Ética, Derecho y Ensayos Clínicos
Regulación, Registro y Diseminación de Resultados de Ensayos Clinicos
La investigación de medicamentos esconde miles de estudios con resultados negativos. Una campaña trata de resolverlo(Drug researchers hide thousands of negative studies. A new campaign is trying to change that).
Julia Belluz
Vox, 14 de enero de 2015
http://www.vox.com/2015/1/14/7546569/clinical-trials-transparencyTraducido por Salud y Fármacos
Imagínese si tiene que decidir si compra o no una casa habiendo visto solo la mitad de la propiedad. El agente de propiedad le muestra los dormitorios y la cocina, pero no puede entrar en el comedor ni en el sótano.
¿Compraría la casa? La decisión la tomaría con información basada en suposiciones. Es exactamente lo mismo que hacen hoy día los médicos cuando deciden lo que necesitan sus pacientes (medicamentos, pruebas diagnósticas, procedimientos).
En atención médica, tanto los profesionales de la salud como las agencias reguladoras, para tomar decisiones sobre la seguridad y eficacia de los medicamentos y dispositivos médicos tienen en cuenta la información que proviene de los ensayos clínicos. Se estima que la mitad de los resultados de los ensayos clínicos no se llegan a publicar, y los que presentan resultados negativos o poco prometedores tienen mayor probabilidad de no publicarse (un fenómeno conocido como sesgo de publicación).
Entre los datos que no se publican podría haber información sobre los daños o efectos secundarios que ha sufrido el paciente, posibles razones por las que un ensayo ha fallado o información sobre medicamentos poco prometedores que no deberían volverse a testar, e información que investigadores independientes podrían utilizar para juzgar la calidad de los resultados de la investigación.
Sin esta información, los médicos actúan como agentes de bienes y raíces vendiendo casas que ellos apenas han visto – pero toman decisiones que literalmente pueden representar la vida o la muerte de sus pacientes.
Durante los últimos años se ha ido gestando un movimiento para resolver este sistema decisorio que no funciona: para asegurar que los resultados de los ensayos clínicos no desaparezcan y que todos los ensayos clínicos se registran en bases de datos públicos (como la de EE UU clinicaltrials.gov), que están a disposición de todo el que quiera usarlas. Hoy, la iniciativa por la transparencia ha recibido un estimulo al publicarse el informe del Institute of Medicine (IOM).
El informe –“Para Compartir la Información de los Ensayos Clínicos y Maximizar los Beneficios Minimizando los Riesgos” – básicamente dice que el status quo no es aceptable. El informe, escrito por un grupo multidisciplinario que incluye a médicos, editores de revistas y grupos de pacientes, dice que compartir la información tiene que convertirse en la norma en la investigación médica, y describen la información de los ensayos clínicos que debería hacerse pública y cuando debe hacerse publica.
“Estábamos esperando un evento que decantara la situación”, dijo Deborah Zarin, directora de clinicaltrials.gov. “Esto demuestra que las expectativas han cambiado: si usted es un investigador o si patrocina investigación, la expectativa será que al final del estudio ponga los datos a disposición del público”.
En el informe, el IOM dijo que en lugar de simplemente diseñar y planificar el estudio, los científicos necesitan planificar y documentar como van a compartir la información para que otros que quieran volver a analizar los datos puedan hacerlo.
Una de las recomendaciones más provocadoras incluye que se pueda acceder a los datos de cada participante. Ahora, solo se comunican y se registran en las bases de los ensayos clínicos los resúmenes de los resultados de estudios.
Pero tal como se señala en una editorial del New England Journal of Medicine, cuando los investigadores utilizan las formulas estadísticas para juntar la información y analizar los resultados individuales de los pacientes se puede perder mucha información. Cuando se utilizan diferentes métodos para resumir los datos también se puede llegar a conclusiones diferentes.
Por ejemplo, un estudio de resonancia magnética tiene que ser leído e interpretado por un médico; las notas del departamento de emergencia pueden indicar si un participante en un ensayo clínico tuvo un infarto de miocardio. Cuando investigadores independientes ven estos scans y las notas, pueden llegar a conclusiones diferentes.
