimentado un inusual alto número de efectos secundarios serios que no aparecían en la etiqueta de advertencias del medicamento.
La revisión general la hizo para Stat la empresa Advera Health Analytics de Santa Rosa California, una compañía que recoge las denuncias de medicamentos al Sistema de Informes de Eventos Adversos de la FDA (FDA Adverse Reporting System) conocido como FAERS. Después la empresa ofreció comparaciones de datos de todos los medicamentos más importantes para la artritis reumatoide.
El análisis de estos datos, que incluye a más de 13.500 informes sobre Actemra, demostró que Actemra se asocia a más efectos secundarios serios que otros medicamentos competidores. Entre estos figuran Humira y Remicade, que tienen un mayor número de usuarios.
Por ejemplo, se ha reportado un número parecido de casos de enfermedad pulmonar intersticial entre los usuarios de Actemra y los de Humira, y muchos más que con Remicade. Las etiquetas de Humira y Remicade informan sobre este posible efecto secundario. Actemra no lo hace.
Los resultados fueron similares para ataques de corazón, apoplejías, e insuficiencia cardiaca. Ninguna de estas condiciones aparece en la etiqueta de Actemra, pero Humira y Remicade advierten sobre los ataques de corazón y la insuficiencia cardiaca, y Humira también advierte sobre el riesgo de apoplejía.
Se reportaron 132 casos de pancreatitis en pacientes medicados con Actemra, 26 murieron.
Felson dijo: “La pancreatitis es muy, muy rara” y potencialmente puede matar, por lo que es muy serio que se hayan detectado tantos casos. Se sabe que los niveles altos de colesterol pueden provocare este problema, y se sabe que Actemra aumenta estos lípidos, comentó Felson. “Por tanto, se viera una señal de pancreatitis entre los usuarios [de Actemra] me preocuparía.
El número real de muertes entre los usuarios de Actemra es probablemente mayor, porque el sistema de monitoreo de la FDA solo capta una fracción de los efectos adversos que sufren los pacientes. Los pacientes y sus médicos no están obligados a informar a la FDA o a las empresas farmacéuticas, y la agencia y los expertos externos han estimado que los informes que recibe la agencia solo representan alrededor de un 10% de todos los casos, aunque algunos dicen que este porcentaje ha podido aumentar en los últimos años.
El Dr. Eric Brodsky, director asociado del equipo de desarrollo de las etiquetas de medicamentos de la FDA, dijo que cuando se usan los datos de FAERS hay otros muchos desafíos. Añadió que hay imprecisiones, enfermedades concurrentes, y efectos secundarios de otros medicamentos que el paciente esté tomando, lo que implica que los informes de FAERS pueden “presentar una asociación, pero no una relación causal”.
Siegel de Roche dijo que añadir advertencias basadas en evidencia incierta de FAERS “haría un flaco favor a los médicos, porque generaría preocupación sin que realmente hubiera un riesgo”.
Una dificultad para determinar si los medicamentos para la artritis causan problemas cardiovasculares es que la enfermedad misma es un factor de riesgo para la enfermedad cardiaca. Por ello sería útil hacer estudios post comercialización para determinar su seguridad que duraran más años e incluyeran a más pacientes.
En uno de los estudios que exigió la FDA, se comparó Actemra con otro medicamento para la artritis, Enbrel, cuya etiqueta advierte con firmeza sobre su uso en pacientes con enfermedades cardiovasculares, en particular insuficiencia cardiaca. Ese fue el estudio que Siegel dijo que proporcionaba evidencia definitiva de la seguridad de Actemra.
El estudio encontró una incidencia de apoplejías e insuficiencia cardiaca cerca de 1,5 veces más elevada entre los pacientes tratados con Actemra. Las diferencias no eras estadísticamente significativas, pero los expertos dijeron a Stat que seguía siendo preocupante.
El Dr. Steven Woloshin, profesor de medicina del Instituto Dartmouth y experto en la comunicación de riesgos dijo: “Puesto que Enbrel incluye en la etiqueta una alerta importante sobre la insuficiencia cardiaca, preocupa que Actemra pudiera ser igual o peor”.
Felson estuvo de acuerdo. Mientras el riesgo actual permanezca estadísticamente incierto, dijo Felson, si la etiqueta de Enbrel advierte sobre insuficiencia cardiaca, la FDA debería considerar exigir la inclusión de una alerta en Actemra.
El Dr. David Pisetsky, profesor de Duke University que al igual que Felson ha sido miembro del comité asesor de la FDA para Actemra, citó otro estudio reciente, basado en miles de facturas a las compañías de seguros, que concluyó que no había un incremento de riesgo cardiovascular entre los pacientes que tomaban este medicamento. Pero el estudio descubrió tasas casi idénticas de ataques de corazón y apoplejías entre los usuarios de los medicamentos competidores, algunos de los cuales llevan etiquetas que advierten sobre esos problemas.
