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ADVIERTEN

Investigaciones

Efectos adversos emocionales e interpersonales de los antidepresivos; información de 1829 usuarios neozelandeses
(Adverse emotional and interpersonal effects reported by 1829 New Zealanders while taking antidepressants)
Read J, Cartwraght C, Gibson K. Psychiatry Research 2014; 216:67-73
http://www.psy-journal.com/article/S0165-1781(14)00083-3/abstract
Traducido y resumido por Emilio Pol Yanguas

Los antidepresivos (ADs) figuran entre los medicamentos más prescritos, su uso se expande constantemente, y se inicia a edades cada vez más tempranas. Los efectos adversos de estos medicamentos más estudiados y notificados por los investigadores y por la industria farmacéutica son síntomas físicos (diarrea, boca seca, dispepsia, impotencia, insomnio, nausea, sudoración y temblores).

Las listas de síntomas para guiar la exploración de los efectos adversos por ADs que utilizan profesionales e investigadores, al igual que las diseñadas para ser utilizadas por los propios usuarios, no incluyen efectos psicológicos e interpersonales, el miedo a la dependencia y los correspondientes problemas de retirada, ni los aspectos relacionados con el suicidio. Sin embargo, cuando las personas que toman medicamentos ADs hablan de sus experiencias, es frecuente que les atribuyan problemas en la esfera sexual, la capacidad para trabajar y estudiar, en las relaciones con los amigos y la familia, emociones negativas, aplanamiento afectivo, cambios en la personalidad, y pensamiento e impulsos suicidas.

Varios estudios han documentado que las personas tratadas con ADs tienen perspectivas complejas y ambivalentes que cambian con el tiempo. Sin embargo, la actitud global hacia los ADs de la mayoría de los usuarios es negativa, debido tanto a sus efectos adversos, como al fracaso en solucionar los problemas psicológicos y sociales que les afectan y el estigma, pero continúan tomándolos porque no tienen acceso a tratamientos alternativos (psicoterapia) y sobre todo al sentimiento de considerarlos adictivos y al miedo a los síntomas de retirada.

Debido a lo anteriormente expuesto, se consideró conveniente desarrollar un instrumento que permitiera explorar los efectos colaterales subjetivos relacionados con el uso de ADs, preguntando a los pacientes por sus experiencias, actitudes y creencias. El cuestionario tenía 47 preguntas agrupadas en siete secciones: demográficas; proceso de prescripción; uso de ADs y percepción de su efectividad; efectos adversos; beneficios; experiencia con alternativas terapéuticas: y creencias sobre las causas de la depresión. Los sujetos del estudio debían ser mayores de 18 años, a los que se les habían prescrito ADs en los cinco últimos años. El cuestionario era anónimo y se podía acceder a través del Internet. Los participantes fueron invitados a participar mediante anuncios en los medios de comunicación de masas (incluyendo anuncios, entrevistas con los autores del estudio, y propaganda en las páginas de Internet).

Después de eliminar los cuestionarios que se interrumpieron antes de finalizar las dos primeras secciones (n=295), los que consideraron ADs fármacos que no se clasifican como tales (n=45), y aquellas que procedían de un IP (protocolo de internet, indicativo de la máquina utilizada) ya utilizado previamente, quedaron 1829 cuestionarios para análisis.

