NADA NUEVO
No hay ensayos clínicos comparativos con interferón beta, y se observan los efectos adversos conocidos de los anticuerpos monoclonales anti-CD20, relacionados sobre todo con sus efectos inmunosupresores y con el hecho de que son proteínas.
KESIMPTA – ofatumumab solución para inyección subcutánea
La esclerosis múltiple se caracteriza por la aparición o el empeoramiento de trastornos neurológicos, normalmente seguidos de una evolución “remitente-recurrente”, en la que las recaídas se alternan con períodos de remisión total o parcial. Normalmente progresa a una forma “secundaria progresiva”, que se caracteriza por el empeoramiento constante de los trastornos neurológicos y la discapacidad, con o sin recaídas. La “recaída” de la esclerosis múltiple incluye la forma remitente-recurrente y la forma secundaria progresiva con recaídas [1-3]. A falta de una mejor alternativa, el tratamiento de primera línea para los pacientes con modalidades de recaída es el interferón beta. En promedio, previene aproximadamente una recaída cada tres años. Su efecto a largo plazo en el progreso de la discapacidad no está claro, y suele ser mal tolerado. En ensayos clínicos, el anticuerpo monoclonal anti-CD20 ocrelizumab fue un poco más eficaz que el interferón beta (se estima que previene una recaída más cada siete a ocho años), aunque aún existe incertidumbre respecto a sus efectos adversos a largo plazo, sobre todo el riesgo de cáncer. El inmunosupresor teriflunomida no es más eficaz que el interferón beta, y tiene muchos efectos adversos (a veces graves): lesiones hepáticas, leucocitopenia e infecciones, y neuropatía periférica [1,2,4].
Ofatumumab, otro anticuerpo anti-CD20, había sido autorizado en la década de 2010 con la marca comercial Arzerra, para tratar la leucemia linfocítica crónica. Se administraba mediante una infusión intravenosa en dosis de alrededor de 1000 mg por mes. La empresa dejó de comercializarlo en 2019 [5,6].
En 2021, en la UE se otorgó el permiso de comercialización a ofatumumab con la marca Kesimpta, para tratar las modalidades de la esclerosis múltiple con recaída, en dosis mucho más bajas que las que se habían autorizado para la leucemia linfocítica crónica (alrededor de 20 mg por mes mediante inyecciones subcutáneas) [7].
Para este problema, no se evaluó el ofatumumab en comparación con el interferón beta u ocrelizumab. En lugar de eso, se evaluó en dos ensayos clínicos aleatorizados de doble ciego frente a teriflunomida, con un total de 1.882 pacientes. 94% de los pacientes sufrían esclerosis múltiple remitente-recurrente, con una invalidez moderada en promedio. Aproximadamente el 60% de los pacientes habían recibido un tratamiento “modificador de la enfermedad” anteriormente, principalmente el interferón beta. El informe de evaluación publicado por la EMA no menciona por qué se abandonó este tratamiento [3,7,8].
Después de que la mitad de los pacientes recibieran un seguimiento por aproximadamente 1,5 años o más, el promedio anual de recaídas por paciente fue de aproximadamente 0,11 en los grupos de ofatumumab, frente a 0,24 en los grupos de teriflunomida (p<0,001). Suponiendo que las tasas de recaídas permanecieran estables con el tiempo, esto significa que el ofatumumab prevendría una recaída más que la teriflunomida cada siete u ocho años. Dos años después del inicio del tratamiento, la proporción estimada de pacientes cuya invalidez había empeorado y permaneció en esa condición por al menos seis meses fue de 8% en los grupos tratados con ofatumumab, frente a 12% en los grupos que recibieron teriflunomida (p=0,012) [3,7].
Los efectos adversos de ofatumumab son comunes a todos los anticuerpos anti-CD20 —que se deben mayormente a su efecto inmunosupresor—, tales como neutropenia y linfocitopenia, infecciones (que a veces son graves, incluyendo encefalopatía), reducción de la eficacia de las vacunas, infecciones generalizadas después de la administración de vacunas vivas, y probablemente cáncer. Otros efectos adversos, como las reacciones a la infusión intravenosa, se deben a que los anticuerpos monoclonales son proteínas. Cuando se utilizaron dosis altas en hematología, ofatumumab también provocó trastornos cardíacos, que, en algunos casos, fueron mortales [1,3,7,9,10].
En los ensayos clínicos descritos anteriormente, que evaluaron a ofatumumab en dosis bajas, se informaron efectos adversos graves (sobre todo infecciones) en 9,1% de los pacientes en los grupos que recibieron ofatumumab, frente a 7,9% en los grupos tratados con teriflunomida. La incidencia de trastornos cardíacos, combinando los de diferente gravedad, fue de aproximadamente el 3%, sin diferencia notable entre los grupos. Pero el historial de cardiopatía fue un criterio de exclusión en estos ensayos clínicos [7,8].
Se debería evitar utilizar ofatumumab durante el embarazo por la escasez de datos disponibles y el riesgo de inmunosupresión neonatal. El resumen de características del producto (RCP) recomienda que las mujeres que pudieran quedar embarazadas utilicen anticonceptivos eficaces durante todo el tratamiento y hasta seis meses después de haberlo descontinuado [11].
La solución de ofatumumab se ofrece en una pluma precargada, equipada con un sistema para cubrir la aguja una vez se ha administrado la inyección. Después de la etapa inicial del tratamiento, se administra la solución cada cuatro semanas mediante inyecciones subcutáneas de manera ambulatoria, con la posibilidad de que lo hagan los pacientes mismos en sus hogares, mientras que el ocrelizumab se administra mediante infusiones intravenosas cada seis meses, en un hospital. Durante la administración, un sonido de clic indica que ha comenzado la inyección, y un segundo sonido de clic indica que ya está casi completa. El dispositivo se presiona con firmeza contra la piel hasta que un indicador verde aparece en la pantalla, que confirma que la inyección se completó [1,11].
En respuesta a nuestra solicitud de información, Novartis nos entregó documentos administrativos, artículos publicados y elementos del empaquetado.
Revisión de la literature hasta el 4 de noviembre de 2021