Pisetsky dijo: “Si las tasas son similares, (Actemra) debería llevar una etiqueta con la advertencia” aunque la empresa y la FDA pueden tener datos adicionales que habría que considerar.
Diane Aronson, la única persona que no era experta y representaba a los usuarios, fue la única que no estuvo de acuerdo con el comité asesor de la FDA que recomendó la aprobación de Actemra en 2008. Aronson consideró que los resultados del estudio de Stat eran “muy preocupantes”.
Aronson dijo en una entrevista sobre la investigación que apoyaba la aprobación: “Voté ‘no’ porque sentí que no había bastantes datos, y eran a muy corto plazo. Había algunas señales de peligro”. Sin embargo, otros del comité la aprobaron porque “realmente creían que se tomarían medidas en base a los resultados de los estudios de mayor duración” y si fuera necesario se ajustarían las advertencias de la etiqueta. “Por eso aprobaron el medicamento”.
Eso no ha pasado.
El escrutinio de la FDA
Desde su aprobación en 2010, Actemra ha aparecido al menos tres veces en el radar de la FDA, pero la mayoría de las preocupaciones de seguridad se han arrinconado – una de las veces a raíz de la oposición de Genentech a la recomendación de la agencia de ampliar la sección de advertencias del etiquetado/ficha técnica.
En el 2011, tras dos muertes y por solicitud de Roche, se incluyó en la etiqueta una advertencia sobre casos mortales de anafilaxia.
Un año más tarde, Roche solicitó a la FDA que permitiera ampliar las indicaciones de Actemra para su uso por pacientes que no han respondido a otro medicamento para la artritis reumatoide, en lugar de a dos. Al hacer la revisión, según un informe de 2012 (https://www.accessdata.fda.gov/drugsatfda_docs/bla/2012/125276Orig1s049MedR.pdf), la agencia identificó 258 casos de pancreatitis y 185 de enfermedad pulmonar intersticial entre los usuarios de Actemra en los ensayos clínicos, FAERS, y datos epidemiológicos.
Un experto clínico de la FDA dijo que a pesar de la incertidumbre sobre los datos de pancreatitis, “dada la gravedad de esos casos” la etiqueta debería incluir una advertencia. El experto dijo que habría que monitorear estrechamente los casos de enfermedad pulmonar intersticial.
Sin embargo, Genentech logró convencer a la agencia de no incluir la advertencia sobre los casos de pancreatitis argumentando que la frecuencia con que se había presentado la enfermedad, al igual que la enfermedad pulmonar intersticial, era la esperada entre los pacientes con artritis reumatoide. El informe de la FDA, sin incluir detalles sobre los argumentos de la empresa, decía que “en este momento no tenemos suficientes datos que indiquen la presencia de una relación causal e incluir información en la etiqueta”. La agencia aprobó ampliar el uso de Actemra.
La FDA hizo una revisión completa de la seguridad de Actemra (https://www.documentcloud.org/documents/3766911-The-Actemra-Documents.html#document/p3), para cumplir con un requisito legal a los 18 meses de haber iniciado su comercialización o después de que 10.000 pacientes hubieran consumido el medicamento, y llegó a la misma conclusión en referencia a los casos de pancreatitis. STAT obtuvo el informe, con mucha información tachada por considerarse confidencial, a través de la ley de libertad de información.
Incluyó informes de avance de los estudios en curso y de 3500 informes de FAERS que se habían recibido hasta agosto de 2012, incluyendo 118 muertes – 42 vinculadas a paros cardiorrespiratorios e infartos de miocardio. La FDA concluyó que no tenían que hacerse cambios a la ficha técnica.
El informe decía que en los casos de infartos de miocardio intervenían factores de confusión relacionados con la edad, la historia de problemas cardiacos, y la misma artritis reumatoide. Destacó que las tasas de efectos adversos graves, incluyendo los problemas cardiacos, “habían permanecido estables o incluso disminuido en términos numéricos con el paso del tiempo”.
La agencia dijo que revisaría el tema cuando se concluyera el estudio de seguridad cardiovascular a largo plazo. Este es el estudio que se publicó el año pasado comparando Actemra con Enbrel. La FDA y Genentech se negaron a comentar si la agencia había analizado estos datos más recientes.
La ley federal exige que las compañías se aseguren de que la información que aparece en las etiquetas/fichas técnicas sea precisa. La FDA puede forzar cambios cuando aparecen complicaciones serias post-comercialización. Si las compañías no cumplen pueden recibir multas de hasta US$10 millones. Pero un vocero de la FDA dijo que la agencia nunca había multado a una compañía por errores en el etiquetado/ficha técnica.