Cuadro 1. Porcentaje de participantes que informa de cada uno de los 20 efectos adversos, analizados por género, edad y duración del tratamiento (>3 años vs ≤3 años)
n
%
% grave
% grave o moderado
género
edad
duración
Dificultades sexuales 1587 62,3 14,1 39,1 M** 3años**
Entumecimiento emocional 1603 60,4 13,5 35,5 Y***
Fracaso para alcanzar el orgasmo 1569 59,5 18,5 40,7 M**
Somnolencia 1582 57,8 8,6 30,8 Y***
Sequedad de boca 1609 57,6 9,7 28,7 >3años*
Aumento de peso 1593 56,4 12,2 35,0 F* >3años*
Efectos de retirada 1367 54,9 25,0 42,5 >3años***
Sensación de no ser “yo mismo” 1576 52,4 11,0 29,0 Y*** ≤3años*
Cefalea 1567 47,0 5,1 22,3 Y***
Agitación 1557 46,9 7,0 23,6 Y***
Mareo 1567 45,2 4,8 18,8 Y***
Reducción de sentimientos positivos 1560 41,7 8,0 20,6 M*
Náuseas 1554 39,4 4,6 16,3 Y***
Tendencia suicida 1555 38,9 7,8 18,2 Y*** >3años*
Preocuparse menos `por los demás 1556 38,8 4,9 15,9 M***
Temblores 1556 31,3 4,5 13,7
Sentimientos de agresividad 1557 28,0 4,9 12,9 M*
Adicción 1521 27,4 6,2 15,6 >3años***
Diarrea 1523 20,0 1,4 6,7
Pérdida de peso 1480 15,1 2,2 6,7
Edad (correlación de Pearson (Y= edad más joven) M= Masculino; F=Femenino
Género y duración del tratamiento (prueba-t para medias independientes)
*<0,01; **<0,001; ***<0,0001

Los participantes procedían mayoritariamente de clase media y media acomodada, con elevado nivel educativo, 49,6% con grado universitario; más de ¾ partes eran mujeres, de origen europeo 92%, heterosexual 89%, el 16% menor de 26 años y otro 16% mayor de 55 años.

El 5,4% empezaron a recibir ADs antes de 1990, 16,1% entre 1990 y 1999; 52,6% entre 2000 y 2009; y 25,9% entre 2010 y 2013. El 51,7% los siguieron tomado durante más de 3 años y el 7,8% durante menos de 3 meses. La mayor parte de las veces (83,6%) el médico generalista había prescrito los ADs. Los fármacos más prescritos fueron fluoxetina (22,4%), citalopram (20,3%), paroxetina (8,7%); tricíclicos (4,5%) y venlafaxina (2,2%); y el 39% recibieron prescripción de múltiples AD.

Cuadro 2. Otros efectos adversos notificados

Insomnio 20 Pesadillas 8
Confuso/zombie 18 “Trituración con la mandíbula” 8
Sudoración 18 Visión borrosa 8
Estreñimiento 15 Alteración del sueño, no reparador 7
Ansiedad 12 Palpitaciones cardíacas 7
Dificultad para pensar 10 Fática, agotamiento 6
Sueños vividos y extraños 10 Rigidez muscular / articular 6
Zapping cerebral 9 Manía 6
Bostezos excesivos 9 Ataques de pánico 5
Pérdida de memoria 9 Desmotivación 5
Sudores nocturnos 9 Pérdida de apetito 5

La mayoría (82,8%) informo que los ADs habían reducido sus síntomas de depresión, y durante el año antes de iniciar el uso de estos medicamentos el 42,7% consideraron que los síntomas eran graves, el 37,8% dijo que eran moderados, el 11,8% leves y el 7,6% que no tenían. Mientras estaban en tratamiento, el 10,5% clasificaron los síntomas como graves, el 23,1% como moderados, el 45,2% leves, y 21,2%. Ausentes. El 49,6% consideraba que el tratamiento con AD, había mejorado mucho su calidad de vida, 36,1% que había mejorado ligeramente, 5,8% permaneció sin cambios, ligeramente peor 4,4% y mucho peor 4,5%.

El cuestionario contenía una lista de 20 posibles efectos adversos y la posibilidad de especificar efectos no incluidos en la lista, que se puntuaban como ausente =0 (cero), a grave=3. Estas puntuaciones se sumaban para dar lugar a una puntuación total la puntuación total podía oscilar entre 0 y 60. Las respuestas al este cuestionario figuran en el Cuadro 1.

