Tras aplazar cuatro veces la modificación del reglamento del Comité de Revisión de los Precios de los Medicamentos Patentados (Patented Medicine Prices Review Board o PMPRB) [1], el gobierno liberal ha cedido a la presión de la industria farmacéutica y sus aliados y ha reducido drásticamente su plan para que los medicamentos de venta con receta sean más asequibles a los canadienses. Jean-Yves Duclos, ministro de salud [2], dijo que se debe a “cambios en el panorama farmacéutico provocados por la pandemia que no llegó a especificar” y a la necesidad de tener “una industria farmacéutica fuerte” [2].
Se trata de la misma industria farmacéutica que ha pasado de invertir el 12,5% de las ventas en investigación y desarrollo en Canadá en 1995 al 3,5% en 2020[1] [3].
Cambias la forma en que Canadá regula los precios de los medicamentos es extremadamente necesarios. Canadá tiene el tercer gasto per cápita en medicamentos más alto del mundo [4] y si se comparan los precios individuales de los medicamentos, sólo EE UU, Suiza y Alemania tienen precios más altos [5].
La reforma que se sugirió en 2019, en respuesta a la urgente necesidad de frenar los precios de los medicamentos en Canadá, habría introducido tres cambios importantes [6]:
Ahora sólo implementará esta última sugerencia [2]. En lugar de ahorrar unos 8.800 millones de dólares en 10 años, se ahorrarán sólo 2.900 millones [2].
Ni siquiera este retroceso ha sido suficiente para satisfacer a Innovative Medicines Canada (IMC), el grupo de presión de las grandes farmacéuticas. En un comunicado emitido tras el anuncio de los cambios [7], IMC afirmaba que “el cambio de la cesta de países que se utilizará para comparar los precios … contribuye poco a incentivar el mercado competitivo que se necesita para atraer la inversión mundial y garantizar el acceso de los canadienses a los mejores medicamentos”.
Seamos claros, he estado observando a la industria farmacéutica y sus interacciones con el gobierno federal durante los últimos 40 años y aunque ha habido múltiples promesas y planes para tener una “industria farmacéutica fuerte” y ninguno de ellos ha prosperado.
Lo que acaba de suceder es que la industria ha presionado y el gobierno federal ha cedido.
Las multinacionales se han opuesto fuertemente a los cambios desde el principio. El IMC negó la necesidad de una reforma y los beneficios que se derivarían [8], y afirmó que las empresas farmacéuticas no lanzarían o retrasarían la comercialización de nuevos medicamentos en Canadá.
Un artículo de investigación en The Breach [9] descubrió que, en 2021, IMC presionó a los representantes electos y a los funcionarios del gobierno federal 55 veces: “Desde octubre de 2020, los grupos de presión de los gigantes farmacéuticos Pfizer y Johnson & Johnson, con sede en Estados Unidos, …hicieron 116 visitas a los titulares de oficinas designadas en Canadá”. La mayor parte del cabildeo fue para asegurarse de que Canadá no apoyaría ninguna relajación de las normas de patentes en la Organización Mundial del Comercio en respuesta a la solicitud de India y Sudáfrica de suspender temporalmente las disposiciones de propiedad intelectual para las pruebas diagnósticas y las terapias relacionados con covid.
Sin embargo, teniendo en cuenta que el entonces ministro de innovación, François-Philippe Champagne, se había “empeñado en reconstruir los puentes con Big Pharma” [10], es muy probable que parte de ese cabildeo girara también en torno a los cambios del PMPRB y a las antiguas promesas del gobierno liberal de implementar un plan de cobertura universal de beneficios de farmacia.
Según el columnista del Globe and Mail, Konrad Yakabuski [11], la pandemia también puede haber influido en la decisión final de Ottawa. El gobierno insistió en que los cambios al reglamento del PMPRB no se mencionaron al negociar los precios de las vacunas covid. Sin embargo, “IMC advirtió a Ottawa en otoño de 2020 que las nuevas normas podrían tener un impacto ‘impredecible’ en el lanzamiento de vacunas y abogó por ‘mantener una actitud colaboradora’ hasta el fin de la pandemia”.
El IMC fue respaldado por varios grupos de “pacientes”. Durhane Wong-Reiger [12], en nombre de la Organización Canadiense de Enfermedades Raras (CORD), advirtió que las restricciones “draconianas” a los precios de los medicamentos no resolverán los problemas presupuestarios de Canadá. En su página web, CORD incluye a más de 25 empresas farmacéuticas entre sus “líderes corporativos” (https://www.raredisorders.ca/cord-membership/partners/).
Mientras el gobierno federal se ha doblegado ante la industria farmacéutica, el monto que los canadienses gastan en medicamentos ha seguido aumentando. En 2020, se calcula que gastamos 32.700 millones de dólares [13], un 4,3% más que el año anterior. Mientras tanto, más de dos de cada cinco canadienses están preocupados por si dentro de 10 años podrán pagar los medicamentos de venta con receta [14].
Un informe de la Federación Canadiense de Sindicatos de Enfermería [15] estima que la falta de asequibilidad de los medicamentos de venta con receta podría causar entre 370 y 640 muertes prematuras al año por enfermedades cardíacas ,y entre 270 y 420 muertes prematuras de canadienses en edad de trabajar con diabetes.
Cuanto más esperemos a que bajen los precios de los medicamentos, más sufrirán y morirán los canadienses.
Nota de Salud y Fármacos: Un artículo de Kelly Crowe [16] añade lo siguiente: Varios estudios han demostrado que los canadienses renuncian a la comida y la calefacción para tratar de cubrir el coste de sus medicamentos de venta con receta. Como algunos medicamentos cuestan más de 500.000 dólares por paciente al año, las provincias y los planes privados de cobertura farmacéutica suelen poner restricciones para acceder a ciertos productos, como exigir que el paciente espere a estar lo suficientemente enfermo para optar a una terapia cara. Algunos medicamentos son tan caros que nadie los cubre, lo que obliga a los pacientes a lanzar campañas de recaudación de fondos para conseguir que alguien los pague.
En este contexto, sorprendió la gran oposición a las reformas por parte de las cadenas de farmacias, médicos y grupos de investigación. Todos estos grupos dijeron que Canadá no podía permitirse pagar menos por los medicamentos, por los peligros para Canadá de crear un clima hostil para la industria farmacéutica.
Crow afirma que una regulación que debía proteger a los canadienses ha acabado protegiendo a la industria.
A pesar de todo, Crowe acaba su artículo con una nota de optimismo y afirma que Canadá tiene una oportunidad más para luchar contra los precios excesivos de los medicamentos:
Referencias