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Debemos acabar con las barreras que impiden la producción global de las vacunas y los tratamientos para el COVID-19
Tags: waiver de patentes, exención de patentes, pandemia, apartheid de vacunas, OMC, Trump, Biden, propiedad intelectual, barreras a las vacunas, industria farmacéutica, empresa farmacéutica, ADPIC
Dígale al presidente Biden que deje de bloquear el acuerdo de exención de patentes en la OMC, para que podamos impulsar la producción de vacunas, tratamientos y pruebas COVID-19, y eliminar el virus.
- El apartheid mundial de las vacunas podría costar millones de vidas, condenar a decenas de millones de personas a la pobreza y generar variantes del virus que evadan las vacunas. No podemos acabar con el desastre de salud pública o las crisis económicas de cualquier parte del mundo si las personas de los países en desarrollo no están vacunadas. La aparición de brotes en cualquier lugar puede dar lugar a variantes que se propagan más fácilmente y/o infectan a las personas vacunadas.
- Actualmente, no hay suficiente capacidad de producción para suministrar suficientes vacunas, tratamientos o pruebas diagnósticas para todo el mundo. En los países de ingresos bajos y medios muchos no se podrán vacunar hasta al menos 2022, y los más pobres del mundo podrían tener que esperar hasta 2024 para recibir suficientes vacunas para vacunar a todos, si es que ocurre. En este momento, la capacidad de producción de vacunas COVID es de 3.500 millones de dosis al año, mientras que se necesitan entre 10.000 y 15.000 millones de dosis. Es esencial generar mayor capacidad de suministro, porque se espera que con las vacunas COVID ocurra lo mismo que con las vacunas contra la gripe, que se tengan que administrar con regularidad, no solo una vez.
- Las protecciones de monopolio significan que las corporaciones farmacéuticas controlan cuánto y dónde se producen las vacunas, las pruebas diagnósticas y los tratamientos. Las patentes y otros controles exclusivos cubren todos los aspectos del desarrollo, la producción y el uso, a pesar de que para desarrollar estas vacunas los gobiernos han invertido muchos más dólares de nuestros impuestos que las corporaciones farmacéuticas. Según una estimación, los gobiernos han pagado más de US$112.000 millones a empresas farmacéuticas, principalmente para el desarrollo de la vacuna COVID-19.
- La OMC exige a sus 159 países miembro que otorguen a las empresas farmacéuticas el control de estos monopolios, en un texto denominado Acuerdo de la OMC sobre los aspectos de la propiedad intelectual relacionados con el comercio o “ADPIC”. (Nota de Salud y Fármacos: esta afirmación tiene matices. La oficina de patentes de los países puede denegar la patente a inventos que no son lo suficientemente innovadores, y también hay circunstancias en que el gobierno puede intervenir y evitar que se haga uso de las patentes).
- La exención temporal de algunos derechos de monopolio del Acuerdo sobre los ADPIC de la OMC propuesta por Sudáfrica y la India, en respuesta a la emergencia del COVID-19, permitiría el acceso universal a las fórmulas y a la tecnología para fabricar vacunas, medicamentos y pruebas para prevenir, tratar y controlar el COVID-19. Liberaría a los países para ajustar políticas y prácticas para responder a la pandemia, y facilitaría la inversión en generar capacidad de producción de vacunas, tratamientos y pruebas diagnósticas.
- EE UU, bajo la administración Trump, bloqueó la exención de los ADPIC de la OMC y, hasta ahora, el presidente Biden no se ha unido a los más de 100 países que apoyan dicha exención. Muy pocos países se oponen (Biden anunció su apoyo el 5 de mayo de 2021).
- En todas las regiones del mundo hay empresas con capacidad para producir vacunas, tratamientos y pruebas diagnósticas que si tuvieran acceso a las fórmulas y a la tecnología podrían aumentar considerablemente la oferta. Algunas corporaciones con monopolios de vacunas están contratando con estas firmas, pero limitan los volúmenes de producción y en dónde se pueden utilizar o vender.
- Durante el apogeo de la crisis del VIH-SIDA, las empresas farmacéuticas e incluso el gobierno de EE UU se opusieron al uso de las “flexibilidades” que se incluyen en las normas de la OMC y millones murieron innecesariamente. Al final se adoptaron las flexibilidades para mitigar algunos impactos negativos que la protección de la propiedad intelectual puede acarrear para la salud pública. Pero estas herramientas no están diseñadas para combatir una pandemia mundial. Además, los países que en el pasado han intentado utilizar estas flexibilidades se han enfrentado a la feroz oposición estadounidense.
- Las iniciativas actuales no son suficientes para inmunizar a la mayoría de la población mundial lo antes posible. COVAX, una iniciativa conjunta de varios organismos internacionales solo distribuiría vacunas al 20% de la población de países de ingresos bajos y medios, mientras que ni una sola empresa farmacéutica ha donado sus derechos sobre las tecnologías médicas COVID-19 al banco de tecnología COVID-19 de la OMS.
- Se estima que, si se vacuna poca gente en los países en desarrollo, en 2021 habrá pérdidas económicas mundiales de US$9,2 billones (https://iccwbo.org/media-wall/news-speeches/study-shows-vaccine-nationalism-could-cost-rich-countries-us4-5-trillion/), y los países ricos como EE UU serán los más afectados.