Todos los efectos adversos se correlacionaron significativamente con “tendencias suicidas” (p<0,001). El efecto adverso menos frecuentemente comunicado fue “síntomas de retirada”, probablemente debido a que muchos sujetos nunca habían intentado dejar el fármaco. En la casilla “otros” 584 sujetos escribieron 87 efectos adversos (ver Cuadro 2)

La puntuación total en la escala de gravedad de los efectos adversos fue 14,24 (DS: 10,39) y correlacionó negativamente de forma significativa con edad, ingresos y nivel educativo, también con la calidad de la relación con el prescriptor y con haber recibido información previa sobre los efectos adversos, sentir que los medicamentos habían mejorado su nivel de depresión y su calidad de vida. La correlación fue positiva de forma significativa con la duración del tratamiento (más de tres años), con el tiempo trascurrido desde la primera prescripción, y con el nivel autopercibido de depresión mientras tomaban los AD. La puntuación en la escala de efectos adversos no se relacionó con el nivel autopercibido de depresión durante el año previo a iniciar el tratamiento con ADs.

La tendencia suicida fue el efecto que más fuertemente se correlacionó con la intensidad de la depresión mientras se tomaban los AD, pero no con el nivel previo a su utilización. El único efecto adverso que correlacionó positiva y significativamente con el nivel de depresión previo a la toma del AD fue la anorgasmia.

Los análisis en relación al tipo de fármaco empleado produjeron resultados consistentes, cuando se consideró como fármaco único o como el fármaco administrado durante más tiempo (Cuadro 3).

El Cuadro 4 muestra la frecuencia de los efectos adversos de interés para los 5 fármacos más prescritos.
Solo el 62,4% de los sujetos dijeron haber sido previamente informados sobre los efectos adversos. El Cuadro 5, refiere la frecuencia con que los pacientes recordaban haber sido informados por los médicos sobre distintos efectos adversos. Solo tres sujetos recordaron haber sido informados sobre efectos emocionales.

Los efectos adversos emocionales que otros estudios cualitativos habían identificado se presentaron con mucha frecuencia en esta muestra y en una fracción importante de casos con un nivel de gravedad considerable. Además su presencia se asocia con la creencia de que la tendencia suicida está relacionada con el sufrimiento de efectos adversos como agitación. Los jóvenes son más propensos a estos efectos. La frecuencia y gravedad de los efectos adversos sexuales son preocupantes, dada la importancia de la sexualidad en la felicidad, autoestima y las relaciones interpersonales íntimas. Las tendencias suicidas aparecen en 1/3 de los sujetos que toman AD pero alcanza a más del 50% de los menores de 25 años, y en el 14% de estos son de carácter grave. Venlafaxina y paroxetina son particularmente propensas a producir síntomas de retirada, lo que obliga a prolongar tratamientos más allá de lo previsto.

Cuadro 3. Puntuación total de efectos adversos en función del tipo de fármaco
  n Fármaco único n Fármaco usado más tiempo
Venlafaxina 21 16,81a 136 18,90d
Paroxetina 83 15,78b 141 16,36e
Citalopram 207 11,09 11,09 12,97
Fluoxetina 230 10,31 296 11,71
Sertralina 11 8,36 26 14,31
Escitalopram 14 6,79 22 10,55
Tricíclicos 37 13,70c 64 16,44f
a significativamente mayor que fluoxetina, sertralina, citalopram y escitalopram
b significativamente mayor que fluoxetina, sertralina, citalopram y escitalopram
c significativamente mayor que sertralina
d significativamente mayor que fluoxetina, sertralina, citalopram y escitalopram
e significativamente mayor que fluoxetina y citalopram
f significativamente mayor que fluoxetina
Cuadro 4. Frecuencia en % (% de graves) de los 8 tipos de efectos adversos, por tipo de fármaco
  paroxetina venlafaxina citalopram fluoxetina tricíclicos
Entumecimiento emocional 69%(13%) 67%(13%) 54%(9%) 49%(10%) 49%(12%)
Sensación de no sentirse uno mismo 57%(11%) 59%(15%) 43%(8%) 39%(7%) 48%(14%)
Reducción de sentimientos positivos 46%(7%) 50%(4%) 20%(3%) 28%(4%) 39%(11%)
Tener en cuenta menos a los otros 41%(4%) 41%(3%) 32%(1%) 31%(5%) 32%(8%)
Dificultades sexuales 70%(13%) 63%(17%) 55%(11%) 54%(12%) 56%(8%)
Fracaso en alcanzar el orgasmo 65%(15%) 57%(23%) 55%(15%) 50%(13%) 41%(14%)
Tendencias suicidas 29%(7%) 37%(4%) 26%(1%) 33%(5%) 32%(5%)
Efectos de retirada 76(47%) 70%(41%) 47%(15%) 35%(12%) 51%(27%)
Cuadro 5. Frecuencia de efectos adversos sobre los que los participantes recuerdan que fueron informados por el prescriptor (20 o más sujetos)
Náuseas 308 Ansiedad 67
Cambios de apetito / peso 195 Aumento de la depresión 60
Disfunción sexual 160 Sueños, pesadillas 40
Sequedad de boca 155 Agitación 24
Somnolencia / modorra 147 Estreñimiento 23
Insomnio 123 Adicción / problemas de retirada 21
Cefalea 112 Sentirse difuso / borroso 21
Tendencias suicidas 84 Temblores 20
mareo 79

