Resumen
En 2022, los estudiantes de las universidades norteamericanas que exigieron el refuerzo de la vacunación con una tercera dosis de vacuna contra el covid-19 corrieron el riesgo de no poderse matricular si no estaban vacunados. Para evaluar la idoneidad de obligar a recibir las dosis de refuerzo en este grupo de edad, combinamos la evaluación empírica de riesgos y beneficios y el análisis ético.
Para prevenir una hospitalización por covid-19 en un periodo de 6 meses, estimamos que entre 31.207 y 42.836 adultos jóvenes de 18-29 años deberían recibir una tercera vacuna de ARNm.
Se espera que los mandatos de refuerzo en adultos jóvenes causen un daño neto: por cada hospitalización por covid-19 evitada, preveemos al menos 18,5 acontecimientos adversos graves de las vacunas de ARNm, incluyendo 1,5-4,6 casos de miopericarditis (que normalmente requieren hospitalización) asociada al refuerzo entre los varones. También anticipamos 1.430-4.626 casos de reactogenicidad de grado ≥3 que interfiere con las actividades diarias (aunque normalmente no requieren hospitalización).
Que las universidades obliguen a los estudiantes a recibir dosis de refuerzo no es ético porque:
Consideramos los argumentos en contra, incluyendo los esfuerzos para aumentar la seguridad en el campus, pero encontramos que están plagados de limitaciones y poco apoyo científico. Por último, discutimos la relevancia política de nuestro análisis para los mandatos de vacunación de la serie primaria covid-19.