Reportes Breves
Los grandes laboratorios y el acceso a los medicamentos
Editado por Boletín Fármacos
Argentina: Aumento de precios y creación de un “Observatorio” de Medicamentos y de una Comisión de URM
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El Salvador: Altos precios, denuncias por desabastecimientos de medicamentos y anuncio de medidas varias
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Los grandes laboratorios y el acceso a los medicamentos
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El impacto desproporcionado de las enfermedades en los países en desarrollo y las dificultades para garantizar el acceso a los tratamientos recomendados capta la atención mundial. Organismos internacionales, gobiernos y organizaciones de ayuda humanitaria vienen desarrollando distintas estrategias para obtener una mejora en el acceso a los medicamentos, y las compañías farmacéuticas también han ido incorporando en sus políticas algunas actividades y programas que apuntarían en este sentido.
Intermon Oxfam desde hace algunos años está estudiando el comportamiento de los grandes laboratorios con respecto a esta problemática, y les reclama que cumplan con su parte de responsabilidad social. En su último documento (titulado “Invertir en la vida: Cómo lograr el acceso a medicamentos esenciales a través de prácticas empresariales responsables” [1] [a]) releva y analiza lo sucedido entre el 2002 y el 2007 en tres de las áreas que a su entender son relevantes para avanzar hacia un mejor acceso: fijación de precios, patentes e investigación y desarrollo (I&D). Evalúa cómo las compañías han manejado la presión frente a un contexto donde se le pide un cambio de actitud, una reducción en los precios y una mayor transparencia. En este último tiempo, señala Oxfam, las críticas a la industria farmacéutica por su defensa del sistema de propiedad intelectual no cesan de multiplicarse y asimismo se extiende el rechazo que causa la influencia del mercado en las políticas de desarrollo de los nuevos medicamentos. Al mismo tiempo, los inversores están visiblemente preocupados porque esta industria no proporciona los beneficios que dio en el pasado.
Las grandes empresas farmacéuticas han orientado sus medidas principalmente a programas filantrópicos, de donaciones, y a las enfermedades infecciosas predominantes en los países en desarrollo (por sobre todo HIV-sida, malaria y tuberculosis). De manera lenta y segmentada avanzan sobre las tres áreas en que se focaliza el estudio de Oxfam.
A modo general Oxfam plantea que existen tres factores que han impedido que la industria farmacéutica realice los cambios esperados:
1. Han buscado estrategias que abordan el acceso a los medicamentos simplemente como un problema de reputación, lo que ha generado enfoques fragmentarios ad hoc, más que soluciones sostenibles.
2. Las respuestas de las farmacéuticas a sus menguantes resultados económicos (subir los precios, defender sus patentes de forma agresiva y prolongar las ya existentes a través de la práctica del “ever-greening”, en lugar de invertir en I&D de nuevos medicamentos) han socavado la necesidad de precios más bajos, de enfoques flexibles en materia de patentes y de inversión en I+D para enfermedades predominantes en los países en desarrollo.
3. La industria ha sido incapaz de reconocer el acceso a los medicamentos como un derecho humano fundamental consagrado en el derecho internacional, así como de aceptar que las compañías tienen responsabilidades en este contexto.
La nueva edición del informe de MSF “Aclarando la confusión sobre los precios de los medicamentos: Una guía de precios para la compra de antirretrovirales para países en desarrollo” [2], debate sobre las dificultades que enfrenta la opción por los genéricos.
MSF afirma que para la inmensa mayoría de las personas en el mundo en desarrollo, los elevados precios de los medicamentos contribuyen a su vulnerabilidad, y que estas personas dependen, en gran medida, de la competencia de genéricos para que se reduzcan los precios. Un medicamento genérico suele ser entre un 20 y un 90% más barato que un medicamento “de marca”. La disponibilidad de genéricos a precios más bajos reduce también el precio de las versiones “de marca” a través de la competencia en el mercado.
Las agencias de ayuda dependen enormemente del acceso a genéricos baratos para llevar adelante sus proyectos. Por ejemplo, el 40% del presupuesto de MSF para medicamentos orales se destina a genéricos, y hasta el 70% de los antirretrovirales (ARVs) usados por el Plan de Emergencia del Presidente de EE.UU. para combatir el sida (PEPFAR, por sus siglas en ingles) son genéricos procedentes de la India.
MSF considera que hay problemas comunes que afectan a la disponibilidad de los medicamentos esenciales. Estos incluyen:
1. que, en ausencia de competencia por parte de varios productores, las empresas pueden cobrar precios prohibitivos,
2. que existen considerables limitaciones y problemas relacionados con el diferencial de precios,
3. que en el caso particular de los ARVs pediátricos, la falta de un atractivo mercado farmacéutico y el lento proceso de normalización de la preparación de las directrices para el tratamiento ha dado lugar a que muchos terminen adaptando preparados que no cumplen todos los requisitos
Los grandes laboratorios mantienen una constante campaña de desprestigio contra los productos genéricos. Insisten en que pueden entrañar riesgos por falta de calidad y seguridad; que no favorecen necesariamente la llegada de medicamentos a los pacientes más desprotegidos puesto que en muchas ocasiones la producción se desvía a otros mercados; que aunque contengan el mismo principio activo no son intercambiables para el tratamiento de una misma patología (de ahí cuestionan la prescripción por principio activo); y que no siempre son más baratos que las marcas [3].
A su vez argumentan que las patentes no son un problema para el tema de acceso porque casi la mayoría de los medicamentos considerados esenciales por la OMS está fuera de las patentes. Como bien apunta Oxfam, la realidad en la problemática del sida es otra, porque hasta hace dos años sólo un producto, el AZT, estaba fuera del periodo de protección [4].
En su informe, MSF avizora una futura crisis en relación con la compra de los fármacos para el HIV-sida, especialmente a medida que la OMS revise sus pautas de tratamiento para reemplazar los medicamentos de primera línea más antiguos con equivalentes patentados de menor toxicidad. En las recomendaciones de la OMS se han ido incluyendo nuevos fármacos que son más caros, para los que existen pocos competidores genéricos y cuya demanda sigue siendo baja [5]. Los ARVs de segunda línea pueden llegar a ser hasta diez veces más caros que los tratamientos de primera línea, y se calcula que casi medio millón de pacientes requerirán esas drogas para el 2010. Por lo tanto, para MSF existe un grave riesgo de que se produzca una crisis en el precio de los ARVs que perjudique aún más su acceso.
Los precios de los nuevos ARVs son muy elevados debido a que no hay suficiente competencia genérica, y MSF explica esta insuficiencia por una serie de factores. Por un lado, el mercado de estos productos es todavía relativamente pequeño. A su vez, hasta ahora, la falta de un sistema de normas para los fármacos de segunda línea hace que el mercado esté fragmentado, y que a las empresas productoras de genéricos les sea más difícil tomar decisiones en cuanto a qué tipo de medicamentos deben darle prioridad.
Para MSF la razón principal por la cual la competencia era posible con los viejos medicamentos para la terapia del HIV era que no existían las patentes en los países en desarrollo con capacidad de producción farmacéutica, tales como Brasil, India o Tailandia. Pero esta situación ha cambiado. Aunque los países menos adelantados no están obligados a cumplir las normas consagradas en la Declaración de Doha de 2001 para conceder o hacer valer las patentes de los productos farmacéuticos hasta por lo menos 2016, otros países en desarrollo han agotado el tiempo de transición para adecuar sus leyes de patentes (este periodo de transición culminó en enero de 2005). En este último grupo están incluidos los países con una importante capacidad de producción, como India, que se vio obligada a introducir nuevas leyes de patentes de productos farmacéuticos con el fin de cumplir con las normas de la OMC. Es fundamental observar que los cambios en las leyes de patentes en los países con capacidad de fabricación también afectan a otros países que dependen de las importaciones procedentes de estos países.
La nueva Ley India de Patentes (2005) [b] no afecta a los medicamentos que salieron al mercado antes de 1995. Sin embargo, las solicitudes de patentes podían ser presentadas en India desde 1995 en adelante. Las oficinas de patentes han comenzado a examinar las miles de solicitudes de patente en trámite.
Según lo establece la nueva ley, si en India se concediera una patente para un medicamento para el que se disponía de versiones genéricas antes de enero de 2005, no se interrumpiría la fabricación de ese genérico, siempre y cuando se lo viniese produciendo de manera regular, su fabricante hubiese hecho una “inversión importante” y que pague una regalía “razonable” (prevista dentro de la ley en un sistema de licencias automáticas).
Si se concediera en India una patente para un medicamento del cual no ha habido versión genérica comerciable antes de 2005, sólo los titulares de patentes tendrán el derecho a producir el medicamento, a menos que India y otros países en el que el medicamento se encuentra bajo patente, hagan uso de las flexibilidades plasmadas en la Declaración de Doha. Podrían, por ejemplo, autorizar el uso gubernamental o emitir las licencias obligatorias, dando así a un tercero el derecho a producir, comercializar, importar y exportar versiones genéricas del producto patentado.
