La mitad de los ríos del mundo están contaminados con medicamentos recetados y de venta libre, según un estudio reciente. Los investigadores encontraron que esta contaminación varía desde antibióticos, antidepresivos y analgésicos hasta anticonceptivos orales, pastillas para la alergia y tranquilizantes.
Un equipo de la Universidad de York, dice que el río Clyde en Escocia es el más contaminado farmacéuticamente en el Reino Unido, y que el medicamento para la epilepsia carbamazepina es el más común que se encuentra en casi el 70% de los ríos británicos.
El estudio encontró que más del 43% de los ríos en todo el mundo mostraban cantidades “preocupantes” de ingredientes farmacéuticos activos (API), y 23 superaban los considerados “seguros”. Los hallazgos provienen de un estudio de 1052 ubicaciones en 104 países de todo el mundo, lo que lo convierte en el análisis más grande de este tipo [1,2].
“Con 127 colaboradores en 86 instituciones en todo el mundo, el Proyecto de Monitoreo Global de Productos Farmacéuticos es un excelente ejemplo de cómo la comunidad científica mundial puede unirse para abordar problemas ambientales a gran escala”, dijo el codirector del proyecto, John Wilkinson en un comunicado [3].
¿Cómo llegan las drogas a las vías fluviales?
Los autores del estudio dicen que estos productos químicos ingresan al medio ambiente durante su producción, uso y eliminación. Es más probable que aparezcan en aguas superficiales como arroyos, ríos, lagos, embalses y humedales.
Los descubrimientos indican que la contaminación es un problema global que está dañando los ríos desde el Támesis hasta el Amazonas.
“Sabemos desde hace más de dos décadas que los productos farmacéuticos llegan al medio ambiente acuático donde pueden afectar la biología de los organismos vivos. Pero uno de los mayores problemas que hemos enfrentado al abordar este problema es que no hemos sido muy representativos al monitorear estos contaminantes, con casi todos los datos enfocados en unas pocas áreas seleccionadas en América del Norte, Europa Occidental y China”, continúa Wilkinson.
Los estudios han demostrado que las píldoras anticonceptivas y otros estrógenos sintéticos causan trastornos hormonales. Las aguas contaminadas con el popular analgésico Diclofenaco han provocado una disminución notable de las poblaciones de buitres en el subcontinente indio, lo que tiene un impacto potencial en la salud humana.
También se ha demostrado que los antidepresivos afectan el comportamiento de los peces, lo que podría alterar la cadena alimentaria al hacerlos más propensos a los depredadores. Los científicos temen que la presencia de compuestos antimicrobianos en el medio ambiente contribuya a la creación de bacterias resistentes a los medicamentos, lo que fomenta la aparición de superbacterias mortales.
“La falta de datos de monitoreo de API globales significa que para muchas regiones del mundo no tenemos idea del nivel de impactos potenciales”, dice la coautora del estudio, Alejandra Bouzas-Monroy, en un comunicado. “Por lo tanto, utilizamos un conjunto de datos único sobre las concentraciones de 61 API de alto uso en ríos de 104 países para realizar la primera evaluación holística verdaderamente global de sus posibles efectos ecotoxicológicos”.
“Los ríos que fueron monitoreados contendrán no solo API sino también otros contaminantes como químicos industriales, pesticidas y metales”, dice Bouzas-Monroy. “Nosotros, por primera vez, presentamos una evaluación global de los posibles impactos ecotoxicológicos en los ecosistemas acuáticos”.
“Demostramos que aproximadamente el 43,5 % de las ubicaciones de los ríos en todo el mundo tienen concentraciones en las que se podrían esperar efectos ecotoxicológicos, y se espera que algunas ubicaciones sufran efectos en múltiples niveles tróficos y puntos finales”, continúa la investigadora. “Si queremos cumplir los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, en particular el Objetivo 6, ‘Agua limpia y saneamiento’, necesitamos abordar urgentemente el problema global de la contaminación farmacéutica”.
Los investigadores agregan que las regiones más afectadas del mundo son las que menos se han analizado: África subsahariana, América del Sur y partes del sur de Asia. Menos de una cuarta parte de las aguas residuales recibe el tratamiento de limpieza adecuado y la tecnología no puede filtrar la mayoría de los productos farmacéuticos.
El equipo espera que un mayor monitoreo conduzca a estrategias que limiten los efectos. Un escáner de última generación en York identificó propranolol, un bloqueador beta para enfermedades cardíacas, y loratadina, el medicamento para la alergia.
Otros medicamentos encontrados en los ríos incluyeron los antibióticos comunes sulfametoxazol y ciprofloxacina para infecciones bacterianas. Pueden interrumpir las capacidades reproductivas de los organismos, alterar el comportamiento o la fisiología e incluso cambiar la frecuencia cardíaca. Las estimaciones muestran que la cantidad de drogas que se filtran en las vías fluviales aumentará en dos tercios antes de 2050, poniendo en peligro los ecosistemas de agua dulce.
Referencias