Ed Silverman [1] comentó recientemente en un informe de Stat sobre la resistencia a los antibióticos [2]. Silverman nos recuerda que, en 2016, se publicó un informe histórico sobre la resistencia a los antimicrobianos que había solicitado el gobierno del Reino Unido y el Wellcome Trust. Un economista de renombre lideró el esfuerzo y advirtió “más de 1 millón de personas habrían muerto por la resistencia a los antibióticos desde que comencé esta revisión en verano de 2014” y añadió que el costo económico podría alcanzar los US$100 billones en 2050.
El nuevo informe STAT [2] dice que, cinco años después, el pronóstico sigue siendo el mismo. Se estima que 700.000 personas mueren anualmente por esta causa, una cifra que podría llegar a los 10 millones en 2050, según un informe de la Organización Mundial de la Salud publicado en 2019.
Los números reales podrían ser mayores, ya que algunos sistemas de información epidemiológica están basados en los hospitales y pierden a los pacientes cuando les dan el alta, y muchos no captan a los pacientes ambulatorios. El problema se volvió más urgente durante la pandemia de COVID-19, que acarreó el uso generalizado de antibióticos antes de que se confirmara la infección viral o en algunos casos para proteger a los pacientes de infecciones secundarias.
Varios problemas han alimentado la resistencia y han retrasado el desarrollo de nuevos antibióticos y si bien se están realizando esfuerzos para abordar esos desafíos, crear incentivos para estimular el desarrollo de nuevos productos y, al mismo tiempo, garantizar las ganancias de los productores requiere esfuerzo e imaginación.
En el Reino Unido y Suecia, hay programas piloto que están probando un modelo de suscripción, por el que los gobiernos ofrecen pagos por adelantado a los fabricantes de nuevos antibióticos a cambio de tener acceso ilimitado a los mismos. La idea es permitir que las compañías farmacéuticas recuperen sus costos y obtengan un beneficio adecuado sin tener que vender grandes volúmenes de antibióticos (lo que contribuiría a generar resistencia). En junio, los legisladores estadounidenses reintrodujeron legislación para crear un mecanismo similar.
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