MSF señala que aún cuando algunas de las patentes en trámite no se otorgasen en India, los fabricantes de genéricos son reacios a invertir en el desarrollo de varios de los nuevos productos. Y, si decidiesen hacerlo, la experiencia ha demostrado que lleva al menos dos o tres años que un fabricante de genéricos pueda producir y varios años más para que los precios bajen.
Un serio problema fue que en la Declaración de Doha no se especificaba el procedimiento para establecer el licenciamiento obligatorio y esta indefinición propició a que en la práctica la industria farmacéutica lograse neutralizar el potencial que tenían los acuerdos negociando directamente con cada uno de los países pobres una rebaja en los precios. O bien, conseguía por medio de intermediarios acuerdos conjuntos; por ejemplo, el acuerdo anunciado en mayo de 2007 entre la Fundación de Bill Clinton [c] y los productores de genéricos Cipla y Matrix Laboratorios para distribuir píldoras de uso diario de una combinación de segunda línea (tenofovir, lamivudina y efavirenz) a precios reducidos [6].
En el 2007 ha habido países emergentes -India, Tailandia, Malasia y Brasil- que se han atrevido a decretar licencias compulsivas u obligatorias para medicamentos contra el sida. Indonesia también está evaluando una medida similar [7]. La respuesta de los grandes laboratorios ha sido la de amenazarlos con que decisiones de este tipo solo llevarían a que se retiren las inversiones o se demore la llegada al país de medicamentos nuevos [4] [d].
Mientras esto no ocurra, los países más pobres van a depender cada vez más de la ayuda internacional para poder acceder a los nuevos tratamientos. Y muchas veces esta ayuda queda condicionada al respeto a las patentes o a ciertas pautas dentro de los programas. Por ejemplo, muchos de estos países reciben un importante aporte del Programa Especial del Presidente de EE.UU. para el Sida (PEPFAR), que cuenta con un presupuesto de US$1.000 millones (€673 millones). Sin embargo, para recibir la contribución, los gobiernos tienen que comprometerse a respetar las patentes y, como si esto fuese poco, deben destinar una parte de la ayuda a programas que fomenten la castidad [4] [e].
A su vez, casi todos los grandes fabricantes tienen fundaciones o programas de apoyo y los gobiernos buscan mantener buenas relaciones con los grandes laboratorios para poder mantener estas ayudas. Entre estos proyectos hay uno de erradicación de la oncocercosis (o ceguera de río), financiado por Merck, que dona su fármaco Mectizan a varios países de América y África; el de creación de hospitales pediátricos contra el sida en Suazilandia, Lesoto, Botsuana y Kenia, los mayores de su especialidad en el mundo, que financia la Fundación Secure the Future (tras la que está Bristol-Myers Squibb) o el programa de investigación en una vacuna contra la malaria que dirige el español Pedro Alonso y que cuenta con el apoyo de GlaxoSmithKline [4]; son cinco los proyectos que están en marcha para obtener una vacuna contra el Dengue; Glaxo también anunció (marzo de 2007) que registraría una vacuna contra la meningitis (Globorix) en África con la que, según la empresa, no recuperará los costes de I&D [8]; Bayer tiene un acuerdo con la OMS para donarle comprimidos de nifurtimox para la enfermedad del Chagas (la última de las tres donaciones que ha concretado fue en abril de 2007) [9].
MSF afirma que bajo la presión de la competencia genérica y la amenaza de licencias obligatorias, las empresas suelen ofrecer precios diferenciales, que igual continúan siendo muy elevados para las economías de algunos países. En general, para Oxfam, el enfoque que suelen tomar las compañías farmacéuticas en este tema sigue siendo el de adoptar políticas específicas analizadas caso por caso, que en gran medida son reflejo del grado de publicidad que rodea a la enfermedad o al país. Todavía parece quedar muy lejos un enfoque global para precios diferenciados y aquellas compañías que los han introducido siguen careciendo de una política clara para la fijación de precios y su aplicación.
De manera algo simplista, según entiende Oxfam, varias empresas farmacéuticas segmentan en dos el mercado en algunos países en desarrollo. Por un lado, estarían las personas ricas y de ingresos medios, para las cuales los precios de los medicamentos son similares al de los medicamentos de los países desarrollados; y, por otro, las personas pobres, a las que se les proporciona medicamentos a precios supuestamente no lucrativos, a través de programas filantrópicos y asociaciones o mediante programas para fomentar el acceso de los pacientes. Novartis, Eli Lilly y Johnson & Johnson son algunos de los laboratorios que han tomado este camino.
Al laboratorio Abbott, por ejemplo, se le recriminó durante mucho tiempo que su combinación de lopinavir y ritonavir solo estuviese disponible a precio reducido en su versión que necesitaba refrigeración (Kaletra), y que dejaba la versión moderna, que no la requiere, a precio de países de alta renta. En el 2007, en medio de los conflictos con Tailandia por su decisión de conceder una licencia obligatoria para Kaletra, Abbott acordó con la OMS reducir el precio de ambas versiones a US$1.000 paciente/año para ONGs y gobiernos de 40 países de ingresos bajos y medio-bajos. La ONG Knowledge Ecology International (KEI) advirtió en seguida que el nuevo precio no estaría disponible de manera automática, sino que debían cumplirse ciertas condiciones [10].
Como ha señalado la organización Agua Buena y otras tantas ONGs, es posible que los anuncios de reducciones de precios de las compañías farmacéuticas sean solamente eso, anuncios, y que lleve años lograr su cumplimiento. Los productos previstos en estos planes con frecuencia permanecen fuera de servicio en los países destinatarios porque no están registrados o comercializados. El registro de un medicamento por la autoridad sanitaria competente de cada país es condición necesaria para que pueda ser comprado o importado en el país. En algunos casos se puede llegar a obtener del Ministerio de Salud autorizaciones de importación de medicamentos sin registrar, pero en el informe MSF señala que la obtención de estas autorizaciones pueden llegar a ser un proceso extremadamente complejo y que consume mucho tiempo.
Por ejemplo, Gilead anunció entre el 2003 y el 2005 programas de reducción del precio de dos de sus ARVs (Viread [tenofovir] y Truvada [emtricitabina y tenofovir]) que beneficiaría alrededor de 97 países, entre ellos un número importante de países latinoamericanos [f]. Hacia finales del año 2006 solo 13 países incluidos en el “Programa de acceso de Gilead” [11] se beneficiaban con estos ARVs a precios reducidos debido a que el registro de estos medicamentos se hallaba pendiente o porque la compañía no había solicitado la autorización. Según la información provista por la misma compañía (actualizada a enero de 2008) los países que potencialmente se podrían incluir en el programa ascienden a unos 120 y de ellos en 43 está aprobado Viread y en 36 Truvada [g].
La asociación Agua Buena viene denunciando que en países como Honduras, Nicaragua y Guatemala para los cuales se podría aplicar el descuento en el precio, lo cierto es que los pacientes no pueden acceder a Viread y Truvada. Según ha informado Gilead, la causa de esta demora se debe a los complicados procesos de autorización y la demora en la traducción de la información necesaria para el registro. La ONG argumenta que, por el contrario, la compañía no ha tenido problemas para lograr el ingreso en países como Brasil, Costa Rica y México, donde los descuentos no son aplicables, y que no hubo problemas con las traducciones presentadas en esos casos [12].
Otro inconveniente con el tenofovir era que no estaba incluido en la lista de medicamentos esenciales de la OMS, gestión que MSF le reclamaba a la empresa desde hace años, y que finalmente se logró en el listado del 2007 [13].
Esto sucede cuando Gilead está negociando con varios productores de genéricos indios conceder la “licencia voluntaria” de tenofovir tras haber conseguido en el año 2006 su patente en India. La compañía espera que al conceder licencias voluntarias le sea posible aumentar la capacidad de producción. Defendiendo el progreso de la compañía, el director del programa de acceso de Gilead, Joe Steel, declaró a Aidsmap: “No disponemos de infraestructuras o personal en ninguno de esos países. Las autorizaciones se están produciendo muy lentamente. Por ello, queremos contar con el apoyo de socios” [14].
En este contexto auspicioso para Gilead, se produce la aprobación de Atripla, un fármaco que, en una sola toma, reúne dos de sus productos (tenofovir 300mg y emtricitabina 200mg) y efavirenz 600mg, que comercializa la compañía Bristol-Myers Squibb. Atripla ha sido fruto de la colaboración entre ambas compañías y Merck Sharp & Dohme -que tiene la patente de efavirenz fuera de EE.UU. y de Europa Occidental. La Unión Europea lo aprobó para el tratamiento del VIH en adultos en diciembre de 2007 y la FDA lo hizo en el julio de 2006 [15,16].
El precio de Atripla en EE.UU. es muy elevado, asciende a unos US$1.150 mensuales. Cuando el medicamento obtuvo la aprobación de la FDA, las farmacéuticas anunciaron que estaban considerando un precio reducido para que la píldora estuviese disponible en los países en desarrollo [15]; y a principios de 2007 Merck informó que la nueva combinación tendrá un precio de US$613 al año para los países menos desarrollados y los países de ingresos medios con mayor prevalencia (>1% de prevalencia del VIH), y de US$1.032 al año para los otros países de ingresos medios. A su vez, detalló que Atripla se venderá en países en desarrollo como una pastilla de color blanco a fin de diferenciarla de la pastilla de color rosa salmón que se vende en EE.UU., con el objetivo de reducir el riesgo de que el producto se desvíe de los países en desarrollo. Merck afirma que está tratando de registrar Atripla en 66 países en desarrollo [17].