En este momento, los investigadores suelen archivar esta información cuando se termina el estudio. Pero el IOM dice que esto tiene que cambiar. Recomiendan que a los seis meses de haber publicado los resultados d
el ensayo (o 18 meses de haberlo concluido), los investigadores compartan los datos de los participantes a través de bases de datos abiertas.
El IOM recomienda que:
– Al finalizar el ensayo, los científicos tienen un año para compartir el resumen de sus resultados, incluyendo los efectos adversos.
– A los 18 meses de haberse concluido el ensayo, los investigadores deben compartir las bases de datos completas de los ensayos clínicos (por ejemplo, los datos individuales)
– Las iniciativas para compartir la información tienen que ser transparentes y deben ser supervisadas por paneles de expertos y el público.
Los lentos avances para compartir los datos de los ensayos clínicos
Las sugerencias de la IOM están en la misma línea de otras iniciativas para impulsar la agenda de transparencia en los ensayos clínicos.
El Departamento de Salud publicó a finales del año pasado un plan para que clinicaltrials.gov se convirtiera en la base más grande de ensayos clínicos del mundo, que estuviera manejada por los National Institutes of Health, y fuera más comprehensiva.
La campaña AllTrials, liderada por un grupo de científicos y médicos europeos, ha estado presionando para que cada ensayo clínico (pasados, presentes y futuros) se registren, y se informe sobre todos los métodos y resultados.
Más recientemente, las compañías farmacéuticas, incluyendo GlaxoSmithKline, Novartis y Sanofi, crearon un portal en la web donde investigadores independientes pueden solicitar los datos anonimizados de los pacientes que participan en los ensayos clínicos. En este caso, las compañías actúan como guardianes de la información.
La Universidad de Yale ha estado colaborando con la industria, incluyendo Medtronic y Johnson and Johnson, para que investigadores independientes puedan tener acceso a los datos primarios de los ensayos clínicos.
Algunos piensan que como hay un movimiento a favor de la transparencia, el informe del IOM podría haber sido más valiente.
Harlan Krumholz, profesor de medicina y defensor de la transparencia en la Universidad de Yale, dijo “Me hubiera gustado que el informe hubiera sido más exigente… que tuvieran que compartir antes los datos, y que hubieran incluido más tipos de estudios en la lista de los que tendrán que compartir la información”.
“Pero, hace varios años hubiera sido imposible imaginar un informe del IOM que clarificase los temas que en estos momentos estamos enfrentando y que tenemos que cambiar”.
Peter Doshi, profesor asistente en la facultad de farmacia de la Universidad d Maryland y editor asociado del BMJ dijo que el IOM debería haber presionado a la FDA para que ponga a disposición del público la información que tiene sobre el proceso de aprobación de medicamentos.
“Sabemos que tienen más información que nadie sobre los medicamentos que la gente está consumiendo” dijo. Su contraparte europea – la Agencia Europea de Medicamentos – ya ha aceptado publicar sus datos para que se pueda hacer un análisis independiente, añadió. “La FDA tiene muchos más datos que la EMA, y tendría que hacer lo mismo”.
También dijo que la definición de “información comercial confidencial” es vaga y permite que las compañías y otros que realizan ensayos oculten información.
“Sabemos que lo que se considera ‘comercial y confidencial’ es subjetivo y debatible. Me hubiera gustado que el IOM hubiera sido más concreto, y que hubiera dicho que la información comercial confidencial también puede tener valor para la salud pública, y que cuando tiene valor para la salud pública este es más importante que preocuparse por la confidencialidad comercial”.
El camino hacia la abrir las bases de datos en medicina va a ser largo. El IOM es una organización no-gubernamental de expertos, por lo tanto no tiene ninguna fuerza legal o política. A pesar de todo, como Kumholz dijo, “Las recomendaciones del IOM no son pioneras en el camino para hacer la ciencia más asequible a todos, pero da ímpetu al esfuerzo”.