Ética
Después de que The BMJ diera a conocer los nombres de los expertos con vínculos corporativos que asesoraban a los gobiernos de EE UU y Reino Unido, el Dr. Joel Lexchin dice que en Canadá hay problemas similares.
Una investigación reciente que publiqué en The BMJ [1] dio a conocer los nombres de los asesores de miembros de comités que asesoran sobre vacunas COVID-19 en EE UU y el Reino Unido tienen vínculos financieros no revelados con compañías biofarmacéuticas. Descubrí esto leyendo las actas de las reuniones de los comités y analizando si estos expertos habían informado haber recibido dinero corporativo en otros lugares, por ejemplo en publicaciones, sitios web profesionales o bases de datos gubernamentales.
Curiosamente, no parece que nadie haya infringido las reglas; más bien, las reglas simplemente no parecen ser lo suficientemente estrictas. Las agencias de EE UU y el Reino Unido solo requieren que los miembros del comité informen los vínculos financieros de los últimos 12 meses, mientras que el Comité Internacional de Editores de Revistas Médicas solicita la divulgación de estas relaciones durante los últimos 36 meses.
En un ensayo adjunto, el editor ejecutivo de BMJ, Kamran Abassi [2], escribió:
“Cuando la gente se llena los bolsillos con actividades relacionadas con de salud de los pacientes y de la población, es frecuente que otros lo paguen ocupando camas hospitalarias y ataúdes. Esta no es una exageración hecha así por las buenas o una historia de miedo: las decisiones clínicas y de salud pública que están distorsionadas por conflictos financieros son perjudiciales y matan”. Anexo A: la respuesta a la pandemia, desde el Reino Unido a Japón.
Poco después de que The BMJ publicara esta investigación, el Dr. Joel Lexchin, profesor emérito de la Universidad de York y médico de urgencias de la Red de Salud de la Universidad de Toronto, se puso en contacto conmigo.
Durante los últimos 40 años, Lexchin ha publicado alrededor de 20 artículos sobre la influencia corporativa en la medicina, analizando los conflictos financieros en EE UU, la Unión Europea, Australia y, por supuesto, en su país natal, Canadá. El Dr. Lexchin analizó recientemente las declaraciones financieras de los expertos que asesoraban al Grupo de Trabajo de Vacunas COVID-19 de Canadá y encontró problemas similares en su país a los que informó el BMJ.
“La gestión de los conflictos de interés es realmente un fracaso”, dijo Lexchin a The DisInformation Chronicle. “Tenemos que dejar de tratar de gestionarlos, hay que evitarlos”. Esta entrevista ha sido editada y resumida.
Dichron: ¿Cuántos médicos entienden realmente que las empresas gastan dinero para comprar influencia?
Lexchin: Las empresas tienen una motivación comercial, tanto cuando pagan la educación médica como cuando ayudan a financiar la investigación… La mayoría de los médicos dirán que son lo suficientemente inteligentes como para saber cuándo las empresas intentan manipularlos y que pueden evitar la manipulación. No creo que sea cierto. Hay investigaciones que muestran lo contrario.
Dichron: ¿Qué encontró sobre el comité que asesoró al gobierno canadiense sobre las vacunas COVID?
Lexchin: El gobierno canadiense creó un comité para que lo asesorara sobre las vacunas alrededor de junio de 2020: ¿A qué empresas deberían encargar las vacunas? ¿Deberían ofrecer ayuda a las empresas para desarrollar las vacunas? Este tipo de cosas.
Cuando el gobierno lo creó, dijo que iba a incluir a personas con conflictos de interés porque el gobierno quería recibir la mejor asesoría científica. Hay grupos que no fueron incluidos en este comité, no hay voces de indígenas o de comunidades que en Canadá son minoritarias.
En cada reunión, los miembros tiene que declarar cuáles son sus conflictos, después, alguien, no sabemos quién, decide si esos conflictos son relevantes o no. Y si lo son, esas personas quedan excluidas.
Dichron: Uno de los miembros era el que había sido presidente de Sanofi Pasteur, y dijeron que no tiene un conflicto material. Pero después se recusó por precaución, lo que me pareció extraño. Si fue el ex director ejecutivo de una empresa, parece un conflicto obvio.
Lexchin: Fue presidente de la sucursal canadiense de la empresa hasta 2016, y supongo que la posición del gobierno era que esto terminó hace más de tres años, por lo que el conflicto no era relevante. Pero en algunos periódicos se hizo propaganda de este comité, y creo que se recusó por un asunto de relaciones públicas.
Dichron: Encontraste muchos casos de académicos que tal vez no tenían vínculos con una empresa, pero su universidad sí.
Lexchin: Las universidades obtienen dinero de las empresas para hacer investigaciones. Pero si las universidades van a ser críticas con una empresa, se deberían arriesgar a no aceptar más dinero para la investigación. Hay un sesgo implícito.