Como pudimos ver, aún cuando en la enunciación de los programas y medidas de los grandes laboratorios aparece la preocupación por contribuir a un mejor acceso a los medicamentos en los países con menores recursos, entre sus principales motivaciones parece más bien figurar la posibilidad de ponerle freno a los genéricos, como también dar respuesta a la creciente presión de la opinión pública que ha generado una imagen desfavorable hacia la industria farmacéutica por la actitud que ésta mantiene ante la crisis de la salud a nivel mundial.
Notas de los editores:
a. La información reunida por Oxfam para este estudio proviene de doce de las compañías farmacéuticas más destacadas, en términos de capitalización del mercado, así como de la compañía de biotecnología Gilead (debido a su línea de medicamentos para VIH-sida). También de material de carácter público relacionado con las compañías, y de información específica de distintos países recogida por el personal de los programas de Oxfam.
b. Ver “India: Aprueba la modificación de la ley de patentes sobre medicamentos. Primeras repercusiones” en la Sección Regulación y Políticas del Boletín Fármacos 2005;8(3).
c. Las actividades de la Fundación Clinton son financiadas por UNITAID, una organización formada por Francia y otros 19 países que han destinado una pequeña porción de sus ingresos por impuestos a aerolíneas para programas de VIH/Sida en países pobres.
d. Si bien han sido pocos los casos, la licencia compulsiva para productos farmacéuticos ha sido utilizada por países desarrollados, como Italia y Canadá, y también por países en vías de desarrollo. Italia, por ejemplo, desde el 2005 concedió patentes compulsivas a dos productos de MSD (un antibiótico y un medicamento para la próstata y la calvicie), y a un producto de GSK (para migrañas). En el caso del los ARVs, desde el año 2002, doce países de África y Asia ya han concedido licencias obligatorias para estos medicamentos y producen sus propias versiones genéricas o compran a productores de genéricos. Ahora se sumaron Brasil y Tailandia [18].
e. Ver “Brasil: Rechaza ayuda contra el sida porque va condicionada a condenar la prostitución”, en Boletín Fármacos 2005;8(3).
f. El mapa de los países incluidos en el Programa de Acceso de Gilead, disponible en: www.gilead.com/gap_map
g. Para consultar el estado del registro de los fármacos de Gilead, ver: www.gilead.com/pdf/GAP_Registration_Status.pdf
Referencias:
1. Oxfam Internacional, “Invertir en la vida: Cómo lograr el acceso a medicamentos esenciales a través de prácticas empresariales responsables”, Noviembre de 2007, 68 páginas. Disponible en: oxfam.intelli-direct.com/e/d.dll?m=235&url=www.oxfam.org/es/files/invertir_vida_pharma.pdf/download
2. MSF, Untangling the web of price reductions: a pricing guide for the purchase of ARVs for developing countries, 10a edicion, Julio de 2007, 60 páginas.
3. Esther Arroyo, Farmaindustria se lava las manos ante la inaccesibilidad a los medicamentos en el Tercer Mundo, El Confidencial, 24 de noviembre de 2007.
4. Emilio de Benito, Las farmacéuticas ceden a la presión, El País (España), 1 de diciembre de 2007.
5. DHHS, Guidelines for the use of antiretroviral agents in HIV-1-infected adults and adolescents, 2006, disponible en: aidsinfo.nih.gov/contentfiles/AdultandAdolescentGL.pdf
6. Acuerdos con farmacéuticas para rebajar precios de ciertas drogas antisida, anuncia Bill Clinton, El Tiempo (Colombia), 9 de mayo de 2007.
7. Indonesia considera licencias obligatorias para tres medicamentos más contra el VIH/sida, Intellectual Property Watch, 28 de noviembre de 2007.
8. GSK registra una vacuna con la que asegura no ganar nada, El Confidencial, 31 de marzo de 2007.
9. Bayer aporta a la OMS fármacos para la enfermedad de Chagas, Jano On-line y agencias, 11 de abril de 2007.
10. KEI, www.keionline.org/index.php?option=com_content&task=view&id=43&Itemid=1
11. Una “mano divina” produce obstáculos a los fármacos antirretrovirales. AIDS Portugal, disponible en: www.aidsportugal.com/article.php?sid=6345 (consultado el 27 de diciembre de 2007).
12. Agua Buena, Gilead aún no tiene fecha para registro de Viread y Truvada en países de Latinoamérica, mayo de 2007.
13. MSF, “Programa de acceso” al Tenofovir de Gilead para países en desarrollo, febrero de 2006.
14. Keith Alcorn, Gilead will license tenofovir to Indian companies; Merck to take Atripla to Africa, Aidsmap, 26 de julio de 2006.
15. EE.UU. aprueba la polipíldora antisida, El Mundo (España), 13 de julio de 2006.
16. La CE aprueba Atripla, el primer comprimido único una vez al día para adultos con infección de VIH-1, PRNewswire, 18 de diciembre de 2007.
17. Keith Alcorn, Merck anuncia planes para emitir licencias de Atripla de forma generalizada en el mundo en desarrollo, gTt, 21 de febrero de 2007.
18. James Packard Love, Recent examples of the use of compulsory licenses on patents, KEI Research Note 2007:2 – Knowledge Ecology International, 8 March 2007, revised 6 May 2007. Disponible en: www.keionline.org/misc-docs/recent_cls.pdf (18 pág.)
Argentina: Aumento de precios y creación de un “Observatorio” de Medicamentos y de una Comisión de URM
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En diciembre de 2005 el gobierno nacional firmó el primer acuerdo de precios con los laboratorios farmacéuticos, por el cual éstos se comprometían a disminuir en un 10% el precio final de 237 productos y garantizar la estabilidad de precios durante 60 días del resto de las especialidades medicinales que se comercializan en todo el país. Desde entonces, en sucesivas ocasiones, se fueron anunciando nuevos acuerdos, que modificaban el tamaño y la composición de esa canasta y/o autorizaban el aumento de precios de ciertos productos.
Diversos sectores han indicado que estos acuerdos no han funcionado y que los precios de los medicamentos han aumentado más allá de lo previsto [a]. En 2007, la situación no ha variado demasiado: se anunciaron nuevos acuerdos de precios y se denunció una vez más que no se cumplieron porque las subas han sido mayores y se han sumado a la escalada que comenzó en el 2006.
A fines de 2006 se informó sobre un acuerdo que regiría en el 2007 y que incluía la aplicación de descuentos a una canasta de 216 productos y el incremento de un 3% al resto de los medicamentos; sin embargo el gobierno lo suspendió [1]. En un principio se habló de fines de abril – principios de mayo como nueva fecha para comenzar a aplicar las subas, y que volverían a reunirse para estudiar un reajuste para fines de año [1]; sin embargo, luego, se autorizaron dos aumentos del 3%, uno en marzo y otro en julio.,Estas cifras coinciden bastante con lo que dice el Informe de precios de los medicamentos de octubre de la Unidad de Investigación Estratégica en Salud (UIES) del Ministerio Nacional de Salud, en el cual se afirma que “los precios de los medicamentos, medidos por el Índice de Precios Promedio de Medicamentos presentaron un aumento acumulado de 5,7% en los primeros diez meses de 2007, cifra que se ubica por debajo del incremento acumulado del nivel general de precios (IPC) que fue de 6,6%” [b]. Se supone que no habrá más retoques por acuerdos de precios en el año, pese a que los laboratorios insisten en que es necesario reacomodar aún más los precios [2].
Antes de las fechas previstas para los aumentos, ya había denuncias de las farmacias en casi todo el país de que los responsables de la distribución estaban subiendo los precios de los medicamentos casi diariamente, de a centavos. Cuando llegó el frío, a fines de mayo, las quejas por los aumentos de precios fueron mayores y se vio afectado el abastecimiento de ciertos medicamentos estacionales, que luego se extendió a las listas generales. Por ejemplo, en la provincia de Entre Ríos, los farmacéuticos admitían subas de precios de casi 30% en antibióticos, jarabes e ibuprofeno [3]. En noviembre seguían notificándose aumentos de precios [4].
En agosto la Asociación Defensa de Usuarios y Consumidores (DEUCO) denunció que el acuerdo de precios que el Gobierno selló con la industria farmacéutica en marzo de 2007 “no se está cumpliendo”. Los precios de los medicamentos de mayor consumo habrían aumentado hasta un 20% durante la primera semana de julio pasado, de acuerdo con un relevamiento efectuado por la Asociación. Pedro Busetti, titular de esta entidad, precisó que casi el 70% de los productos que se venden en las farmacias (que son alrededor de 17.000), han aumentado sus precios entre enero y julio últimos. Y aseguró que durante los primeros días de agosto “también hemos detectado aumentos de precios” en las farmacias [5].
La industria insiste en que no logran equilibrar la balanza, que los costos y salarios aumentan cada vez más. Los laboratorios acusan una rentabilidad anual promedio del 10%, cifra que, dicen, viene en baja desde el 15%-20% de un par de años atrás [1].
