En febrero, la Organización Mundial de la Salud (OMS) celebró una reunión en Ginebra sobre la epidemia de coronavirus. Varios bioeticistas resumieron las discusiones sobre los principios éticos en un artículo que se ha publicado en Public Health Ethics [1]. Entre sus cinco autores se encuentra Ezekiel Emanuel, un ex asesor del ex presidente Obama a quien el presidente electo Joe Biden designó para formar parte de su grupo de trabajo sobre el Covid-19.
Los principios no son los cuatro ya conocidos que se enseñan en las facultades de medicina: respeto por la autonomía, beneficencia, no maleficencia y justicia. A continuación, presentamos las principales inquietudes que surgieron de la reunión:
Solidaridad, “la práctica de alzarse juntos y actuar en común”. “Así como la infección se propaga a través de la conexión, nuestra respuesta ética requiere que actuemos juntos para asegurar que se reconoce que tenemos todos la misma naturaleza, las mismas necesidades y el mismo valor”.
Respeto moral igualitario. “No hay lugar para desacuerdos en cuanto a la igualdad en el respeto moral que se debe otorgar a cada individuo. En resumen, la igualdad de respeto moral es una condición previa fundamental para que haya un trato justo y equitativo”.
Equidad. “Tratar a las personas equitativamente significa tratar los casos similares por igual, es decir, tratar a las personas de acuerdo con sus necesidades particulares”.
Autonomía. “Un individuo autónomo es capaz de controlar lo que sucede en su cuerpo y en su vida. Las personas autónomas pueden también renunciar a tomar decisiones”.
Vulnerabilidad. “Su función ética fundamental es señalar la necesidad de una mayor reflexión ética -o un mayor escrutinio ético en el contexto de la investigación- sobre los riesgos y las amenazas a las que se enfrenta una persona o un grupo considerado potencialmente vulnerable”.
Confianza. “Durante las emergencias de salud pública como la del COVID-19, es necesario tomar medidas para garantizar que se preserve la confianza en los responsables de dar respuesta”.
Curiosamente, la solidaridad es el tema principal y no la autonomía, que ha sido el principio por defecto en la mayoría de los discursos éticos contemporáneos. ¿Refleja esto una tendencia creciente a considerar, en palabras de Craig Klugman, que “la bioética ha ido demasiado lejos en defender al individuo y necesita dar un giro hacia darle más importancia a la comunidad y el bien común”? [2]
Referencias