En un artículo publicado en JAMA [1] Desai, Wang, Ananthakrishnan y colaboradores destacan que una oportunidad poco estudiada, pero con potencial para disminuir el gasto en medicamentos cuando un mismo principio activo se comercializa en más de una forma farmacéutica es cambiar la prescripción por la formulación más barata.
A continuación, resumimos el artículo. A pesar de que los autores afirman que no todas las formulaciones farmacéuticas son exactamente sustituibles (unas pueden ser más cómodas de administrar o más efectivas que otras), realizaron un estudio para contabilizar el ahorro potencial que esto podría generar. Analizaron una muestra de medicamentos disponibles en más de una formulación (por ejemplo, en comprimidos y cápsulas, o en ungüento y en crema) que durante el mes de agosto de 2019 hubieran estado cubiertos por algún seguro de salud en tres Estados de EE UU: California, Minnesota y Nueva Jersey.
Identificaron un total de 8.368 prescripciones, a partir de las cuales calcularon el precio diario que tenía cada formulación (comprimido, cápsula, ungüento o crema). Para estimar el potencial de ahorro de cambiar una formulación por otra, calcularon la diferencia entre lo que costaría la formulación indicada en la orden de dispensación y lo que costaría la formulación más económica del mismo principio activo (ambos valores multiplicados por la cantidad de días de tratamiento que figuraba en la orden de dispensación).
En total se compararon 28 medicamentos disponibles como comprimidos o cápsulas y 21 en forma de ungüento o crema. Para el primero de estos grupos, el 33% de las órdenes prescribieron la presentación más cara (n=1.255), y de haberse reemplazado por la alternativa más económica el gasto se hubiera podido reducir en un 42%. Para el segundo grupo (cremas o ungüentos), el 47% de las prescripciones (n=2.143) correspondían a la formulación más cara y de haberse reemplazado por la opción más económica el gasto se podría haber reducido en un 42%.
Los autores concluyen que, aunque no todas las formulaciones son exactamente sustituibles, si los prescriptores fueran más conscientes de estas diferencias de precios podrían facilitar que sus pacientes ahorraran, ya que de haber indicado la formulación más económica de los principios activos analizados, el gasto se hubiera podido reducir en más de 40%.
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