Los laboratorios les venden sus productos a los distribuidores (droguerías y distribuidoras) con subas de precios y, según afirman las droguerías, son ellas las que suelen absorber estos mayores costos. Las droguerías –que dicen tener una rentabilidad que no supera el 1%- sostienen que son las más perjudicadas por estas subas y buscan formas de amortiguar el impacto. Una forma de hacerlo a corto plazo, y que se anunció en la ciudad de La Plata (capital de la provincia de Buenos Aires), fue la de recortar su red de distribución durante los fines de semana, de modo de achicar su esquema de costos [2,6]. Otra es que han comenzado a exigir a las farmacias un tiempo menor de pago, lo que –según denuncian las farmacias- desajusta la cadena de pagos y les obliga a prescindir de algunos pedidos y disminuir el stock [7].
Las farmacias, por su parte, no tienen demasiada libertad para incrementar los precios, ya que cerca del 70% de su negocio se sostiene sobre la seguridad social, como obras sociales y empresas de medicina prepaga, con quienes tiene acordados determinados descuentos para sus afiliados [2].
Un farmacéutico de la provincia de Catamarca daba algunos detalles sobre la situación: “Todos los meses hay como mínimo tres aumentos importantes y de forma escalonada. La situación del stock de antigripales es complicada, porque las droguerías lo dan a pagar en un plazo de siete o diez días, y si al medicamento lo vendiste a través de una obra social lo estás cobrando recién a los 70 ó 90 días. Lo que significa que hay que tener un colchón financiero muy grande para sostener las constantes subas de precio y las farmacias más chicas son las que más sufren estas variaciones. Porque no cuentan con la plata en el acto para pagarle a las droguerías y comprar la cantidad necesaria” [8].
Otra preocupación de los farmacéuticos es que varios laboratorios están extendiendo la práctica de ofrecer al público en forma directa los productos que fabrican, mediante sistemas de entrega que evitan la intermediación de las farmacias. Según ha expresado la Federación Argentina de Trabajadores de Farmacia, este procedimiento es una forma de enmascarar el no cumplimiento del compromiso asumido por los laboratorios de mantener los precios, a través de una reducción de los márgenes de ganancias de las farmacias. Los trabajadores no profesionales, además de contemplar los riesgos que para la salud podría implicar quitar a las farmacias de la dispensación, sienten que peligran sus fuentes de trabajo por posibles cierres de locales [9]. Su temor es aún mayor cuando ven que está prevista la regularización de esta estrategia en un proyecto de ley presentado en la Cámara de Diputados de la Nación que, según afirman, se resume en que los medicamentos serían encargados en las droguerías y éstas los enviarían por correo [10].
Los laboratorios a su vez han decidido que desde el 1º de julio de 2007 los descuentos del Recetario Solidario [c] pasen del 25% al 20%. A fines del 2004, y en el marco de la aprobación de la Ley de prescripción por denominación común internacional, los laboratorios establecieron este Recetario con descuentos para disminuir la venta de genéricos y promover las ventas de productos de marca Las rebajas las asumen a partes iguales los laboratorios y las farmacias. Lo cierto es que la reducción de los descuentos también constituye una suba de precios [11].
Según las farmacias, el desabastecimiento de ciertos medicamentos se debió a los efectos estacionales que afectaron principalmente a los medicamentos para enfermedades respiratorias. Otra causa es el aumento de las exportaciones que disminuye la disponibilidad de medicamentos para el país [7]. Las empresas productoras de medicamentos intentaron explicar la falta de medicamentos en la crisis energética que sufre el país; y las droguerías en sus comunicados enumeran causas como “mayores demandas del mercado local y del exterior, falta de mano de obra especializada en la industria y demoras en las entregas por cambios logísticos y frecuentes robos” [12].
Medicamentos de alto costo y el Observatorio. También una Comisión de Uso Racional de los Medicamentos…
José Charreau, dirigente de la Asociación de Agentes de Propaganda Médica de la República Argentina (AAPM-CTA), explicó que los precios actualizados de los productos de venta bajo receta deberían ser informados en el Manual Farmacéutico, Kairos, IMS, etc., sin embargo, en los últimos años, la industria farmacéutica no incluye las drogas de mayor costo para el tratamiento de patologías graves (como ser Glivec [imatinib, oncológico-Novartis], Fortovase [saqueinavir, VIH-Roche], Avastin [bevacizumab, oncológico-Roche], Nexavar [soranefib, oncológico-Schering], entre otros). Estos medicamentos representan un 20% de los medicamentos comercializados, no existe control de precios sobre ellos, tiene valores de 3.000, 5.000 o 15.000 pesos mensuales, y se manejan por ventas directas sin ningún tipo de registro estadístico. Charreau clamó por “una acción férrea sobre la fiscalización del mercado de los medicamentos y la industria farmacéutica” [13].
“Los medicamentos de alto costo tienen cada vez más incidencia en los gastos de las obras sociales”, afirmó el Dr. Juan Carlos Biani, gerente de control de prestaciones de la Superintendencia de Servicios de Salud (SSS) [14]. La subvención que hace la seguridad social de estos medicamentos la financian todos los trabajadores a través de las cuotas que pagan a los seguros médicos. Los seguros tienen un sistema solidario por el que el 10% de la recaudación de cada obra social va a la Administración de Programas Especiales (APE), que se hace cargo de los tratamientos de alta complejidad y alto costo como trasplantes, discapacidad, drogadependencia, prótesis y otros. “En ese rubro hace dos años gastábamos unos 50 millones de pesos en medicamentos de alto costo y baja incidencia, y ahora ese gasto se disparó a casi 200 millones de pesos”, afirmó Biani [14].
Ante esta situación, la SSS anunció a principios de mayo de 2007 la conformación del “Observatorio de Medicamentos del Sistema Nacional del Seguro de Salud”. En la primera reunión convocada por el SSS participaron representantes de Universidades Nacionales, Colegios Profesionales, Sociedades Científicas y más de un centenar de Obras Sociales. Según se expresó en ese momento, el Observatorio funcionaría en el ámbito de la SSS y desarrollarían tareas de consulta, asesoramiento e información permanente para las Obras Sociales [15]. Entre sus objetivos se destacaban:
o Análisis y evolución del gasto en medicamentos oncológicos, los de uso en tratamientos especiales y aquellos de alto costo utilizados en patologías de baja incidencia.
o Elaboración de protocolos terapéuticos para oncología y patologías de baja incidencia y alto costo.
o Revisión y actualización de un Formulario Terapéutico Social de medicamentos de alto costo y de 100% de cobertura.
o Mejorar la racionalidad de la prescripción.
o Análisis estadístico-epidemiológico de la información generada por el sistema y su devolución a las Obras Sociales.
o Elaboración de un recetario unido para oncología y tratamientos especiales en el ámbito del Sistema Nacional del Seguro de Salud.
Desde ese anuncio hasta octubre, semanalmente se reunieron en la SSS representantes de distintas entidades: la Administración de Programas Especiales (APE) del Ministerio de Salud de la Nación, la Asociación de Agentes de Propaganda Médica (AAPM), los laboratorios públicos de producción de medicamentos, la Confederación Farmacéutica Argentina (COFA), la Asociación de Farmacias Mutuales y Sindicales de la República Argentina, la Federación Farmacéutica (FEFARA), la Confederación Médica Argentina (COMRA), la Federación Médica de la Provincia de Buenos Aires (FEMEBA), y otros actores relevantes. Para poder avanzar en las tareas previstas se solicitó la creación formal del Observatorio la cual fue aprobada a fines de octubre por Resolución de la SSS [16].
El Observatorio de Medicamentos, según se determinó en la Resolución, estará integrado por representantes de la SSS; la APE; los Agentes del Seguro de Salud; los Institutos u Obras Sociales Provinciales; los Agentes del Seguro de Personal de Dirección; la Confederación Farmacéutica Argentina (COFA); la Asociación de Farmacias Mutuales y Sindicales; la Cámara Argentina de Farmacias; de Laboratorios estatales; la Cámara Industrial de Laboratorios Farmacéuticos Argentinos (CILFA); la Cámara Empresaria de Laboratorios Farmacéuticos (COOPERALA); la Cámara Argentina de Especialidades Medicinales (CAEMe); las Facultades de Medicina y de Farmacia y Bioquímica dependientes de Universidades nacionales.
En esta lista de integrantes llamó la atención el ingreso de las Cámaras Farmacéuticas y la ausencia de varios de los participantes de las reuniones preparatorias, entre ellos AAPM, FEFARA (entidad gremial de más reciente conformación que reúne a farmacéuticos) y, salvo por la participación de los representantes de las Universidades Nacionales, la ausencia total de la profesión médica que tiene un papel importante en el uso de los medicamentos. Tanto la Federación Médica de Provincia de Buenos Aires (FEMEBA) como la Confederación Médica de la República Argentina (COMRA), instituciones gremiales que habían participado activamente en las reuniones preparatorias, así como las entidades colegiadas que representan a la profesión, han quedado fuera. Tampoco se ha contemplado la incorporación de los odontólogos, que junto a los médicos, son los únicos profesionales autorizados para prescribir medicamentos que requieren receta.