Dichron: Eso es exactamente lo que hizo la industria del tabaco en los años cincuenta para comprar la aquiescencia de los académicos. Financiaron a los investigadores y a sus institutos de investigación (https://www.documentcloud.org/documents/6777177-Transparency-and-Financial-Conflicts-in.html).
Lexchin: Joanne Langley fue una de las copresidentas, y la cantidad de empresas que se han asociado con la Universidad de Dalhousie y, a veces, su papel en esas empresas, deberían haberla descalificado para participar en varias de las discusiones del comité. De hecho, pienso que ella y Mark Lievonen no deberían haber sido copresidentes de la comisión.
Dichron: La Dra. Joanne Langley es titular de la Cátedra GlaxoSmithKline de Vacunación Pediátrica de los Institutos Canadienses de Investigación en Salud en Dalhousie. Varias empresas financian ensayos en su universidad, lo que no se consideró un conflicto. Pero en un caso se recusó de una reunión porque planeaba trabajar con una empresa en el futuro.
Nuevamente, parece que los panelistas están siendo más cautelosos que el gobierno al recusarse.
Lexchin: No sabemos quién está tomando las decisiones sobre si los conflictos son relevantes o no. Podrían ser los copresidentes, el propio comité o un burócrata del gobierno.
Creo que en algunos casos se retiran porque están tratando de cubrirse el trasero, porque les preocupa la publicidad que se generaría si no se recusaran.
Dichron: Aquí hay uno que me pareció realmente extraño. El Dr. Benjamin Rovinski trabajó para Sanofi hace más de 20 años. Y, sin embargo, parece haberse recusado, aunque esto no constituye un conflicto de interés. Algunos de los periodistas que informaban sobre este comité ni siquiera estaban en la escuela secundaria cuando él trabajaba allí. Veinte años parece mucho tiempo.
Lexchin: Esta es toda la información que tenemos. No sabemos quién tomó la decisión. Podría ser que solo sea porque es un persona honrado. Pero la otra interpretación posible es que trabajó para la empresa hace 20 años, pero todavía tiene muchos amigos que trabajan allí. Aún mantiene reuniones informales y hablan de proyectos. Y por eso, piensa que no debería involucrarse en la toma de decisiones. Pero no lo sabemos.
Dichron: Correcto. Básicamente, completan formularios gubernamentales, pero nunca vemos los documentos. El gobierno decide qué información quiere divulgar.
Lexchin: Quizás. Las actas no se comparten. Creo que tienen una reunión con alguien que registra las actas, y la gente da a conocer los lazos financieros en las reuniones. Y estas declaraciones públicas si se divulgan.
Dichron: Hay una Dra, Sylvia van Drunen Littel-van den Hurk que hace 10 años tenía un pequeño contrato con Sanofi Pasteur. Consideraron que no era necesaria ninguna recusación.
No puedo imaginar que algo que surgió hace 10 años vuelva a salir en una discusión de la FDA de EE UU.
Lexchin: Supongo que pidió la palabra en la reunión y dijo: “Tuve este contrato hace 10 años”. No sé si lo puso en el forma que firmó. Y es probable que el gobierno no vaya a buscar los CVs de las personas en los archivos. Es lo que la gente elige dar a conocer.
Dichron: Parece que la gente podría estar declarando más de lo que pide el gobierno.
Lexchin: Cierto. En este caso, lo que la gente está haciendo es bueno. Pero no deberíamos depender de la brújula moral de un individuo para descubrir cuáles son sus conflictos. El proceso del gobierno debería ser mucho más riguroso.
No es muy difícil, antes de permitir que las personas formen parte de un comité, habría que revisar los registros de publicaciones de los últimos tres o cuatro años y mirar sus páginas web. Pero no sabemos si el gobierno hace eso o simplemente se basa en la integridad moral de estas personas.
Dichron: ¿En qué se diferencia Canadá de EE UU? En EE UU existe la percepción de que Canadá es una versión más amable y gentil de EE UU en lo que respecta a la influencia corporativa. Canadá es un poco más cautelosa, está un poco menos a favor de la industria y es un poco más colectivista que EE UU, pero también ¿quizás la influencia corporativa en la medicina está más estudiada en EE UU?
Lexchin: Es probable que el 80% de lo que se publica sobre conflictos de interés provenga de EE UU. Primero, los medios de comunicación están mucho mejor financiados en EE UU para informar sobre esto.
En segundo lugar, hay mucho más dinero de las farmacéuticas flotando en EE UU, lo que atrae la atención de grupos de defensa del interés público, que no existen en otros países. No hay equivalente de Public Citizen en Canadá, Australia o el Reino Unido.
Lo principal es que la influencia financiera de la industria farmacéutica no se ha investigado en Canadá al mismo nivel que se ha hecho en EE UU. Supongo que el 80% de las asociaciones de pacientes de Canadá obtienen dinero de las compañías farmacéuticas. Y se sabe poco sobre estas contribuciones.
