Un estudio muestra que más de la mitad de los pacientes hospitalizados por COVID-19 en EE UU recibieron antibióticos durante los primeros seis meses de la pandemia.
Resumen
Durante años, los principales expertos en salud pública y seguridad nacional hicieron sonar la alarma sobre la creciente amenaza de las bacterias resistentes a los antibióticos. Cuantos más antibióticos se utilizan, más rápido evolucionan las bacterias para resistirlos, dando lugar a las llamadas “súper bacterias”, que son extremadamente difíciles o imposibles de tratar con los medicamentos existentes. Minimizar la prescripción errónea de antibióticos es fundamental para frenar la propagación de los patógenos resistentes, que pueden ser mortales.
Mientras los profesionales de la salud tratan de combatir el coronavirus, los directivos de los hospitales informaron de manera anecdótica que es frecuente que se receten antibióticos a los pacientes con COVID-19. Aunque los antibióticos no curan los virus, incluyendo el COVID-19, los médicos que se preocupan por las infecciones bacterianas secundarias pueden recetar antibióticos a los pacientes con COVID-19, a veces antes de que se confirme la infección.
La información cuantitativa sobre la prescripción de antibióticos a personas hospitalizadas con COVID-19 y si estos pacientes tenían una infección bacteriana es limitada. Para comprender mejor estos aspectos de la pandemia, The Pew Charitable Trusts realizó uno de los estudios más grandes hasta la fecha sobre el uso de antibióticos en pacientes hospitalizados con COVID-19, utilizando la base de datos de las historias clínicas electrónicas de IBM Watson Health que incluye datos sobre aproximadamente 5000 pacientes y casi 6000 hospitalizaciones ocurridas entre febrero y julio de 2020. Este estudio evaluó la frecuencia de infecciones bacterianas y los patrones de prescripción de antibióticos en pacientes hospitalizados y diagnosticados con COVID-19 en Estados Unidos.
Los hallazgos sugieren inequívocamente que durante los primeros seis meses de la pandemia hubo una prescripción excesiva de antibióticos. Aunque a partir de este estudio no fue posible determinar la cantidad de tratamientos con antibióticos que fueron inapropiados, la disparidad entre el porcentaje de pacientes que recibieron antibióticos y los que fueron diagnosticados con infecciones bacterianas indica que algunos pacientes recibieron antibióticos innecesariamente. Esta prescripción innecesaria probablemente se debió a factores como la dificultad para diferenciar entre la neumonía por COVID-19 y la neumonía bacteriana, la preocupación de que los pacientes pudieran tener coinfecciones bacterianas y la falta de comprensión y experiencia en el manejo de pacientes con COVID-19 durante las primeras fases de la pandemia.
Los programas de administración de antibióticos, que los organismos reguladores y de acreditación exigen a la mayoría de los hospitales, tienen como objetivo garantizar que los antibióticos se receten solo en caso de sospecha o de infección bacteriana confirmada, y que se prescriba el antibiótico correcto en la dosis y duración adecuadas. Como tal, estos programas pueden, y deben, desempeñar un papel fundamental para ayudar a los profesionales de la salud a reducir la prescripción errónea asociada con COVID-19. Es esencial que los programas de administración cuenten con los recursos necesarios para garantizar que los médicos tengan acceso a la información y a la orientación necesarias para tomar las mejores decisiones sobre si deben tratar con antibióticos a sus pacientes y mejorar la prescripción.