Los objetivos del nuevo Observatorio son muy diferentes a los que se enunciaron durante las reuniones preparatorias. La finalidad ya no son los medicamentos de alto costo sino los medicamentos en general. En su Art. 2º lo expresa de la siguiente manera: “El Observatorio de Medicamentos tendrá por finalidad analizar la composición, el comportamiento y el consumo de medicamentos así como su correcta prescripción y dispensación” [16]. Con este objetivo es aún más extraño que no esté contemplada la representación de los profesionales médicos. No ha habido explicación alguna sobre las razones del cambio de objetivos.
El dictado de la Resolución 649/07 motivó la reacción de varios de los participantes que, por considerase miembros fundadores del Observatorio, decidieron hacer llegar sus reparos ante la nueva composición del Observatorio a la SSS a través de una carta. Entre sus puntos principales el texto señala:
“… La deliberada inclusión de CAEMe, CILFA Y COOPERALA, y la exclusión de otras entidades y personas representativas participantes desde su inicio en el Observatorio de Medicamentos, obedece a una decisión de las autoridades de la Superintendencia de Servicios de Salud, totalmente divorciada de los compromisos adquiridos y plasmados en el proyecto resolutivo inicial del Observatorio y en las reuniones mantenidas al efecto.”
“…La inclusión de las Cámaras de la Industria Farmacoquímica en este ámbito, no hace más que confirmar las políticas y acciones desarrolladas en los últimos años, en obras sociales como PAMI y IOMA (COSSPRA), ocupando de este modo el rol de socios interesados del Estado Nacional y la Seguridad Social como actores centrales de «otro observatorio»….”
“…No será precisamente la política de cobertura sanitaria, la transparencia y regulación del precio de los medicamentos, ni la conformación de un modelo de gestión con equidad, accesibilidad y eficiencia, el que se vaya a discutir, teniendo en cuenta el conflicto de intereses creados, por la composición oficial de la comisión.”
“…Lamentamos, que una entidad de contralor y regulación de las prestaciones sanitarias en las obras sociales nacionales de Argentina, de la envergadura de la Superintendencia de Servicios de Salud, postergue una vez más las posibilidades de llevar a cabo un PROGRAMA de MEDICAMENTOS orientado a cubrir las necesidades sanitarias prioritarias de la población, que nunca serán resueltas desde los intereses comerciales de los mercados”
“…Sentarse en la mesa equivocada puede llevar a convalidar prácticas y acciones con las que no podemos acordar y por lo tanto nunca serán para nosotros, parte de la solución del problema.”
También llamó la atención que casi una semana antes de la firma de la Resolución del SSS, y en un contexto de elecciones presidenciales con cambios ya anticipados de las autoridades de salud a nivel nacional, desde el mismo Ministerio de Salud de la Nación fuese creada la Comisión Nacional Asesora para el Uso Racional de Medicamentos dentro de la Subsecretaría de Políticas, Regulación y Fiscalización del Ministerio de Salud [d]. Su creación se fundamenta en la política de medicamentos seguida por el Poder Ejecutivo en los últimos años y en las múltiples resoluciones de la Asamblea Mundial de la Salud de la OMS a través de las cuales se insta a los Estados Miembros a adoptar medidas concretas sobre el uso racional de los medicamentos. Tiene por objetivos la generación de pautas, estrategias de intervención y herramientas de información que promuevan el uso adecuado de los medicamentos; la identificación de problemas relacionados con la prescripción y resistencia a los fármacos; y el desarrollo de guías de práctica clínica [17].
La Comisión, estará conformada por representantes de las unidades del Ministerio que tienen a su cargo programas relacionados al uso de medicamentos y por otras representaciones del Poder Ejecutivo nacional; como así también por la Subsecretaría de Defensa del Consumidor (dependiente del Ministerio de Economía y Producción) y por las Facultades, Colegios Profesionales, Sociedades y Asociaciones Científicas, Académicas y de Profesionales vinculadas a la prescripción y dispensa de medicamentos. A diferencia del Observatorio de la SSS, esta Comisión previó la participación de médicos y odontólogos; y si bien no incluyó en su composición a las Cámaras empresarias dejó abierta la posibilidad de invitarlas a participar (Art. 5) [e] [17].
La idea de crear una Comisión está dentro de un camino deseable si lo que se pretende es implementar una política nacional que busque mejorar el uso de lo medicamentos, sin embargo era de esperar que una decisión de este tipo fuese tomada por las nuevas autoridades. Además, como se ha mostrado en reiteradas oportunidades y con diversas temáticas, el problema no es siempre la falta de instituciones sino la incapacidad de los gobiernos para implementar las leyes ya existentes o las de reciente creación, y las presiones y prácticas corruptas que se generan en torno a ciertas actividades que se intentan regular y controlar.
Notas de los editores:
a. Para más información sobre los aumentos y sobre convenios de los laboratorios con el Estado nacional, se recomienda ver “Argentina: Presentan denuncias por aumento de precios de medicamentos” en la Sección Economía del Boletín Fármacos 2006;9(4) y “Argentina: Nuevos acuerdos pero suben los precios” en la Sección Economía del Boletín Fármacos 2006;9(3) y las otras notas a las que allí se hace referencia.
b. Los informes de la UIES se pueden consultar en: www.msal.gov.ar/htm/Site/UIES/site/precios.htm
c. El Recetario Solidario, según informa Pfizer en su web, “es para aquellas personas sin cobertura social y tiene como objetivo ayudar económicamente al paciente respetando el criterio profesional de los médicos. El Recetario no tiene costo para el paciente. Es entregado a los médicos por los visitadores médicos y es el primer emprendimiento conjunto entre laboratorios y farmacias”. La cobertura es para un listado de medicamentos determinado y comenzó siendo del 30%-40% en todo el país. Cada Recetario tiene un código de barras y deben tener los siguientes datos “de puño y letra del Profesional”: Nombre y Apellido del paciente; Tipo y N° de Documento; Medicamentos recetados y cantidad de cada uno en números y letra; Forma farmacéutica y potencia de cada producto prescripto; Firma y sello con número de matrícula del profesional y especialidad; y Fecha de prescripción [18].
d. En los últimos meses desde el Ministerio de Salud de Nación se dictaron una serie de resoluciones que se adelantaron a proyectos de ley que están en debate en las Cámaras. Ver “Argentina: Resolución Ministerial sobre Buenas Prácticas de Investigación Clínica en Seres Humanos” en la Sección Regulación y Políticas del Boletín Fármacos 2007;10(5); y “Argentina: Nueva normativa sobre promoción de medicamentos de venta bajo receta” en la Sección Regulación y Políticas del Boletín Fármacos 2007;10(4).
e. Según el Art. 5, la Presidencia de la Comisión queda facultada para invitar a participar “a otras entidades representativas de la temática a desarrollar, representantes jurisdiccionales designados por los Ministros que integran el COFESA y/o Instituciones Académicas, así como otras entidades públicas o privadas que considere con la adecuada solvencia para el logro del fin prefijado”.
Referencias:
1. Los laboratorios ajustan el precio de los remedios, Matías Bonelli, El Cronista (Argentina), 19 de abril de 2007.
2. Matías Bonelli, Podrían faltar medicamentos durante los fines de semana, El Cronista (Argentina), 28 de junio de 2007.
3. Farmacéuticos admiten subas de precios de casi 30% en antibióticos, jarabes e ibuprofeno, Uno de Entre Ríos (Entre Ríos, Argentina), 20 de junio de 2007.
4. Mientras los remedios suben de precio más farmacias locales están por cerrar, El Independiente (La Rioja, Argentina), 22 de noviembre de 2007.
5. Confirman aumento en los precios de medicamentos, El Portal de las Noticias de Mar del Plata, 9 de agosto de 2007.
6. Hay falta de medicamentos y reajuste de precios, La Verdad de Junín (Buenos Aires, Argentina), 17 de julio de 2007.
7. Se complica la provisión de medicamentos para las farmacias puntanas, El Diario de la República (San Luis, Argentina), 8 de julio de 2007.
8. Se duplicó la demanda de remedios antigripales, El Ancasti (Catamarca, Argentina), 30 de junio de 2007.
9. Preocupación de trabajadores de farmacia por la venta directa de medicamentos, La Opinión de Pergamino (Argentina), 23 de noviembre de 2007.
10. Farmacéuticos contra la venta directa, Uno de Entre Ríos (Argentina), 25 de octubre de 2007.
11. iguen moviéndose los precios de los remedios, El Territorio (Misiones, Argentina), 2 de julio de 2007.
12. Leandro Sturniolo, Se agudiza la falta de remedios en las farmacias, Los Andes (Mendoza, Argentina), 11 de julio de 2007.
13. Mauro Federico, En enero aumentaron los precios de seis de cada diez medicamentos, Página 12, 19 de febrero de 2007.
14. Laboratorios ganan hasta 33.000% con la venta de diversos medicamentos, Hoy de La Plata (Buenos Aires, Argentina), 9 de junio de 2007.
15. Área de Prensa y Difusión – Superintendencia de Servicios de Salud, mayo de 2007.
