Conflictos de Interés
Un documento afirma que los fabricantes de medicamentos engañaron a una de las revistas médicas más importantes (Document claims drug makers deceived a top medical journal)
Katie Thomas
New York Times, 1 de marzo de 2016
http://www.nytimes.com/2016/03/02/business/document-claims-drug-makers-deceived-a-top-medical-journal.html?_r=1
Traducido por Salud y Fármacos
Se trata de una acusación sorprendente, enterrada en una nota a pie de página en un resumen legal recientemente archivado en un juzgado federal: en un intento de proteger a su medicamento estrella (blockbuster) dos importantes compañías farmacéuticas ¿habrían engañado a los editores en una de las revistas médicas de mayor prestigio del mundo?
Los abogados de los pacientes que demandan a Johnson & Johnson y Bayer por la falta de seguridad del anticoagulante Xarelto dicen que la respuesta es que sí, alegando que una carta publicada en The New England Journal of Medicine y escrita principalmente por investigadores de la Universidad de Duke omitió datos críticos de laboratorio. Afirman que las empresas fueron cómplices al no haber dicho nada, lo que ayudó a engañar a los editores mientras las farmacéuticas estaban enviando exactamente los mismos datos a las agencias reguladoras de EE UU y la Unión Europea.
Duke y Johnson & Johnson sostienen que trabajaron independientemente una de otra. Bayer no quiso hacer comentarios. Y los principales editores de The New England Journal of Medicine dijeron que no sabían que existían datos adicionales de laboratorio hasta que un reportero se puso en contacto con ellos la semana pasada, pero descartaron su pertinencia y dijeron que confiaban en el análisis del artículo.
Pero la afirmación – de que la influencia de la industria llevó a ocultar los datos – hace recodar, dijeron algunos expertos, épocas pasadas del marketing de medicamentos, cuando datos clínicos esenciales no se incluían en los artículos, provocando correcciones que se divulgaban prominentemente y montones de regulaciones éticas para limitar la influencia de las compañías farmacéuticas en la literatura médica.
“Parece como si omisión en la carta de los datos de laboratorio fuera una autentica violación ética”, dijo la doctora Lisa Schwartz, profesora de medicina de la Universidad de Dartmouth, “Si usted sabe la respuesta directa a este asunto, entonces, ¿cómo es posible que no la comparta para que se pueda entender?”
Xarelto, que en EE UU comercializa Johnson & Johnson y en el extranjero Bayer, tuvo en 2015 ventas por casi US$2.000 millones en EE UU y es el medicamento más vendido de una nueva categoría de medicamentos que buscan reemplazar a la warfarina, otro anticoagulante. Las dos empresas contrataron a Duke Clinical Research Institute de la Universidad de Duke para realizar un ensayo clínico de tres años en el que participaron más de 14.000 pacientes con el que consiguieron que los reguladores aprobaran Xarelto. Pero los resultados han sido objeto de escrutinio desde septiembre, cuando las empresas notificaron a los reguladores de que un dispositivo de pruebas de sangre que se utilizó en el estudio había funcionado mal.
El ensayo comparó el número de derrames cerebrales y sangrados que experimentaron los pacientes que tomaron Xarelto con los de los pacientes que usaron warfarina. Lo que preocupa es que los resultados defectuosos pudieran haber llevado a los médicos a administrar a los pacientes la dosis equivocada de la warfarina, lo que podría haber favorecido a Xarelto.
El mes pasado, los investigadores de Duke publicaron un análisis en el New England Journal of Medicine, y llegaron a la conclusión de que los problemas con el dispositivo no cambiaron los resultados del ensayo.
Pero algunos en la comunidad médica cuestionaron los resultados porque su método requería esencialmente adivinar cuál de los dos grupos de pacientes fueron eran más propensos a verse afectados por el mal funcionamiento del dispositivo.
Otros investigadores dijeron que una mejor manera de evaluar el dispositivo consistiría en comparar las lecturas del dispositivo con los resultados de las pruebas que se realizaron en un laboratorio central. Los investigadores hicieron eso en dos momentos del ensayo, extrajeron sangre de más de 5.000 pacientes que tomaron warfarina y enviaron las muestras para analizar. La sangre fue tomada 12 y 24 semanas después de que los pacientes hubieran sido inscritos en el ensayo.
Pero los investigadores de Duke no hicieron mención de los datos de laboratorio en su carta. En una entrevista, los editores de revistas dijeron que no sabían que existieran datos de laboratorio hasta el pasado martes, cuando un reportero de The New York Times les preguntó al respecto.
“En el momento en que publicamos la carta, no sabíamos que existían,” dijo el Dr. Jeffrey M. Drazen, editor en jefe de The New England Journal of Medicine.
El Dr. Drazen no aceptó la afirmación de los abogados de que se había engañado a los editores sobre los datos, y que no era pertinente publicar esa información en la carta.
