PRESCRIPCIÓN, FARMACIA y UTILIZACIÓN
Investigaciones
۞ Beneficios de la deprescripción sobre la adherencia de los pacientes con su medicación
(Benefits of deprescribing on patient´s adherence to medications)
Reeve E, Wiese MD.
Int. J. Clin. Pharm 2014; 36:26-29.
http://link.springer.com/article/10.1007%2Fs11096-013-9871-z
Traducido y resumido por Emilio Pol Yanguas
El término deprescripción es un neologismo que describe el proceso por el que se deja de utilizar un medicamento que no está proporcionando beneficios al sujeto o que le está exponiendo a un riesgo inaceptable. Es un proceso que implica la recogida de una lista exhaustiva de medicamentos utilizados, la identificación de medicamentos potencialmente inapropiados, la decisión sobre si la medicación identificada puede interrumpirse, la planificación y discusión con el sujeto y/o el cuidador sobre el proceso de retirada, y la observación y registro de la evolución así como el apoyo durante el proceso de retirada [1-6].
Muchos factores han sido relacionados con la falta de adherencia [7-9] y se piensa que contribuyen a ella, entre ellos se encuentran la polifarmacia, el coste de la medicación, problemas de comprensión, los efectos adversos, y una pobre relación médico-paciente. Las intervenciones para mejorar la adherencia tienen un planteamiento multidimensional, y tienden a incluir una simplificación del régimen farmacológico, información y educación sobre los medicamentos, y provisión de sistemas de ayuda [8,10].
Actualmente faltan datos concluyentes que muestren una asociación entre el proceso de deprescripción y una mejoría en la adherencia, reducción de las admisiones hospitalarias o padecimiento de reacciones adversas a la medicación. El proceso de deprescripción podría mejorar la adherencia a través de varios mecanismos: reduciendo la polifarmacia, reduciendo los costes financieros asociados a la toma de medicación, aumentando el conocimiento del paciente acerca de su medicación y/o incrementado la implicación del paciente en el manejo y resolución de reacciones adversas.
Diversos estudios observacionales han demostrado una asociación positiva entre polifarmacia y falta de adherencia. Los sujetos que toman tres o más medicamentos tenían más probabilidad de no ser adherentes [11]; los ancianos suelen dejar de tomar uno de cada cuatro medicamentos que se le prescriben [1]. Los sujetos que reciben antihipertensivos e hipolipemiantes pero no otras clases de medicamentos, suelen ser el doble de adherentes que aquellos que reciben además otras clases de fármacos [12]. El número de tomas al día tiene una fuerte influencia sobre la adherencia [13]. Una revisión Cochcrane de 2008 [10] encontró que tres de cuatro intervenciones que tenían como objetivo reducir la toma de medicación a 1 o 2 veces al día, mostraron mejorías en la adherencia, y una de ellas también mejoró el resultado clínico.
Los costes financieros de la medicación también se han relacionado con la falta de adherencia [14], con 2/3 de los sujetos que dicen que el coste es un factor a tener en cuenta en la decisión de tomar o no la medicación [15]. Se ha observado que un 25% de los ancianos cuentan que han dejado de retirar una prescripción de la farmacia o han reducido las dosis de algún medicamento a fin de “estirar” el contenido del envase debido a problemas económicos para pagar los medicamentos [16]. Un tercio de las personas indican que el coste de los medicamentos ha influido en su disposición a de dejar de tomarlos [17]. Los pacientes con seguro médico que cubría los costes de la medicación, fueron el doble de adherentes que aquellos sin subsidios para pagar la medicación [18].
Las tasas más altas de incumplimiento se producen entre aquellos con menor comprensión de la razón de su medicación [11]. Las intervenciones educativas para modificar las creencias sobre la medicación suelen tener un efecto positivo sobre el cumplimiento en casos de múltiples patologías crónicas [18]. Los sujetos que consideran beneficiosa su medicación y están menos preocupados por los riesgos de efectos adversos son más adherentes [19,20]. Pero en aquellos pacientes en los que hay incumplimiento no intencional [8,9] son preferibles intervenciones de modificación conductual y el uso de ayudas [21].
El incumplimiento intencional puede ser entendido como una forma en la que los sujetos sienten que ejercen el control sobre el tratamiento médico [19]. Alentar a los pacientes a tomar el control de sus medicamentos, de manera informada, por ejemplo implicándoles en el registro de los síntomas y valoración de efectos adversos o acordando la medicación con ellos, pueden ser formas de mejorar la adherencia [21]. Durante el proceso de deprescipción el sujeto toma el control de la identificación del retorno de síntomas o la aparición de síntomas de retirada [2], y esto puede tener un efecto amplificador sobre la adherencia al resto del tratamiento.
Un efecto demostrado de la interrupción de medicación inapropiada es la reducción de los efectos adversos causados por la misma [22, 23]. Ante el padecimiento de una reacción adversa los sujetos tienden a interrumpir o reducir las dosis de la medicación que los origina [24,25] pero esto no es fácil para el paciente en el caso de polifarmacia, por tanto suelen cesarse más medicamentos de los necesarios. El proceso de deprescripción ayuda a identificar el agente con mayor probabilidad de causar la reacción adversa.
Los beneficios de la deprescripción no han sido adecuadamente estudiados, y los pocos estudios existentes [26-28] ofrecen resultados prometedores pero insuficientes. La falta de adherencia puede ser un desencadenante del proceso de deprescripción [6-29], para identificar medicamentos que ya no se requieren,y también falta de adherencia a medicamentos que sí son necesarios, y estos últimos pacientes probablemente serán los que más se beneficien. Las intervenciones que promueven la autonomía del sujeto posiblemente redundarán en resultados positivos para él [21, 30]. Los pacientes normalmente ensayan por sí mismos retiradas de medicamentos [8, 15] y deben ser avisados de que algunos medicamentos tienen una finalidad preventiva y que a su retirada pueden no presentar problemas inmediatamente, llegando a la conclusión errónea de que no los necesitaban.
Hay que tener en cuenta que el proceso de deprescripción puede afectar adversamente a la relación médico-paciente, y por tanto también a la adherencia [8]. Por ejemplo los sujetos pueden perder la confianza en su médico si descubren que le estaba prescribiendo medicación innecesaria o incluso que le había causado efectos adversos, y entonces dudar de la conveniencia de tomar el resto de medicamentos [31,32]. Esto apunta a la necesidad de mantener una buena comunicación entre profesionales.
Referencias