16. Superintendencia de Servicios de Salud, Resolución 649/2007 (publicada en el Boletín Oficial del 29 de octubre de 2007), “Dispónese la creación de un Observatorio de Medicamentos”, disponible en: www.sssalud.gov.ar/normativas/consulta/001419.pdf
17. Ministerio de Salud, Resolución 1412/2007 (23 de octubre de 2007), “Créase la Comisión Nacional Asesora para el Uso Racional de Medicamentos. Objetivos”, disponible en: www.anmat.gov.ar/Legislacion/NormasGenerales/Resolucion_1412-2007.pdf
18. Pfizer. Información sobre Recetario Solidario, en: www.pfizer.com.ar/pf_comunidad/recetario.asp (acceso 26 de diciembre de 2007).
El Salvador: Altos precios, denuncias por desabastecimientos de medicamentos y anuncio de medidas varias
Editado por Boletín Fármacos
Mientras que una red de organizaciones no gubernamentales (ONGs) que se dedican al estudio del sistema público de El Salvador denunciaron aumentos de precios y le solicitaron a la Defensoría del Consumidor y a las autoridades sanitarias que los vigilen y que de una vez por todas se discuta el anteproyecto de ley de medicamentos presentado en el año 2002; la Red Centroamericana de Organizaciones del Consumidor y la Universidad de El Salvador (UES) se han pronunciado sobre la problemática del precio de los medicamentos pero ubicándola a nivel regional. A su vez, la Superintendencia de Competencia inició un estudio sobre el sector farmacéutico que terminó con laboratorios sancionados porque no brindaban la información solicitada. Por último, y como ya ha sucedido en otras oportunidades, las denuncias de desabastecimiento en el sistema público de salud salvadoreño y en el Instituto Salvadoreño del Seguro Social (ISSS) llevaron a que las autoridades de salud tomaran medidas y tuvieran que dar reiteradas explicaciones por dificultades en el proceso de licitación. Algunos sectores atribuyen el permanente desabastecimiento a una coartada gubernamental para la privatización de la salud pública en el país.
ONGs y la Universidad denuncian precios elevados
La red de ONGs Acción para la Salud en El Salvador (APSAL) solicitó a principios de 2007 a la Defensoría del Consumidor (DC) que vigile el precio de los medicamentos, tal como lo hace con otros productos. El pedido se fundamenta en un estudio de monitoreo que realizó la red, entre noviembre y diciembre de 2006, de los precios de 12 medicinas de uso común en farmacias de seis municipios de diversas partes del país. Los datos fueron comparados con iniciativas similares realizadas en 1996, 1999 y 2003 [1].
Según el estudio, el costo se había incrementado como mínimo un 16%, y variaba en función de la zona del país, aun cuando se tratase del mismo medicamento. La investigación detalla que los medicamentos que más aumentaron de precio en el plazo fijado por el estudio son los antihistamínicos y antianémicos, que subieron más de 5 colones [un dólar equivale a 8,9 colones]. También los tratamientos para infecciones respiratorias subieron al menos 2 colones ($). De los 12 medicamentos comunes tomados para el estudio, el único que bajó de forma considerable (un 26%) fue el acetaminofén [1].
El sulfato ferroso costaba a los salvadoreños el doble que hace 10 años. Los antiparasitarios basados en mebendazol también aumentaron en un 84% su costo y el ibuprofeno aumentó su precio un 48%. Desde 1996 hasta el 2006 el precio del medicamento más barato aumentó en un 17% y el más caro aumentó en un 143%, afirman desde la organización de la salud [1,2].
Margarita Posada, coordinadora de APSAL, reiteró el llamado a las autoridades de Salud: “El incremento puede sonar no tan alarmante, pero si se trata de un tratamiento, el impacto económico es grande, en especial con las carencias que presenta el sistema de salud pública, que muchas veces obliga al usuario a comprar fuera la medicación” [1].
Las ONGs proponen, además de monitoreos de la DC, la creación de una ley que reduzca la variación de los precios de fármacos. La ONG propuso en 2002 un anteproyecto de ley de medicamentos que pide la regulación de los precios, pero que aún no ha sido discutido. Los representantes piden que se revise la propuesta [1].
El anteproyecto de ley busca también el uso de genéricos, medida que fue avalada por el Colegio de Médicos, por el Colegio de Químicos y Farmacéuticos, también contaron con el apoyo del Consejo de Superior de Salud Pública (CSSP) y diferentes organizaciones sociales. Asimismo, contempla controlar la automedicación, regular el uso excesivo de fármacos, y vigilar que todos los medicamentos sean prescritos con receta médica [2].
El alto precio de los medicamentos parece ser algo generalizado en Centroamérica según lo muestran dos recientes estudios. Uno es el de la Red Centroamericana de Organizaciones de Consumidores, y en él se afirma que el precio de los fármacos esenciales en la región varía hasta en 1.300% de un país a otro. Uno de los ejemplos es la hidroclorotiazida (para la hipertensión) que en Guatemala se vende a $0,42 la tableta, mientras que en El Salvador a $0,32, y en Nicaragua se encuentra a $0,03, lo que significa que este medicamento tiene un precio superior al 1.300% y 966% en los primeros dos países antes referidos, respectivamente [3].
Según este estudio, El Salvador tiene los precios más altos en medicamentos genéricos. Los resultados indican que el país tiene 7 de las 20 medicinas más caras de la región; entre las que se destacan: aciclovir, amitriptilina, carbamazepina, captropril, hidroclorotiazida y nifedipina, ranitidina y omeprazol y salbutamol, fluconazol y lovastatina [3].
Nicaragua, en cambio, es el país de la región que tiene los medicamentos con los precios más bajos: 16 de los 20. La muestra de medicamentos esenciales investigada incluyó 20 fármacos listados por la OMS y en su análisis se utilizó la mediana como medida estadística que recomienda la OMS [3].
También ha estudiado la problemática el Observatorio de Políticas Públicas en Salud, del Centro de Investigación y Desarrollo en Salud (CENSALUD) de la Universidad de El Salvador (UES). En el informe final – titulado “Disponibilidad y Precio de Medicamentos Esenciales en El Salvador durante el Segundo Trimestre de 2006”- se detallan las grandes dificultades que tiene El Salvador para comprar y vender medicamentos [3]. El estudio de campo se realizó entre octubre y diciembre de 2006 y se basó en la metodología estandarizada desarrollada por la OMS y HAI, que permitió hacer comparaciones con otros 30 estudios equivalentes [4].
Algunos de los ejemplos que muestra el estudio sobre los altos precios que se pagan en El Salvador son: hidroclorotiacida se compra 480 veces más caro de lo que estipula el Precio Internacional de Referencia (PIR) de la OMS; glibenclamina se compra a un precio 50 veces más alto de lo que estipula la OMS (le sigue el país africano Mali, quien lo adquiere a un precio 20 veces más alto). La OMS estipula que los precios finales no deberían exceder 5 veces el PIR en los de marca innovadora y 2,5 veces para los genéricos [4,5].
Otro hallazgo del estudio son los amplios márgenes de ganancia de las farmacias. Por ejemplo, un frasco de 60 tabletas de ranitidina de 150 mg cuesta un promedio de $29, mientras que el fabricante lo vende a $1, aproximadamente [4].
Mientras que la OMS ha establecido como límite máximo el equivalente a un día de trabajo para adquirir los medicamentos necesarios para tratar una enfermedad, en El Salvador se necesita un promedio de 2,4 días de trabajo para que un trabajador urbano con salario mínimo adquiera un medicamento genérico (y si el medicamento requerido es de marca innovadora se requiere en promedio 4,2 días de trabajo) [5].
El estudio de la UES también pone de manifiesto que el Ministerio de Salud tiene una compra eficiente del 62% de los medicamentos y la del ISSS es del 50% [5]; y que el abastecimiento en los centros de atención del Ministerio de Salud, fue de un 44%, mientras que en los del ISSS se alcanzó el 58%. La población salvadoreña estaría destinando un 50% de sus ingresos a la compra de medicamentos [4].
El investigador principal del estudio, Dr. Eduardo Espinoza, sostiene que es necesario que tanto el Ministerio de Salud como el ISSS realicen licitaciones conjuntas para tener una compra eficiente. Además, dijo que Centroamérica tiene que tener licitaciones como región para hacerlos más competitivos en el mundo. “Se necesita crear un política nacional de medicamentos parea evitar esto. El estudio lo presentaremos a la Comisión de Salud de la Asamblea para que sepan de esto”, agregó Espinoza [5]. Entre las recomendaciones también figura la regulación de los márgenes de ganancias de los intermediarios locales, incremento del presupuesto para compras en el sector público y mayor transparencia en los procesos de compra, estímulo al uso de medicamentos genéricos, eliminación del IVA y programas que garanticen la calidad de los medicamentos tanto en su la producción/importación como en su distribución y dispensación [4].