Es un error pensar que la participación de la industria en la política canadiense de medicamentos es menor que en EE UU. Simplemente no lo hemos estudiado.
Dichron: Si hacemos una mirada retrospectiva, las Academias Nacionales aprobaron la primera política de conflictos de interés en 1971 (https://www.documentcloud.org/documents/6777177-Transparency-and-Financial-Conflicts-in.html). Los científicos estaban muy molestos y discutieron afirmando que sus vínculos financieros con las corporaciones les aportaban experiencia, y no generaban ningún conflicto. Esto sucede hoy en día, cuando los académicos explican que sólo los médicos que han recibido dinero de las empresas para realizar un ensayo clínico tienen la experiencia para juzgar ensayos clínicos.
Lexchin: Es un tema complejo. Los expertos en contenido son los cardiólogos que saben cómo los diferentes medicamentos pueden afectar al corazón y cómo los diferentes problemas cardíacos se manifiestan en los pacientes. Los expertos en procesos, que diseñan los ensayos para evitar sesgos, tienen menos probabilidades de tener conflictos que los expertos en contenido, porque las empresas simplemente no obtienen de ellos el mismo tipo de beneficio.
Pero algunas personas que reciben dinero de las compañías farmacéuticas para la investigación también dan charlas para las compañías, o tienen acciones en las compañías, reciben dinero por las licencias, les llevan a conferencias… Ese tipo de cosas. Esos conflictos claramente deberían descalificar a las personas que forman parte de los comités gubernamentales.
En el mundo en que vivimos, no creo que podamos deshacernos del dinero de las empresas para investigar. Ciertamente me gustaría ver un modelo diferente, pero no creo que vaya a vivir lo suficiente para verlo.
Dichron: Los conflictos de interés a menudo se discuten en abstracto. La gente dice: “Bueno, ¿puedes probar que un pago en particular hizo que alguien cambiara de opinión y votara para aprobar un medicamento?”
Lexchin: Una cosa es declarar cuáles son tus conflictos y alguien toma la decisión, y si son realmente malos te dice que no puedes participar. La otra forma de enfrentar los conflictos es simplemente evitar los conflictos de interés.
La gestión de los conflictos de interés no ha funcionado. Primero, la gente no declara todo. Dicen: “No pensé que eso fuera un conflicto, así que no necesitaba declararlo”.
En segundo lugar, los conflictos de interés afectan la toma de decisiones a nivel subconsciente. Funcionan como regalos, como tarjetas de Navidad. Si no te molestaste en enviarle una tarjeta a alguien porque no te agrada tanto, o simplemente no te sientes tan cerca de él, pero recibiste una de esa persona, probablemente el próximo año le envíes a esa persona una tarjeta, aunque sus sentimientos por esa persona no hayan cambiado. Es una relación de regalo.
Y conseguir dinero para hablar en nombre de las empresas o viajar en avión a un lugar cálido en medio del invierno es una relación de regalo.
Si declaro antes de una charla que recibí dinero de Merck, Sanofi, Pfizer, yada, yada… las personas que escuchan no son necesariamente expertos en mi área. ¿Cómo pueden juzgar si ese dinero me ha influjdo?
Se pueden pasar horas investigando todo lo que dije para ver si refleja la opinión médica general. Nadie va a hacer eso. En segundo lugar, pueden decir: “Él fue honesto y declaró sus conflictos, por lo tanto, debemos creerle”. Finalmente, pueden decir: “Tiene todos estos conflictos y nada de lo que dijo es verdad”.
Por tanto, la gestión de los conflictos de interés realmente es un fracaso. Y tenemos que dejar de manejar los conflictos y concentrarnos en evitarlos.
Dichron: Los documentos que se han hecho públicos en juicios han demostrado que las empresas financian explícitamente a ciertas personas para comprar su lealtad.
Lexchin: A veces las empresas identifican a las personas que sobre esos medicamentos piensan igual que la empresa que los está promoviendo: un experto en enfermedades respiratorias cree que un medicamento en particular es mejor para el asma que cualquier otra cosa. Las compañías farmacéuticas financian a estas personas porque es mucho más difícil acusarlas de que las han comprado.
Dichron: ¿Hay suficientes expertos en biomedicina en Canadá para encontrar a personas sin conflictos y ponerlas en estos paneles para asesorar sobre medicamentos, dispositivos y vacunas?
Lexchin: Creo que sí. Sería más difícil, porque muchas personas reciben dinero de las compañías farmacéuticas. Creo que hay suficientes personas independientes en el país que tienen la experiencia necesaria para asesorar a los funcionarios.
Y no todo el mundo tiene que ser puro. Si se redujera la proporción de personas con conflictos que hay en los comités a un 25%, sin duda sería mejor que tener el 75 o el 80%.
Referencias