Los diputados nos dieron una bofetada a los costarricenses y luego intentaron teñir de tinto político electoral, una decisión que claramente lleva consigo la protección de su parte a un pequeño grupo empresarial que está drenando los bolsillos de las familias costarricenses, lucrando con un oligopolio nefasto que se reparte más de 900 millones de dólares al año en el mercado de medicamentos. Su decisión de votar negativo el proyecto de ley que procuraba la regulación del precio, márgenes de utilidad de distribuidoras y minoristas en el mercado de medicamentos, muestra hasta dónde llega la captura de nuestro parlamento por los intereses de unos cuantos grupos empresariales, que claramente afectan a la mayoría, a los de a pie, a los costarricenses que pagan hasta cinco veces el valor medio de un medicamento.
Los reportes e investigaciones hechas desde el 2011 dan cuenta de que el país ha tendido a consolidar una industria de medicamentos claramente integrada verticalmente con las grandes farmacéuticas y las droguerías y laboratorios costarricenses se han coludido para hacer representaciones comerciales que claramente bloquean la entrada de genéricos y que provocan que el medicamento comercial promedio sea el doble más cara en Costa Rica respecto a la media latinoamericana. Los estudios del Ministerio de Economía dan cuenta de integración vertical entre droguerías y farmacias y una alta captura de mercado de casas comerciales que representan a grandes conglomerados de la industria farmacéutica.
Nada de lo anterior pasaría el rango medio de competencia efectiva que se deriva de la teoría económica, por lo que claramente sería un sujeto y objeto de regulación pública. Los excesivos trámites y la negligencia del Ministerio de Salud permiten que las prácticas comerciales anticompetitivas se consoliden a favor de dos grandes consorcios de empresarios que participan del sector. Mi interés no es denunciar a los privados por hacer domingo con la platita de la clase media costarricense, “la verdad es que si existe el portillo y al zorro le dan las llaves del gallinero, que se coma las gallinas es la respuesta esperada” El problema está en el guardián de las gallinas y del gallinero, nuestro raquítico y poco activo Ministerio de Economía, nuestro adolorido y negligente Ministerio de Salud y claro, amparados por Diputados complacientes y claramente entregados a los intereses del sector privado.
Regular el mercado de medicamentos debería ser un tema ético, debería ser un tema de común acuerdo de todos y claro, debería ser un tema urgente en medio de esta crisis social, económica y de salud pública que tenemos. No es posible que dos actores de la cadena de medicamentos, la representación comercial de las droguerías, altamente concentrada en dos o tres actores e integradas con grupos de farmacias, se esté llevando miles de millones de colones de la bolsa de los consumidores a vista y paciencia de las autoridades. Es cierto, de esto hacen silencio muchos médicos cómplices que reciben viajecitos a congresos, regalías e inclusive porcentajes de venta de algunas recetas de fármacos, sin hacer mención a sus clientes, los pacientes, de la existencia de opciones similares de más bajo precio. En serio, también son complacientes algunas casas comerciales que permiten bloquear el acceso al genérico de menos costo, ni que decir de algunos políticos que reciben amplias sumas para financiar sus campañas. Empero, más allá de quienes se benefician y cómo con algunas “cochinadillas” que se cargan a la factura de la salud pública del país, lo más inmoral es que tengamos un país en la OECD con un problema tan serio de competencia efectiva en el mercado de medicamentos.
Urge un debate público sobre las razones para oponerse al proyecto de ley que regula los márgenes de ganancia extraordinarios de estas casas comerciales y droguerías, quisiera preguntarles a ¿quién defienden? y ¿por qué se esconden detrás de un argumento tan simplista y poco técnicos? A las autoridades del Ministerio de Economía y del Ministerio de Salud, pedirles congruencia y diligencia ante este tema, no se vale hacer las del avestruz y esconderse ante la clara realidad. Es hora de ponerse serio y tomarnos en serio la eliminación de las prácticas no competitivas del mercado de medicamentos. No se vale que en promedio los medicamentos le salgan a los costarricenses al doble de lo que cuestan en América Latina, no se vale que se concentre el mercado en tres o cuatro grupos de interés y que permitamos, que se dejen las llaves del gallinero estos zorros con piel de oveja. Señores diputados es hora de hablar con la verdad y poner orden en la regulación del mercado de medicamentos.