La semana pasada, los abogados del caso contra Johnson & Johnson y Bayer presentaron un escrito legal en una corte federal en Nueva Orleans, pidiendo a un juez que se hicieran públicos los documentos del caso, que incluye más de 5.000 demandas judiciales presentadas por pacientes y sus familias, quienes alegan haber sido perjudicados por Xarelto. De ellos, 500 involucran la muerte del paciente.
En una nota a pie de página, los abogados dijeron que al investigar la carta de los científicos de Duke, un revisor técnico había preguntado sobre de la existencia de datos de laboratorio que permitieran hacer una comparación con las lecturas del dispositivo.
“A pesar de que se les había proporcionado esta oportunidad para responder a los revisores,” los abogados dijeron, “los acusados permanecieron en silencio sobre este punto, engañando al NEJM”.
El Dr. Drazen confirmó que un revisor, cuya identidad se mantienen confidencial, había solicitado estos datos, pero dijo que los editores habían reformulado la pregunta para indagar si se disponía de esa información durante el transcurso del ensayo. Dijo que Duke entonces respondió que no.
Los tres autores de la carta, dos de Duke y uno afiliado a la Universidad de Edimburgo en Escocia, prefirieron no hacer comentarios, al igual que un vocero de Duke.
El Dr. Drazen dudó sobre la importancia de comparar los resultados de laboratorio que se habían tomado solamente en dos momentos del ensayo, explicando que los niveles de coagulación pueden variar mucho a lo largo del tiempo. “Hay mucha variación entre las personas y probablemente no sería clínicamente informativo”, dijo.
Sin embargo, dijo, los investigadores de Duke habían ya acordado llevar a cabo un análisis de los datos de laboratorio.
El Dr. Drazen también dijo que los editores no habían estado en contacto con Johnson & Johnson o Bayer. Una portavoz de Johnson & Johnson dijo que el análisis de Duke se llevó a cabo sin que interviniera la empresa. A pesar de que un empleado de la compañía es miembro de la junta directiva del ensayo, ella dijo que declinó participar “en el re-análisis, la redacción de la carta de investigación y no ofreció comentarios antes que se presentara”. Bayer no quiso hacer comentarios.
En una declaración anterior, Duke dijo que había llevado a cabo su investigación independientemente de las compañías. Pero este otoño, Bayer presentó un análisis a la Agencia Europea del Medicamento que era casi idéntico al enfoque utilizado por los investigadores de Duke, en el que se comparaban los resultados de los pacientes que tenían condiciones médicas específicas con los resultados de los que no las tenían. Y el documento legal presentado la semana pasada cita un documento obtenido a partir de una de las compañías que describe el proceso de revisión por pares.
Algunos expertos dicen que este caso recuerda otros casos en que las compañías farmacéuticas ocultaron o alteraron los datos de ensayos clínicos con medicamento en las revistas médicas. En 2005, por ejemplo, The New England Journal of Medicine publicó una rara Expresión de Preocupación, al descubrirse que los investigadores no habían incluido tres ataques al corazón en un estudio del analgésico Vioxx, fabricado por Merck, que desde entonces ha sido retirado del mercado . En ese caso, los editores se enteraron de que los datos se habían suprimido del manuscrito del ensayo dos días antes de su presentación a la revista.
Tales controversias condujeron a cambios en la forma en que se publican artículos en las revistas. Ahora los autores están obligados a revelar sus intereses financieros externos y el papel que jugaron las compañías farmacéuticas en la publicación de artículos.
Varios investigadores dijeron que estaban sorprendidos de que Duke y los editores de la revista no vieran la importancia de comparar los datos de laboratorio, especialmente dado que Bayer y Johnson & Johnson habían presentado dicha información a los reguladores en Europa y EE UU.
“Creo que siempre es importante asegurarse de que se tiene toda la información para responder a la pregunta científica antes de publicar,” dijo la Dra. Rita F. Redberg, una cardióloga que es también editora de la revista Archives of Internal Medicine.
Menos de una semana después de que se publicara la carta de Duke, la Agencia Europea del Medicamento publicó su propio informe, que contenía los análisis de laboratorio usando las comparaciones independientes de los análisis de laboratorio. La agencia concluyó lo más probable es que dispositivo no afectó el resultado del ensayo, pero sí encontró que el dispositivo era altamente impreciso.
El Dr. Steven Nissen, un cardiólogo de la Clínica Cleveland, era miembro el panel asesor de la FDA que votó para que se aprobara Xarelto en 2011. Fue uno de los dos miembros que votaron en contra del medicamento. Expresó sus dudas de que cualquier análisis después de los hechos fuera a dar respuesta a los médicos y pacientes. Y dijo: “Teniendo en cuenta que el dispositivo era impreciso, no hay manera de que nadie pueda decir lo que sucedió en el ensayo”.