Un comentario publicado en Science, en julio de 2021 [1], que resumimos a continuación, critica los resultados de un ensayo clínico realizado en Brasil que, según la primera versión de un artículo que se ha divulgado, pero que todavía no ha sido revisado por pares, afirma que la proxalutamida, un fármaco experimental contra el cáncer de próstata redujo las muertes en pacientes hospitalizados con COVID-19 en un 77%. Además, según el artículo, el fármaco bloquea la actividad de los andrógenos (hormonas masculinas) y redujo la estancia hospitalaria promedio de los pacientes en 5 días, mucho más que cualquier otro tratamiento probado hasta ahora. Los resultados provisionales de este estudio se anunciaron en una conferencia de prensa en marzo, y lograron que el presidente Jair Bolsonaro promocionara a la proxalutamida como una cura maravillosa, y que los médicos brasileños empezaran a recetar medicamentos similares en sus pacientes.
Sin embargo, a pesar de que la hipótesis detrás del estudio tiene sentido, los hombres son más susceptibles a la hospitalización y muerte por Covid, muchos no se creen los resultados. El autor del artículo, Flavio Cadegiani, endocrinólogo de la empresa de biotecnología Applied Biology, ha promocionado previamente medicamentos COVID-19 no probados, como la ivermectina, la azitromicina y compuestos antiparasitarios, y muchos consideran que sus afirmaciones con inverosímiles. La Comisión Nacional de Ética en Investigación (CONEP) ha iniciado una investigación, y las principales revistas médicas han rechazado la publicación de artículos sobre este estudio.
La proxalutamida es un producto experimental que desarrolló Kintor Pharmaceuticals en China, que se está testando en pacientes con cáncer de próstata. Para el estudio COVID-19, Kintor se asoció con Applied Biology, donde Cadegiani es director clínico. El estudio probó el fármaco en pacientes hospitalizados por COVID-19 en etapas avanzadas. Los médicos de ocho hospitales ubicados en el estado brasileño de Amazonas inscribieron a 645 pacientes. Ninguno había requerido inicialmente ventilación mecánica, y todos estaban recibiendo la “atención habitual”, que incluía medicamentos antiinflamatorios aprobados, como la dexametasona, pero a veces también compuestos no probados como la ivermectina. Aproximadamente la mitad también recibió proxalutamida; la otra mitad recibió un placebo durante 14 días.
En marzo, poco más de un mes después de que comenzara el ensayo, Cadegiani y sus colegas anunciaron sus asombrosos resultados provisionales en una conferencia de prensa. El análisis final informa que casi la mitad de los pacientes en el grupo de placebo murieron, en comparación con solo el 11% en el brazo de tratamiento, una reducción del 77% en la mortalidad. Los pacientes que recibieron proxalutamida también tuvieron estancias hospitalarias más cortas, menos necesidad de utilizar ventiladores mecánicos durante el transcurso de su tratamiento, y casi el 81% se recuperó después de 2 semanas, en comparación con el 36% de los que no tomaron el medicamento.
Eric Topol, vicepresidente ejecutivo de Scripps Research Translational Institute dijo “Casi no hay intervenciones médicas en la historia de la medicina que tengan esta magnitud de beneficio, y menos en el caso del COVID-19”. Además, en junio, la CONEP inició una investigación porque los autores no informaron las muertes con la celeridad que requiere la regulación de los ensayos clínicos en Brasil. Numerosos investigadores, incluyendo Topol, consideran que el número de muertos es alarmante (un 49% en el grupo control, cuando en EE UU es inferior al 10%); y la velocidad con la que se obtuvieron los resultados también es sospechosa (en febrero se inicia el ensayo y en marzo se anuncian los resultados preliminares).
Cadegiani se defiende diciendo que en ese momento estaba circulando la variante gama del COVID 19 y, en febrero, el 43% de los pacientes del estado de Amazonas hospitalizados por Covid morían. También atribuye parte de sus problemas a los comentarios de Bolsonaro, que contribuyeron a politizar sus hallazgos. Tanto el NEJM como el Lancet se han negado a publicar artículos sobre sus hallazgos; y el NEJM dijo que los resultados eran demasiado buenos y antes de publicarlos necesitaban acceder a los datos originales para reproducir el análisis.
A pesar de la controversia, algunos médicos brasileños han comenzado a tratar el COVID-19 con otros antiandrógenos y medicamentos para el cáncer de próstata, como dutasterida y bicalutamida. Excepto en el caso del controvertido estudio con proxalutamida, los ensayos con antiandrógenos en pacientes con COVID-19 no han sido alentadores. Un estudio publicado en febrero en el Journal of Urology, dirigido Nima Sharifi de la Clínica Cleveland, encontró que, en 1779 hombres con cáncer de próstata, la terapia de privación de andrógenos (ADT) no tuvo ningún efecto sobre el riesgo de infectarse con SARS-CoV -2. Otro estudio, dirigido por investigadores de la Universidad de Vanderbilt encontró que el tratamiento con ADT en casi 600 pacientes con cáncer de próstata no tuvo ningún efecto sobre el número de personas que murieron por COVID-19.
Es posible que pronto otros ensayos clínicos, con proxalutamida y otros productos similares proporcionen datos adicionales.
Referencia