En 2023, un equipo alemán realizó una revisión sistemática con metaanálisis de ensayos clínicos aleatorizados de doble ciego que evaluaron a los siguientes inhibidores de la colinesterasa para tratar la enfermedad de Alzheimer y la demencia asociada al mal de Parkinson: donepezilo, galantamina y rivastigmina. El análisis se enfocó principalmente en sus efectos adversos gastrointestinales y psiquiátricos [1].
En total, se incluyeron 46 ensayos clínicos aleatorizados publicados o sin publicar, con 22.845 pacientes. Según este metaanálisis, en comparación con un placebo, el riesgo de depresión fue 1,6 veces mayor tras la exposición a un inhibidor de la colinesterasa (5,1% versus 2,9%; 10 ensayos clínicos; cociente de probabilidades [OR] 1,6; intervalo de confianza del 95% [IC95] 1,2-2,1), y el riesgo de insomnio fue 1,5 veces mayor (5,1% versus 3,1%; 19 ensayos clínicos; OR 1,5; IC95 1,2-1,9) [1].
La exposición a un inhibidor de la colinesterasa se asoció a: un riesgo aproximadamente 3 veces mayor de anorexia (8,0% versus 2,5% en los grupos placebo; 23 ensayos clínicos; OR 2,9; IC95 2,3-3,7), un riesgo aproximadamente 3 veces mayor de náuseas (18,3 versus 5,7%; 35 ensayos clínicos; OR 3,1; IC95 2,7-3,7), y un riesgo 1,6 veces mayor de diarrea (9,1% versus 5,8%; 37 ensayos clínicos; OR 1,6; IC95 1,3-1,9) [1].
En la práctica, los inhibidores de la colinesterasa solo tienen una eficacia mínima y pasajera para tratar algunos síntomas de la demencia [2]. Por otro lado, aumentan claramente el riesgo de padecer algunos trastornos neuropsiquiátricos, sobre todo depresión e insomnio. También conllevan un riesgo de trastornos gastrointestinales que pueden alterar el equilibrio nutricional del paciente. Este metaanálisis cuantifica la incidencia de estos efectos adversos, que se suman a los cardíacos y a otros trastornos, y que confirman que es mejor evitar estos medicamentos [2].
Referencias