Mucho se habla —y escribe— del papel que deben jugar las farmacias comunitarias, y los profesionales que en ellas ejercen, en la mejor educación sanitaria de la población. Según el informe “Valoración del Consejo Sanitario de las Oficinas de Farmacia” cada año, las farmacias ofrecen 182 millones de consejos sanitarios ajenos a la dispensación. Así, de cada tres pacientes que acuden a la oficina de farmacia, uno recibe únicamente asesoramiento profesional.

Este tipo de consejos suelen estar ligados al ámbito del mostrador. Sin embargo, hay titulares que llevan (positivamente) al extremo esta implicación por la mejor educación sanitaria de la población y convierten sus oficinas de farmacias en auténticas escuelas.

Las conocidas como “aulas de salud” empiezan a compartir espacios en algunas oficinas de farmacia junto a otras áreas tradicionales como puede ser la rebotica, el laboratorio de análisis o, también más novedosas, las zonas de atención personalizada (ZAP).

José Alba, titular de Farmacia Alba (Málaga) es uno de los pioneros en abrir las puertas de su establecimiento a la formación de la ciudadanía. Según relata a EG, su experiencia comienza hace 8 años, cuando organizó una charla sobre plantas medicinales en un instituto cercano a su farmacia. La iniciativa gustó tanto que no solo tuvo continuidad con otras actividades, sino que ahí decidió que aprovecharía la inminente reforma que preveía acometer en su oficina de farmacia para reservar una pequeña sala que le permitiese trasladar estas charlas a su propio establecimiento.

Desde entonces, Alba organiza charlas educativas a la población sin periodicidad fija, pero intenta celebrar alguna “cada dos meses”. Las temáticas son variadas, pero siempre responden a los intereses de un determinado colectivo “como la tercera edad y las madres”, o según marque la actualidad —asuntos que saltan a la opinión pública y pueden generar preocupación— o patologías “de temporada”.

Las charlas que ofrece este farmacéutico malagueño en su botica no suelen extenderse “más de una hora” para facilitar la asistencia “y si se alarga más de este plazo es por la implicación de los propios pacientes y las preguntas que realizan”. En la difusión de estas actividades, más allá del propio anuncio en la farmacia y el ‘boca a boca’, también reciben la ayuda del centro de salud.

El objetivo de partida de su ‘aula de salud’ es que los ciudadanos asistentes puedan mejorar sus conocimientos sanitarios, pero tanto él en su condición de titular como sus empleados obtienen beneficios. En su caso, la fidelización de usuarios. “La finalidad para nosotros de estas charlas no son las ventas asociadas a la temática de la charla, sino la fidelización”, recuerda. Respecto al equipo de la farmacia (encargados de ofrecer estas formaciones con la respectiva especialización previa en la temática), Alba considera que les permite “sentirse más profesionales y motivarles”.

De Málaga a Valencia
A 600 kilómetros de distancia de la Farmacia Alba, en Sollana (Valencia) se localiza una historia parecida. En la Farmacia Nova de Ricardo Folgado.

El germen de la existencia de un Aula de Salud en esta botica tiene mucho que ver con la atracción de este profesional por la Docencia. Luego, las posibilidades de espacios que le permitía el local donde construiría la farmacia hizo el resto. “Desde el primer momento tuve claro que mi farmacia tenía que ser abierta a la sociedad y aprovechable por sus usuarios”, comenta a EG el protagonista.

Y se puso ‘manos a la obra’, nunca mejor dicho. Su Aula de Salud tiene una capacidad para 40 personas —que suele llenar— y Folgado tiene una máxima: “que siempre esté activa”. Es por ello que, amén de las actividades que él promueve, también ofrece este espacio “a cualquier asociación municipal o centro de salud que necesite utilizarla”. Siempre con una finalidad informativa mediante.

Folgado coincide con su compañero malagueño en que las madres suelen ser de las más interesadas en estas actividades, por lo que suelen ser habituales las charlas en torno a Pediatría. Para ello ha contado en alguna ocasión con la participación de profesionales de la Asociación Valenciana de Pediatría. En otras ocasiones, es el momento del año el que marca la temática con lo que Folgado denomina “charlas de temporada”.

Aunque este farmacéutico coincide en que el principal fin es “lanzar a la farmacia como centro de salud e información y ofrecer una formación seria”, no rehuye los también beneficios económicos que pueden derivarse de este espacio. “Si la charla tiene patrocinio, mejor. Pero si no lo tiene, la actividad sigue adelante”, comenta su titular.

Si Mahoma no va a la montaña…
Como se puede leer en la información principal, antes de que José Alba decidiese reservar un espacio en su oficina de farmacia para recibir a los ciudadanos y ofrecer de forma periódica charlas informativas sobre asuntos de salud, era él y su equipo quien se desplazaban a un instituto cercano a ofrecerlas. Y es que no es el primer caso en el que, en vez de recibir a los usuarios en la farmacia, son los farmacéuticos los que ‘salen’ de las paredes de su farmacia para ofrecer educación sanitaria en institutos, centros culturales y de Tercera Edad, colegios, etc… Ya se sabe que “si Mahoma no va a la montaña, la montaña va a Mahoma…”.

Especialmente importante es esta formación en los niños, cara a implicarles en la adopción de hábitos saludables desde estas etapas tempranas de la vida. Hay ejemplos, como los protagonizados por los propios profesionales que aparecen en este reportaje, en el que las Aulas de Salud de las farmacias reciben a niños acompañados por sus madres para ofrecerles formación —siempre amena y adaptada a sus conocimientos— sobre alimentación, higiene dental, etc. Pero, en otras ocasiones, son los farmacéuticos los que se desplazan a los centros escolares a ofrecer estas charlas informativas, bien por acuerdos particulares (en especial en municipios pequeños) o dentro de campañas promovidas por sus COF y Ayuntamientos.