Acceso y Precios
España. Unos 2,2 millones de españoles deben elegir entre comer o medicarse
Beatriz Perez
El Periódico, 28 de abril de 2019
https://www.elperiodico.com/es/sociedad/20190428/pobreza-farmaceutica-espana-7425665
Hay un tipo de pobreza que el Estado no reconoce: la farmacéutica. La padecen aquellas personas que deben decidir entre comer o medicarse debido a la falta de posibles económicos. En España hay 2,2 millones de ciudadanos, según datos del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), que no pueden hacer frente al pago de medicamentos y/o productos sanitarios: representan el 4,7% de la población. Un 18% de los afectados son menores de edad, muchos de los cuales tienen problemas de salud mental. Son personas directamente afectadas por el decreto del copago farmacéutico, aprobado por el PP en el 2012.
Son, también, los llamados “nuevos pobres”: personas que padecen enfermedades crónicas y cuya situación económica ha ido a menos por la crisis, tras años de bonanza. “Por eso la farmacéutica es una pobreza vergonzante. Quien la padece no llega a fin de mes para poderse pagar la medicación”, explica Jordi Bosch, director institucional del Banc Farmacèutic, que recientemente ganó uno de los Premios a la Innovación Social 2018 de Obra Social La Caixa.
Esta oenegé de la farmacia, nacida en Barcelona, pero con cobertura en toda España, creó hace un año el Observatori de la Pobresa Farmacèutica (OPF), el cual busca dimensionar la pobreza farmacéutica para determinar sus consecuencias económicas y sociales, visibilizar esta problemática y conseguir cambios legislativos que permitan erradicarla.
El OPF está recabando sus propios datos para saber a cuánta gente alcanza la pobreza farmacéutica en su grado más extremo. “Las pobrezas farmacéuticas no son todas iguales. Entre esos 2,2 millones de españoles que la sufren puede haber quien, a lo mejor, no puede pagarse el agua oxigenada. Pero también otra mucha gente mucho más vulnerable, personas con asma, diabetes, fibromialgia… Enfermos crónicos”, dice Bosch. Conocer estas cifras es necesario, añade, para que el Estado la reconozca (como hace con la pobreza infantil, alimentaria, energética y habitacional) y destine dinero para hacer frente a ella.
Las administraciones públicas subvencionan al Banc Farmacèutic, pero esto no quiere decir que reconozcan la pobreza farmacéutica: si así fuera, destinarían una partida directamente a hacer frente a ella. Esta oenegé sale adelante, de manera fundamental, a través de donaciones de entidades privadas. Y, también, a través de la Campanya de Medicaments Solidaris, que realiza una vez al año y que este 2019 tendrá lugar del 18 al 24 de mayo. Todo aquel que quiera participar podrá hacerlo a través de la adquisición de unas cintas (pulseras) solidarias, que cuestan dos euros o donando medicamentos nuevos que no requieran de prescripción médica.
Además de este observatorio, el Banc Farmacèutic creó en el 2015 el Fons Social de Medicaments (FSM), que cubre los gastos en medicamentos de los pacientes que padecen pobreza farmacéutica mientras no se producen cambios legislativos que permitan acabar con ella. El FSM es un proyecto “derivado” del decreto de copago del año 2012, uno de los recortes sanitarios ‘estrella’ del Gobierno de Mariano Rajoy (PP).
Con el copago farmacéutico, las personas cuya renta era inferior a los 18.000 euros pasaron a pagar el 40% del precio de los medicamentos. “Pero hay gente que no puede ni siquiera hacer frente a ese 40% de carga económica”, señala la responsable de proyectos de Catalunya del Banc Farmacèutic, Ana Planell. Así, a través del Fons Social de Medicaments, esta oenegé trabaja directamente con los centros de atención primaria (CAP) cuyos trabajadores sociales, tras una entrevista, aceptan al paciente como beneficiario del proyecto.
Este, que pasa a tener un justificante para mostrar al farmacéutico, puede así acceder a los medicamentos del fondo social a través de las farmacias que forman parte del proyecto. Hay unas 440 de toda España adheridas y la gran mayoría (350) están en Barcelona. El farmacéutico entrega los medicamentos cubiertos por el Fondo Social al paciente beneficiario sin cargo económico alguno y el Banc Farmacèutic formaliza el coste de los fármacos dispensados 60 días después. Desde su creación, el FSM ha cubierto un total de 4.000 ayudas y financiado medicamentos por valor de unos 550.000 euros.
Planell explica el perfil de beneficiarios de esta oenegé. “Suele ser una persona de unos 53 años, con dos hijos y a quien se le ha acabado la prestación por desempleo. El 60% de los usuarios son españoles”, relata. Todos los medicamentos que financia el Banc Farmacèutic a través del fondo social están incluidos en la Seguridad Social y esta los financia parcialmente, pero no de manera total. En algunos casos, las facturas pueden ascender a 150 euros al mes, por ejemplo. Los usuarios suelen tener varias patologías a la vez.
El Banc Farmacèutic tiene presencia, mayoritariamente, en Barcelona, si bien está tratando de expandirse a otras partes de Catalunya (como Girona y Tarragona) y España (ya está presente en Zaragoza y pronto lo estará en todo Aragón, Madrid y Málaga). El director general del Banc Farmacèutic cuenta que, inicialmente, cuando se creó el Fons Social dels Medicaments hace ya cuatro años, los usuarios pertenecían a barrios muy concretos de Barcelona, como el Raval. “Sin embargo, desde el año pasado, vemos cómo este mapa de la pobreza farmacéutica en Barcelona se ha ido dispersando y abarca también otras zonas, como Sarrià”, asegura.
Estos “nuevos pobres”, prosigue, tienen en algunos casos un cierto patrimonio que en ningún caso se corresponde con su capacidad adquisitiva. “Eran personas de clase media, con una vida mínimamente organizada, pero que, por ejemplo, tenían una empresa y se arruinaron”, concluye Bosch.