Medicines Law & Policy propuso recientemente que se incluyera una disposición en el instrumento pandémico de la OMS, cuyo objetivo es facilitar el acceso a conocimientos críticos y secretos comerciales para permitir la fabricación de contramedidas pandémicas [1]. Hemos escrito otra nota informativa que amplía el contexto y añade matices importantes que explican por qué esta disposición es importante y por qué sin ella el mundo está en continuo peligro, incluso en las peores situaciones como por ejemplo la liberación (accidental o deliberada) de un arma biológica.
Ante la amenaza global que suponen las futuras pandemias que podrían ser existenciales para todos, en todas partes, a todos nos conviene hacerlo mejor. Sin duda, deberíamos reconocer lo que se logró mediante acuerdos voluntarios entre empresas farmacéuticas durante la covid-19, y deberíamos asumir que se les debe dar la oportunidad de celebrar dichos acuerdos en cualquier futura pandemia. Sin embargo, no podemos darnos el lujo de que, en el futuro, se limite innecesariamente lo que podría requerir una movilización planetaria total. Por lo tanto, en caso de que una respuesta voluntaria resulte insuficiente, o parezca que va a resultar insuficiente en el tiempo necesario, deberíamos tener un “plan B” internacional transparente, que no esté limitado por consideraciones comerciales o, incluso, políticas.
Muchos de los elementos de un “plan B de propiedad intelectual” ya están establecidos en el propio Acuerdo sobre los ADPIC, respaldado por la Declaración de Doha sobre los ADPIC y la Salud Pública. Se está debatiendo una opción adicional para una exención de propiedad intelectual con plazos determinados en el artículo 11 del borrador del instrumento de la OMS. Sin embargo, estos elementos no son lo suficientemente amplios como para abordar adecuadamente el problema de compartir los conocimientos técnicos/secretos comerciales que identificamos en nuestra propuesta. No pueden garantizar que la producción de medicamentos “biológicos” más complejos se pueda facilitar durante una pandemia. Consecuentemente, hemos sugerido la siguiente disposición adicional para su inclusión en el borrador de instrumento de la OMS:
Cuando el Director General de la OMS haya determinado que: (i) un brote pandémico, o la amenaza de un brote pandémico, representa una emergencia de salud pública de importancia internacional (ESPII); (ii) se requiera la producción urgente por parte de terceros calificados de un producto farmacéutico para responder al brote pandémico, o a la amenaza del brote pandémico; y (iii) la fabricación se impide o se dificulta por falta de acceso a información no divulgada tal como se define en el art. 39.2 ADPIC, que esté en posesión de una o más entidades ubicadas en una o más Partes, esa o esas Partes obligarán a esa o esas entidades a compartir la información no divulgada con terceros.
Los elementos (i) y (ii) son consistentes con que las empresas farmacéuticas puedan realizar tantos acuerdos voluntarios como deseen para ampliar la producción. Si al hacerlo permiten utilizar todos los recursos de fabricación disponibles, esta disposición no se aplicará. Sin embargo, si se determina que, de manera realista, existen recursos de fabricación adicionales que también podrían habilitarse si se les proporcionara el conocimiento técnico y los secretos comerciales necesarios (elemento (iii)), entonces se podría invocar la disposición para exigir a los países en cuestión, donde se encuentran las empresas farmacéuticas que poseen los conocimientos técnicos o los secretos comerciales, que obliguen a las empresas a compartirlos con los fabricantes adicionales.
En términos de recursos de fabricación disponibles, es importante tener en cuenta que, como parte de un plan integral de preparación para futuras pandemias, no sólo se deben aprovechar plenamente los recursos existentes, sino que también se debe impulsar la capacidad de fabricación sostenible de vacunas de todo el mundo, incluso mediante iniciativas como el mencionado Centro que se ha establecido en Sudáfrica. Kate Bingham, quien dirigió con gran éxito el Grupo de Trabajo sobre Vacunas del Reino Unido durante la pandemia de covid-19, declaró recientemente:
“Es esencial que el Reino Unido, y tal vez el G20 y otros países motivados, inviertan en la construcción de instalaciones de fabricación de vacunas en todo el mundo, especialmente en África… Necesitamos desarrollar las habilidades, la infraestructura y las capacidades para fabricar vacunas seguras y aprobadas, y para que se pueda hacer rápidamente en una pandemia”.