Esto podría deberse a que una vez la FDA ha aprobado la comercialización de un producto “pierde mucho poder” dijo el Dr Caleb Alexander, co-director del centro de seguridad y efectividad de los medicamentos de Johns Hopkins.
“Confiamos mucho en que la fortaleza, imparcialidad y carácter científico de la FDA” dijo, caracterizando la reticencia de la agencia a hablar de Actemra como preocupantemente típica. “Esta es exactamente la situación en la que querríamos tener más información por parte de la FDA” … las evaluaciones de “riesgos graves asociados a productos específicos”.
Algunos críticos apuntan a la cultura de puertas revolventes, por la que los científicos de la FDA se trasladan a trabajos más lucrativos con las compañías que antes regulaban, como otro problema, dicen que promueve relaciones demasiado cercanas entre la agencia y la industria farmacéutica.
Siegel, por ejemplo, era el directivo de la FDA que gestionó la aprobación de Actemra y unos meses después se fue a trabajar con Roche y Genentech en la supervisión del desarrollo continuado del medicamento. Dijo que la coincidencia en el tiempo fue una coincidencia que no guardaba relación con la revisión que hizo de Actemra para la FDA.
Dijo que las leyes federales le prohíben representar a su compañía en las conversaciones con la FDA que se relacionen con los proyectos específicos para los que trabajo como empleado del gobierno, incluyendo el uso de Actemra para la artritis reumatoide, dijo. Pero trabaja con la FDA para lograr la aprobación de su uso para otras indicaciones, en base, al menos parcialmente, a los datos de seguridad que había evaluado como empleado del gobierno.
Muchos conflictos de interés en los estudios de seguridad
La FDA, para monitorear la seguridad de los medicamentos, confía en los estudios post comercialización, que suelen realizar y financiar las compañías que producen los medicamentos. Esto sucedió en el caso de Actemra.
Alexander dijo “una de las críticas recurrentes a nuestro sistema de seguridad de los medicamentos es que confiamos en compañías con mucho interés financiero en el éxito del producto para que hagan los estudios sobre su seguridad”.
Los 11 autores del estudio financiado por Roche que Siegel calificó como “definitivo” incluían información sobre conflictos financieros con Roche o Genentech, incluyendo cinco empleados de las compañías. Igualmente, tres de los siete autores del estudio sobre las facturas de las compañías de seguros financiado por Genentech eran empleados de la compañía, y otros tres reconocieron tener conflictos financieros con Genentech.
Las compañías también pagan honorarios por consultorías y otros beneficios a muchos investigadores académicos, y financian registros de artritis reumatoide que monitorean la evolución de los pacientes a lo largo de los años.
Por ejemplo, según el registro federal Open Payments, entre 2013 y 2015 pagaron US$130.000 al Dr. Joel Kremer, fundador y director médico del registro Corrona – la mayor organización- por proyectos de investigación, consultorías y viajes. Corrona es una compañía privada que controla de cerca su información. Su director ejecutivo, Raymond Hill, no quiso dar los nombres de sus asesores científicos por respeto a su privacidad, y dice que los datos solo son accesibles a los clientes que pagan, como Genentech.
El Dr. David Blumenthal, reumatólogo de los servicios médicos para veteranos y profesor en Case Western Reserve University en Cleveland, dijo que no cree que la evidencia del daño de Actemra sea lo suficientemente fuerte como para requerir cambios de etiqueta. Pero Blumenthal, que también formó parte del comité asesor de la FDA antes de que se aprobara Actemra, dijo que le preocupa la influencia de los productores de medicamentos en la investigación.
“Las compañías no quieren matar al ganso de los huevos de oro”, dijo. “Siempre me pregunto si la industria está básicamente solicitando un trabajo sabiendo cuales van a ser los resultados, para influir en las opiniones que se publican. En el mundo político, esto sería igual a la diferencia entre las noticias reales y las falsas”.
Prasad, de la Universidad de Oregon, dijo que la FDA debería diseñar grandes estudios de post comercialización, pagados por la industria, pero sin estar influenciados por ella.
Dijo “hay tanta información en manos de gente con conflictos, dijo, tenemos que preguntarnos si el sistema actual responde a los intereses de salud pública”.
A pesar de todos los interrogantes con relación a Actemra, el mercado y potencial de beneficios de Genentech sigue aumentando.
En mayo, la FDA aprobó Actemra para tratar la arteritis de células gigantes, una inflamación de los vasos sanguíneos que, al igual que la artritis reumatoide, es una enfermedad autoinmune. La decisión se basó en un estudio de Genentech, de un año de duración, que involucró a 149 pacientes que consumieron el medicamento. En un informe a la prensa, la FDA dijo que durante el ensayo “el perfil de seguridad … fue en general consistente con el perfil de seguridad conocido de Actemra”.