El ISSS y la Organización Panamericana de la Salud (OPS) apoyan una solución similar a la que plantea el estudio: la negociación y compra conjunta con las demás instituciones de salud de la región con la industria farmacéutica. “Lo que se debe de hacer en realidad es crear una política que regule el precio de los medicamentos en la región”, sostuvo Josefina de Trabanino, representante de la Liga del Consumidor de Guatemala [3]. Unificar el mercado y convertirlo de local a regional fue una de las propuestas que se discutió en la XXIII Reunión del Sector Salud de Centroamérica y República Dominicana (RESSCAD) realizada en El Salvador a fines de octubre [3,6].
Sin embargo, el Ministerio de Salud y la Industria Química Farmacéutica (INQUIFAR) desestimaron el estudio de la UES. El presidente de INQUIFAR, Mario Ancalmo, dijo que el estudio es como “comparar manzanas con naranjas” y que “es mentira lo reflejado en ese informe” [7].
Desde el Observatorio de Políticas Públicas y Salud (OPPS), de la UES, respondieron a estos señalamientos diciendo que el estudio está hecho con “estricto rigor científico”. El Dr. Espinoza explicó que la base de datos para consignar los PIR de los medicamentos, que sirvió de base en el estudio, es actualizada todos los años por la Management Science for Health, ligada a la Universidad de Harvard y otras instituciones académicas y agencias de cooperación técnica y financiera de “larga trayectoria y respeto” [8].
Desde INQUIFAR sostiene que los medicamentos importados son los que realmente son los más caros. “Las medicinas nacionales son mucho más baratas. Las importadas cuestan en promedio entre el 30% y el 50% más”, aseguró Ancalmo [7].
Con respecto a la propuesta del ISSS y de la OPS, de negociar y comprar conjuntamente con los países centroamericanos los medicamentos, el presidente de INQUIFAR afirmó que esto obedece a que este organismo internacional obtiene una comisión por dicha transacción [7].
“En una sola compra, el Seguro Social gasta hasta US$700.000 de más, cuando adquieren productos importados, pudiendo priorizar los nacionales”, dijo el presidente de INQUIFAR. La solución entonces para esta organización es crear una política de Estado, en la cual se priorice la compra de medicamentos nacionales sobre los importados, como primera opción [7]. INQUIFAR en un comunicado también se mostró de acuerdo con eliminar el Impuesto al Valor Agregado (IVA), siempre y cuando esto sea tanto para los medicamentos nacionales como para los importados [8].
La Defensoría del Consumidor (DC) retomó las inquietudes del estudio de la UES. La presidenta de dicha entidad, Evelyn Jacir de Lovo, reconoció los altos costos en el mercado de los medicamentos, aunque no en los porcentajes de 300% expuestos en el informe de la UES, pero sí en un 50%, en especial en el caso de los medicamentos genéricos [9].
Antes de comprometerse a una intervención reguladora en este mercado, De Lovo destacó que primero se debe profundizar en el estudio de la UES. Para ello, la entidad prepara un informe regional que prevé tener listo en febrero de 2008 y que busca investigar por qué se dan estos altos precios, para después determinar el tipo de acciones a tomar [9].
Un estudio que terminó en sanciones a productores de medicamentos por negarse a dar información
La Superintendencia de Competencia (SC, www.sc.gob.sv/) en marzo de 2006 inició un estudio del sector farmacéutico para indagar sobre las condiciones del mercado. El encargado del análisis pidió información sobre ventas anuales a escala nacional, categorías terapéuticas, marcas, estados financieros, detalle de farmacias propias, canales de distribución, de comercialización y competidores por producto [10].
Los productores de medicamentos no dieron la información y la SC, por primera vez desde su creación, les impuso en marzo de 2007 una sanción. La SC multó por $52,463.27 a cinco laboratorios: López, Billca (de Billy Cañas, S. A. de C. V.), Pharmasil, Ferson y Meditech (de Quimex, S.A. de C.V.). Se les impuso una multa diaria de $1,202.80 por falta al artículo 38 de la Ley de Competencia. Este enmarca las sanciones para agentes que no suministren información en los tiempos requeridos o que lo hagan de forma incompleta [11].
Desde los Laboratorios Ferson argumentaron que hizo falta tiempo para entregar lo solicitado. Este laboratorio dice manejar 282 ítems y que en 10 días –plazo que supuestamente les fijó la SC- no podían organizar la información requerida. Por su parte, responsables de Laboratorios Billca, aseguraron haber recibido el pedido de información pocos días antes de anunciada la sanción y que estaban recopilando los datos. Laboratorios Pharmasil, según indicaba el periódico Prensa Libre, desaparecieron del mercado en marzo de 2006 [10].
Desabastecimiento y dificultades en el proceso de licitación del Ministerio de Salud
Como dijimos, nuevamente las denuncias de desabastecimiento en el sistema de salud salvadoreño obligaron a que las autoridades de salud tomaran algunas medidas y dieran reiteradas explicaciones.
Las denuncias comenzaron en abril, pero recién a mediados de mayo el Ministro de Salud, Guillermo Maza, admitió sin matices el desabastecimiento de medicamentos: “En todos los hospitales hay problemas, y en todos estamos teniendo las mismas medidas”. Se buscaron los faltantes en la reserva central o la cobertura mediante los adelantos de los proveedores [12].
La compra anual de medicamentos realizada por el Ministerio de Salud, principal fuente de abastecimiento de los centros públicos de atención, se inició en marzo y la mayoría de medicinas —según Maza— ya habían sido adjudicadas, por lo que se pudo solicitar a los proveedores que adelantaran la entrega de los medicamentos. En ese momento, según informaba el Ministro, se habían anticipado 206 renglones, que representaban el 56% del total de medicamentos [12], y a fines de mayo, aseguró que solo faltaba la adjudicación de 14 de los 421 fármacos en proceso de licitación [13].
Desde los hospitales se consideraba que el comentario del Ministerio minimizaba los problemas, puesto que, por ejemplo, el Hospital Rosales, centro de mayor referencia en el país, decía registrar a finales de abril escasez de 170 medicamentos, mientras que el Ministerio reducía la cifra a 40, de los cuales a mediados de mayo solo había suministrado 25 [12]. El Hospital tuvo que hacer una compra de urgencia de varios medicamentos de especialidades a finales de abril [14].
La escasez, según explicó el Ministro, podía estar provocada por la presentación de recursos de los proveedores de algunos de los medicamentos al proceso de licitación [4]. Asimismo justificó las faltas por la demora en el inicio de la licitación de algunos medicamentos (sobre todo de tercer nivel) que generó el proceso de precalificación, aún cuando había asegurado que agilizaría la licitación. El desabastecimiento llegó a los principales centros de especialidades a principios de abril, cuando aún no había concluido ni la presentación de ofertas [13,14].
El funcionario también atribuyó el retraso a los problemas con el presupuesto y a la espera de un aporte extra. Maza aseguraba que para agilizar la aprobación del presupuesto anual, se presentó una propuesta “balanceada” con la promesa de un refuerzo a tiempo. El aporte extra de $15 millones llegó en febrero [13].
El Ministerio esperaba que la entrega completa de medicamentos pudiese terminar en agosto [13], sin embargo, en julio debió admitir que la compra de 40 medicamentos tuvo que declararse desierta. Así estos fármacos fueron incluidos en una nueva licitación que se inició a fines de junio. Entre los medicamentos se encontraban ATB, cardiovasculares, hematólicos y otros para el sistema nervioso central. Según explicó el Ministerio esto les sucede todos los años: no tienen oferentes para aquellos medicamentos que se compran en pequeñas cantidades por ser especializados. No fue sólo falta de oferentes, sino que también hubo incumplimiento por parte de una empresa, que a última hora cambió los precios. La empresa quedó descalificada del proceso y fue sancionada, según afirman desde la cartera de salud [14].
El diario Prensa Gráfica sostiene que esta afirmación no concuerda con lo ocurrido en 2006, cuando Salud marcó récord y para el 1º de junio ya todo el cuadro básico estaba adquirido [14].
En medio de la crisis generalizada en los hospitales nacionales por la falta de insumos y medicamentos, el Ministerio de Salud recibió en octubre de 2007 la noticia de que el proyecto Oportunidades de Salud para las Personas en Todas Partes (Hop, por sus siglas en inglés) les entregará una donación de hasta $12 millones en medicinas, insumos y suministros médicos, provenientes de donaciones de farmacéuticas [15].
“Esos $12 millones, son casi el 40% de los medicamentos que compramos para un año, (esto) vendría a resolver una gran cantidad de necesidades que tenemos en este momento de desabastecimiento y que siempre experimentamos a final de año”, expresó Maza [15].
Salud Pública invirtió en el 2007 $35 millones en compra de medicinas y $14 millones en insumos quirúrgicos; y tuvo que solicitar a Hacienda $30 millones de refuerzo presupuestario para abastecer a los hospitales. Sin embargo, sólo habrían recibido $10 millones [15].
En el Instituto Salvadoreño del Seguro Social
Desde hace algunos años, el sindicato de trabajadores y médicos del Seguro Social y de los hospitales públicos, vienen denunciado que el gobierno de Antonio Saca está privatizando los servicios médicos del Instituto Salvadoreño del Seguro Social (ISSS) mediante la concesión de los servicios a la empresa privada. En el último tiempo, según ellos afirman, el gobierno está realizando medidas que tienen como objetivo hacer creer que el seguro social no tiene dinero para la compra de medicamentos y para la contratación de médicos generales y especialistas; es decir, se trata de justificar la ineficacia del sector para favorecer a las empresas privadas [16].
