Los antihistamínicos se utilizan con frecuencia para tratar los síntomas de la alergia [1]. Se ha documentado el uso indebido de los antihistamínicos, principalmente entre los adolescentes y los adultos jóvenes [2]; sin embargo, la implicación de los antihistamínicos en las muertes por sobredosis no se ha estudiado de forma comprehensiva. Entre los diversos subtipos de antihistamínicos, el subtipo H1 de primera generación puede causar efectos anticolinérgicos, incluyendo una fuerte sedación [3] que se podría exacerbar cuando se utiliza con otros fármacos sedantes (p. ej., opiáceos), La difenhidramina, un antihistamínico H1 de primera generación y de venta libre, se ha utilizado como adulterante en combinación con opioides en los canales de distribución de drogas ilícitas [4], y se puede utilizar para reducir los efectos secundarios relacionados con los opioides (p. ej., picor en la piel debido a la liberación de histamina por el uso de opioides).
Para describir las muertes por sobredosis no intencionales y de intención indeterminada cuando los análisis dan positivo para la presencia de antihistamínicos, o cuando los antihistamínicos están implicados, o en ambos casos, los CDC analizaron los datos del Sistema Estatal de Notificación de Sobredosis de Drogas no Intencionales (State Unintentional Drug Overdose Reporting System -SUDORS), que estaban disponibles para 43 estados y el Distrito de Columbia para 2019-2020.
Una muerte se clasificó como antihistamínico-positiva si se detectó cualquier antihistamínico en los análisis postmortem de toxicología o se enumeró como causa de muerte en el certificado de defunción. Una muerte se clasificó como con participación de antihistamínicos si la causa de muerte en el certificado de defunción enumeraba esta clase de fármaco (es decir, antihistamínico implicado es un subconjunto de antihistamínico positivo). La descripción de las muertes incluye: sexo, edad, raza y etnia, región de la Oficina del Censo de EE UU y otros fármacos implicados. Los análisis se limitaron a los fallecidos para los que se disponía de resultados toxicológicos postmortem.
Entre las 92.033 muertes por sobredosis producidas durante 2019-2020, 13. 574 (14,7%) fueron antihistamínico-positivas y en 3.345 (3,6%) estaba involucrado un antihistamínico; menos del 0,1% (90) involucraron únicamente a antihistamínicos (Se puede ver un Cuadro en el documento original). Casi todas las muertes antihistamínico- positivas o en las que estaba involucrado un antihistamínico (13.475, 99,6%; 3.339, 99,8%, respectivamente) incluían antihistamínicos H1 de primera generación, principalmente difenhidramina (9.645, 71,1%; 2.226, 66,5%, respectivamente). La proporción de muertes por sobredosis relacionadas con antihistamínicos y positivas para la difenhidramina fue más alta entre las mujeres (52,0%; 52,8%), las personas de 35-44 años (26,1%; 26,5%) y las personas blancas no hispanas (78,1%; 78,7%); los patrones demográficos de las muertes positivas a antihistamínicos y a difenhidramina fueron similares, salvo que las muertes fueron más frecuentes entre los varones (57,8%; 59,6%) y en la región del Oeste Medio (Illinois, Indiana, Iowa, Kansas, Michigan, Minnesota, Missouri, Nebraska, North Dakota, Ohio, South Dakota, Wisconsin) (43,6%; 51,0%). La mayoría de las muertes por sobredosis que involucraron a los antihistamínicos y a la difenhidramina estaban relacionadas con opioides (82,8% y 82,7%, respectivamente), principalmente fentanilos de fabricación ilícita (FMI) [5].
Casi el 15% de las muertes por sobredosis durante 2019-2020 fueron antihistamínico-positivas, y el 4% involucraron a los antihistamínicos; solo 90 muertes involucraron a los antihistamínicos como único medicamento. La mayoría de las muertes antihistamínico-positivas y antihistamínico-implicadas incluyeron a la difenhidramina, que es fácilmente accesible sin receta como medicamento para la alergia y como somnífero. Las muertes relacionadas con antihistamínicos solían ir acompañadas de opiáceos; esto se podría atribuir en parte a la adulteración del suministro ilícito de opiáceos con antihistamínicos, en particular difenhidramina, que puede ser peligrosa porque se pueden combinar sus efectos sedantes. En el caso de cualquier sobredosis en la que se sospeche que están implicados los opioides es importante administrar naloxona. Dado que los antihistamínicos no responden a la naloxona, las sobredosis en las que están implicados los opioides y los antihistamínicos podrían requerir la administración de naloxona además de otras medidas de respuesta médica inmediata para evitar la muerte.
Las conclusiones de este informe están sujetas al menos a dos limitaciones. En primer lugar, los resultados incluyen 44 jurisdicciones y podrían no ser representativos a nivel nacional. En segundo lugar, los métodos de análisis de las drogas no están estandarizados en todas las jurisdicciones, lo que podría limitar la interpretación de los resultados. La positividad a los antihistamínicos podría reflejar su uso para tratar la alergia u otros síntomas en lugar del uso indebido. También es posible que algunas personas no consumieran antihistamínicos a sabiendas y estuvieran expuestas a estas drogas a través de la adulteración de la oferta de drogas ilícitas con antihistamínicos. A pesar de estas limitaciones, estos datos ponen de relieve la importancia de mantener la vigilancia para conocer los fármacos y las combinaciones de fármacos que contribuyen a las muertes por sobredosis, y para orientar los esfuerzos de concienciación sobre los peligros potenciales de la impredecible oferta de drogas ilícitas y el uso conjunto intencionado o no de sustancias, incluyendo los antihistamínicos y los opioides.
Referencias