Hay un debate sobre si los eventos adversos descritos durante la toma de AD son reacciones al fármaco o por el contrario síntomas de la depresión que no mejoran, En estudios previos de farmacovigilancia de AD, se considera que lo síntomas presentes antes del inicio del estudio no pueden considerarse reacciones al fármaco, y han de considerarse síntomas de la enfermedad. Pero este razonamiento no tiene en cuenta que una buena proporción de sujetos de estos estudios ya estaban tomando previamente AD. En este estudio no se ha encontrado correlación entre el padecimiento de los síntomas en estudio y el nivel de gravedad de la depresión antes del inicio de la toma AD, además si se encontró relación entre estos y el nivel de depresión durante la toma de AD. Estos resultados son coherentes con una relación causal entre toma de AD y el padecimiento de los efectos adversos. Es posible que los sujetos que sintieron que el AD les ayudó, aliviando los síntomas depresivos y mejorando su calidad de vida, fueran más tolerantes a los efectos adversos de los fármacos; además puede que sufrir algunos de estos efectos adversos sea en sí mismo un factor depresógeno y conduzca a una vida de mala calidad.

Es sorprendente la escasa frecuencia con que los sujetos indican haber sido informados por los médicos sobre efectos adversos de los fármacos que les prescriben.

Las dudas sobre la eficacia comparada de estos fármacos respecto a tratamientos psicológicos, e incluso respecto al placebo, sumadas al hecho de que los efectos adversos que originan puedan ser difíciles de identificar, al confundirse fácilmente con síntomas residuales de la depresión, junto los problemas de retirada que generan, hacen que se deba replantear su empleo. En cualquier caso, deberían utilizarse bajo un seguimiento estrecho de los efectos adversos tanto físicos como emocionales e interpersonales, especialmente aquellos que amenazan la vida o influyen negativamente en la calidad de vida de los sujetos. Y por supuesto siempre tras la obtención de un consentimiento adecuadamente informado.

Las limitaciones de este estudio proceden de la falta de representatividad de la muestra, respecto de los usuarios de AD; hay infrarrepresentación de personas > 65 años, sobrerrepresentación de mujeres, y de sujetos de clase acomodada o de alto nivel de formación. Por otra parte, es posible que los sujetos más disgustados con la medicación AD fueran más propensos a participar. No obstante una abrumadora mayoría -82,8%- de los encuestados dijeron que los AD habían mejorado sus síntomas de depresión, y solo un 8,9% dijeron que le habían empeorado su calidad de vida.

Otra fuente de sesgo puede proceder del carácter retrospectivo de estudio, pero una mayoría -69% – de los encuestados dijeron estar tomando el medicamento en el momento de cumplimentar el autoinforme. Los autoinformes han mostrado ser una herramienta adecuada para valorar el efecto de los medicamentos.

Algunos participantes dijeron recibir AD para problemas distintos de la depresión, pero esto no debiera afectar al padecimiento de efectos adversos consecuencia de los mismos. Además la mayoría – 92% – informaron sentirse deprimidos en el año previo al inicio del tratamiento con fármacos AD.

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