En el último tiempo el Sindicato de Trabajadores del Seguro Social (STISSS) denunció una vez más que la institución enfrentaba desabastecimiento. Ya en noviembre de 2006 advirtió que la institución enfrentaba desabastecimiento de unos 59 medicamentos en las unidades médicas de todo el país. El sindicato responsabilizó por el desabastecimiento a la jefa de la unidad de adquisiciones y contrataciones (UACI) del Seguro, pues consideró que había incurrido en faltas administrativas y retrasó la compra de las medicinas. También señaló como responsables de la escasez a funcionaros de auditoría interna del ISSS [17].
Ante la delicada situación, el director del ISSS, Nelson Nolasco, anunció a fines de abril un plan de contingencia, que debía ser aprobado por el consejo directivo. Este plan de emergencia consistía en la creación de un fondo especial por el cual, y ante la no existencia de algunos medicamentos en las farmacias del instituto, los pacientes podían adquirirlos en las farmacias privadas y luego se les reintegrarían los fondos [18].
Al mismo tiempo que se denunciaba la falta de medicamentos en el ISSS, se dio a conocer que se incineraron 145 toneladas de medicamentos vencidos. Ante estos hechos, el FMLN (Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional) solicitó que se investigue al ISSS y que el director se presente a brindar un informe ante la comisión correspondiente [19] [a].
Los representantes del FMLN aseguraron que desde abril existe una petición formal en la comisión política para crear un equipo especial que investigue la situación general del Seguro Social en un plazo “no mayor” de tres meses. El comité deberá incluir a miembros de todos los partidos. Pero a juicio de Zoila Quijada, diputada del Frente, los avances han sido nulos [19].
Anuncios de ley de genéricos, cambios en el sistema de compra de medicamentos y de eliminación del IVA
En junio de 2006 el gobierno presentó a la Asamblea Legislativa un proyecto de ley para reformar el sistema de salud, que según diversas opiniones deja abierta la puerta a la empresa privada, aunque desde el poder ejecutivo se asegure que no se privatizará el sistema. La Mesa Permanente sobre el Derecho Humano a la Salud en El Salvador destaca que la propuesta gubernamental no establece el carácter público del sistema ni que el garante principal en el aseguramiento y garantía de la salud, como derecho humano, es el Estado. En tal sentido el Sindicato de Médicos del Instituto Salvadoreño del Seguro Social (SIMETRISSS) propusieron un anteproyecto de ley que exige prohibir privatizaciones y concesiones de servicios en ese sector [16].
Mientras la Asamblea Legislativa estudia el proyecto de ley de reforma del sistema de salud, el Presidente Saca ha hecho anuncios de una serie de medidas de corte social, bajo la denominación Alianza por la Familia, entre las cuales incluyó una ley de genéricos y la reforma al sistema público de compras de medicamentos. Estas dos medidas además de aliviar el bolsillo de los salvadoreños buscarían abaratar los costos de las instituciones públicas [6].
“Hay una serie de ideas en lo que ha mencionado, pero lo más importante es que la gente pueda recibir información de que existen varias opciones de compra de medicamentos, dar libertad para comprar el más adecuado, y eso incluye el genérico”, explicó Saca, que dejó abierta la posibilidad de revisar la actual tarifa arancelaria del 5% para la importación de medicamentos. “Es un arancel superbajo”, detalló la Ministra de Economía, Yolanda de Gaviria. Saca prefiere sin embargo centrarse en medidas que permitan abaratar los precios, antes de tocar la protección que se mantiene a la industria farmacéutica nacional [20].
Esta protección se podría ver afectada por la propuesta del PDC (Partido Demócrata Cristiano), con el apoyo del FMLN, para eliminar el IVA a los medicamentos importados y beneficiar al consumidor final. El Presidente Saca se opone a este proyecto [21].
Como se ha indicado anteriormente INQUIFAR también se opone a la eliminación del IVA a los importadores si no se elimina el impuesto a los medicamentos nacionales ya que los dejaría en clara desventaja frente a los extranjeros. Ante el panorama planteado, la organización sugiere que se utilice la modalidad de “tasa cero”, que significa que las industrias no paguen el IVA por los insumos que utilizan para fabricar los medicamentos, y así poder venderlas baratas [21].
La postura del Presidente Saca es que este tipo de medidas -exonerar del IVA a los importadores de medicinas- necesitan ser estudiadas en profundidad, porque en lugar de favorecer a los consumidores pueden más bien favorecer a los comerciantes. “Tenemos que analizar fiscalmente los impactos, tenemos que analizar si va a favorecer a la gente”, insistió. El gobernante criticó que apenas se anuncia que le van a bajar el IVA, los comerciantes suben el precio a los productos [21].
Pero en el Gobierno no todos opinan igual. El Ministro de Salud, Guillermo Maza, opinó –aclarando que era a título personal- que “en numerosos países del mundo los medicamentos no tienen IVA. Creo que nadie podría dar una opinión desfavorable a una iniciativa (como la del PDC)” [21].
Mientras la propuesta del PDC generó debate en varios sectores, para algunas empresas importadoras de fármacos no es un asunto que les genere preocupación. Roche, por ejemplo, factura sus productos en Costa Rica y en El Salvador y sólo da “seguimiento” a los pedidos, es decir que se reciban los medicamentos y se despachen a las droguerías o distribuidores. “A ellos les cae el pago del IVA”, comentó una fuente de la empresa [21].
Nota de los editores:
a. Se pueden ver antecedentes en “El Salvador: Pérdida de ISSS en medicina vencida es de $9,3 millones”, en la Sección Economía del Boletín Fármacos 2006; 9(4).
Referencias:
1. Clara Villatoro, Piden que la DC monitoree el precio de las medicinas, La Prensa Gráfica (El Salvador), 16 de febrero de 2007.
2. Verónica Fernández y Carmen Morán, Piden regular precios a los medicamentos, El Salvador.com, 14 de marzo de 2007.
3. Daniel Trujillo y Santiago Leiva, Precio de medicamentos varía hasta 1,300%, Diario Co Latino, 19 de octubre de 2007.
4. Eduardo A Espinoza (Investigador principal) / Observatorio de Políticas Públicas y Salud (OPPS) de la Universidad de El Salvador (UES), Disponibilidad y precio de medicamentos esenciales en El Salvador durante el segundo semestre de 2006. Informe final, septiembre 2007. Disponible en: www.haiweb.org/medicineprices/surveys/200611SV/sdocs/survey_report.pdf
(89 pág.)
5. Daniel Trujillo, El Salvador compra y vende medicamentos a precios más altos en el mundo, Diario Co Latino (El Salvador), 24 de septiembre de 2007.
6. Evelyn Machuca, Salud habla de una ley de prescripción, La Prensa Gráfica (El Salvador), 11 de diciembre de 2007.
7. Eduardo Toledo, INQUIFAR desestima informe de UES, sobre medicamentos caros, Diario Co Latino (El Salvador), 17 de octubre de 2007.
8. Daniel Trujillo, UES afirma que estudio tiene “estricto rigor científico”, Diario Co Latino (El Salvador), 25 de octubre de 2007.
9. Rossy Tejada y Mayency Linares, DC reconoce alto costo de medicinas, La Prensa Gráfica (El Salvador), 20 de octubre de 2007.
10. Claudia Contreras, Multan a laboratorios por negar información, La Prensa Gráfica (El Salvador), 22 de febrero de 2007.
11. Claudia Contreras y Sara V. López, SC multa por $52,000 a laboratorios por negar información, La Prensa Gráfica (El Salvador), 31 de marzo de 2007.
12. Clara Villatoro, Maza: “Hay problemas en todos los hospitales”, La Prensa Gráfica (El Salvador), 17 de mayo de 2007.
13. Clara Villatoro, Salud recibió $15 millones de refuerzo, La Prensa Gráfica (El Salvador), 30 de mayo de 2007.
14. Clara Villatoro, 10% de medicinas sin adjudicar, La Prensa Gráfica (El Salvador), 7 de julio de 2007.
15. Yamileth Cáceres, Entidad donará a Salud Pública $12 millones en insumos y medicinas, El Diario de Hoy (El Salvador), 24 de octubre de 2007.
16. Denuncian ardid para privatizar salud pública salvadoreña, Prensa Latina, 15 de mayo de 2007.
17. Jéssica Ávalos, El STISSS denuncia desabastecimiento de medicamentos, La Prensa Gráfica (El Salvador), 29 de noviembre de 2006.
18. Evelyn Machuca, Dirección ISSS plantea solución a la escasez, La Prensa Gráfica (El Salvador), 28 de abril de 2007.
19. Clara Villatoro, FMLN pide citar al director del ISSS, Nación (El Salvador), 6 de junio de 2007.
20. Karla Ramos, Saca alista un segundo paquete de medidas, La Prensa Gráfica (El Salvador), 12 de junio de 2007.
Katlen Urquilla e Y. Cáceres, Empresarios y Saca rechazan eliminar IVA a medicamentos, El Diario de Hoy (El Salvador), 10 de octubre de 2007.