Hoy, 11 de mayo de 2021, el gobierno de Bolivia y Biolyse, con sede en Canadá, han firmado un acuerdo para que Bolivia pueda adquirir vacunas COVID-19 fabricadas por Biolyse, si el gobierno de Canadá les otorga una licencia obligatoria. Biolyse fabrica productos oncológicos y tiene capacidad para producir hasta veinte millones de dosis de vacunas Covid-19 al año, y está tratando de obtener una licencia obligatoria bajo el Régimen Canadiense de Acceso a Medicamentos (CAMR). Bolivia tiene ahora la opción de comprar a Biolyse los primeros quince millones de dosis de vacunas Covid.
Rogelio Mayta, el ministro de Relaciones Exteriores de Bolivia, anunció hoy el acuerdo durante una conferencia de prensa celebrada en La Paz. Brigitte Kiecken, presidenta de Biolyse, se unió al anuncio en línea. KEI ha obtenido una copia del acuerdo (Ver https://www.keionline.org/wp-content/uploads/Bolyse-Bolivia-Spanish.pdf).
Bolivia solo ha podido vacunar a aproximadamente el 5% de su población de 11,67 millones. Durante el Foro sobre Financiamiento para el Desarrollo del Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas (ECOSOC) celebrado el 12 de abril de 2021, la ministra Mayta dijo que “todas las empresas farmacéuticas privadas o estatales que tuvieran capacidad para producir vacunas debían hacerlo, considerando que las vacunas son, en última instancia, bienes públicos”. También pidió la eliminación de las normas comerciales que impiden que las empresas fabriquen vacunas Covid-19. Durante la Cumbre Iberoamericana celebrada el 21 de abril de 2021, el presidente de Bolivia, Luis Arce Catacora, pidió una “reforma a los estándares internacionales, especialmente los relacionados con los derechos de propiedad intelectual” para acelerar la distribución global de las vacunas COVID-19.
Bolivia es copatrocinador de la propuesta de renunciar a determinadas disposiciones del Acuerdo sobre los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio (ADPIC) y recientemente notificó a la Organización Mundial del Comercio (OMC) su deseo de utilizar el mecanismo de licencia obligatoria previsto en el artículo 31bis del Acuerdo sobre los ADPIC. Esta semana notificará a la OMC su intención de importar vacunas fabricadas por Biolyse, como exige el artículo 31bis.
En reuniones previas de la OMC, Canadá solicitó a quienes proponen la exención del ADPIC que presentaran evidencia ‘específica’ de las dificultades para adquirir productos para Covid-19. Canadá ha afirmado que las flexibilidades existentes están funcionando “según lo previsto”, citando como ejemplo a su propio mecanismo de Régimen de Acceso a Medicamentos (CAMR) de Canadá.
Los defensores de la exención de los ADPIC, como Sudáfrica, han rechazado esta afirmación citando específicamente el caso de Biolyse. El CAMR, al igual que el artículo 31bis del ADPIC, es un laberinto de procesos que solo se ha utilizado una vez desde que entró en vigor, e incluye una serie de disposiciones proteccionistas que impiden que se puedan otorgar licencias obligatorias de forma expedita. Por ejemplo, las licencias obligatorias solo se pueden otorgar para los productos enumerados en el Anexo 1 de la Ley de Patentes de Canadá y actualmente no hay ninguna vacuna Covid-19 en esa lista. Aunque el Anexo 1 puede modificarse para incluir productos adicionales, las autoridades canadienses se han negado a comunicar a KEI y a Biolyse si las vacunas COVID-19 se agregarán a la lista o cuál es el plazo estimado para que se lleve a cabo esa enmienda.
Si Canadá no permite que Bolivia importe rápidamente vacunas fabricadas por Biolyse bajo una licencia obligatoria, estaría contradiciendo directamente sus propias declaraciones en la OMC. Canadá no puede seguir afirmando que el artículo 31bis del ADPIC y el CAMR funcionan “según lo previsto” mientras obstaculizan un intento legítimo de utilizar este mecanismo. Biolyse quiere participar en los esfuerzos globales para poner fin a la pandemia, pero su capacidad para ayudar a salvar vidas en Bolivia depende de las acciones del gobierno canadiense.
Biolyse acordó vender vacunas a Bolivia a un costo de fabricación estimado de US$3 a US$4 por dosis, según el acuerdo. KEI ha estado ayudando a Biolyse en su solicitud de licencia obligatoria y se reunió con funcionarios bolivianos para discutir este tema. Ni KEI ni ninguno de los miembros de su equipo recibieron compensación por ello.