Ética
El lema del foro de Davos fue “El Gran Reinicio”. La crisis de la vacunación comenzó con el caos federal y culminó con el drama de las licencias. Pero el virus sólo puede ser derrotado globalmente.
Primero Pfizer, ahora Astra-zeneca. Los fabricantes de productos farmacéuticos no dejan pasar ninguna oportunidad para engañar a la Comisión Europea. En primer lugar, la empresa estadounidense Pfizer anunció “cuellos de botella en el suministro” debido a que la planta de Puurs (Bélgica) será reconstruida. Ahora, a pocos días de que la vacuna desarrollada en Oxford sea aprobada por la Comunidad europea, la dirección de la empresa británico-sueca Astra-zeneca anunció que reducirá las cantidades de entrega por problemas en la cadena de suministro. Esto causó indignación en todo el espectro político, porque las carencia afectan sólo a las dosis de vacunas destinadas a la UE.
Este malestar preliminar en la carrera contra el virus se relaciona con un drama que comenzó con indecisiones de la UE, preparativos tardíos y caos federal. No es necesario que el ministro de Sanidad, Jens Spahn (CDU), calcule ahora la cantidad de vacunas que debería haber adquirido, porque los fabricantes se limitan a incumplir unos contratos ya de por sí opacos. Que los productores de vacunas dejen que la UE con la mano tendida, porque países como EE.UU., Canadá e Israel pagan más, porque las ampliaciones de producción no son rentables o porque las cadenas de suministro globales se rompen, finalmente no importa. De todos modos los controles de exportación con los que Spahn amenaza ahora a Astra-zeneca son de poca utilidad por el momento para todos aquellos que desesperadamente esperan una vacuna.
“El gran reinicio” fue uno de los lemas del Diálogo de Davos, en el que Angela Merkel admitió esta semana que las cosas van demasiado lentas en Alemania con la lucha contra la pandemia. Un buen lema para la reestructuración de una producción de conocimiento ahora atrapada en el sistema de patentes del sector privado sería “Un nuevo gran comienzo”, porque el sistema actual de suministro de medicamentos no está anclado en las necesidades, ni siquiera en situaciones de emergencia. Es obsceno querer obtener beneficios con vacunas que son esenciales para la supervivencia. A corto plazo, el Estado puede intervenir y crear incentivos de producción para las empresas, como sugiere el economista Moritz Schularick. Pero darle el dinero a la industria farmacéutica no es la solución. Por otra parte, ya es hora de que Alemania y la UE apoyen la concesión de licencias justas. La pandemia sólo puede ser derrotada a nivel mundial.