Una cuestión práctica clave es que, incluso en las circunstancias más favorables, compartir conocimientos técnicos o secretos comerciales no es necesariamente fácil. Los conocimientos técnicos y los secretos comerciales pueden estar escritos y no escritos (conocimiento “tácito”). Sin embargo, para que haya un plan B creíble, se debe encontrar un mecanismo viable. Sugerimos que pensar ahora en cómo evitar los problemas de transferencia y las dificultades para ampliar la capacidad de producción que enfrentaron las empresas farmacéuticas para compartir conocimientos/secretos comerciales durante la covid-19 podría ser de vital importancia en una futura pandemia, ya sea que dicho intercambio sea voluntario u obligatorio. Es posible que: (i) las empresas farmacéuticas puedan acordar (o verse sometidas por un requisito regulatorio) a sistematizar la forma como se manejan los conocimientos técnicos/secretos comerciales y la dotación de recursos a los equipos asociados de manera que puedan contribuir a un intercambio urgente y eficiente en una emergencia; y/o que (ii) los “cuellos de botella” en ese intercambio podrían reducirse mediante equipos que utilicen estructuras como el Banco de Patentes (Medicines Patent Pool o MPP) o el Bando de tecnologías covid de la OMS (WHO Covid-19 Technology Access Pool o C-TAP).
Se entiende que es probable que las empresas farmacéuticas vean con escepticismo la idea del intercambio obligatorio de conocimientos técnicos y secretos comerciales. Es muy probable que sugieran que pensar en una idea así podría tener un impacto en su modelo de negocio, por ejemplo, al desalentar inversiones futuras. Sin embargo, si realmente existe un conflicto entre un modelo de negocio particular y un plan sólido para combatir una futura pandemia que, en el peor de los casos, podría ser de naturaleza existencial, parece sensato sugerir que es el modelo de negocio el que debería analizarse, no el plan. Esto nos recuerda una caricatura oscuramente divertida del New Yorker (Tom Toro, 2012) que muestra a un sobreviviente trajeado que dice a otros sobrevivientes alrededor de una fogata: “Sí, el planeta fue destruido. Pero en un hermoso momento creamos mucho valor para los accionistas”.
Es interesante que ahora también se estén produciendo reflexiones similares sobre la necesidad de acceder a conocimientos y secretos comerciales corporativos, en el contexto de una amenaza potencialmente existencial, en relación con el posible desarrollo de la inteligencia artificial (general) (IA) en los próximos años. Antes de la cumbre internacional sobre seguridad de la IA que se celebrará en Bletchley Park, donde Alan Turing lideró el esfuerzo de los aliados para descifrar los códigos durante la Segunda Guerra Mundial, el gobierno británico ha estado en conversaciones con empresas como OpenAI y DeepMind para tener mayor acceso ( “sin precedentes”) a sus modelos de IA, alegando que no ha sido posible evaluar adecuadamente sus riesgos potenciales porque hasta ahora las empresas solo han permitido un acceso limitado. En ambos casos, hay que felicitar a las empresas privadas por sus importantes logros, pero debemos, no obstante, mantener la perspectiva clara de que operan en un contexto público y, deben adherirse a la regulación gubernamental, con fines públicos, y no al revés.
Tanto en el contexto de los debates sobre el instrumento de la OMS como en otros ámbitos, todavía queda mucho trabajo por hacer si se quieren establecer y ensayar planes viables para prepararse y, con suerte, combatir con éxito, futuras pandemias. Esperamos que la disposición que hemos propuesto estimule una conversación, que ya debería haberse dado, sobre la necesidad de compartir los conocimientos técnicos y los secretos comerciales en dichos planes.
Referencias