Políticas
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Estos entramados son los que actualmente se reproducen y gobiernan el Fondo de Acceso Global para Vacunas Covid-19 conocido como el mecanismo COVAX de la OMS junto a la alianza GAVI y CEPI representan una trama donde se garantizan los derechos de “patentes” de las vacunas bajo la lógica de mercado y sólo se comprometen a donar una porción “ínfima” que supone más un sentido de “beneficencia y caridad global” con el Sur que en un derecho colectivo ante la necesidad de inmunización de 7000 millones de personas. Es decir, poner en el gobierno de las vacunas a los intereses de las farmacéuticas y actores del Norte global.
Por eso no es casual que más del 90% de las vacunas disponibles fueron ya absorbidas por EE UU, Europa Occidental, Japón y Australia. Incluso en estas regiones, se deja fuera a las comunidades inmigrantes y otras poblaciones.
De esta dinámica sólo podemos exceptuar en parte a la Federación Rusa, China y Cuba. Sin embargo, algunas de las vacunas de estos países también se encuentran mercantilizadas y asociados a laboratorios privados nacionales de India, Brasil, Argentina, entre otros.
Este contexto de adversidades geopolíticas, mercantilización y dependencia sanitaria de nuestras sociedades del Sur evidencia que el desarrollo de una vacuna es un problema científico-sanitario, pero el acceso y la distribución es un problema político sanitario (nacional, regional y global).
Bajo esta premisa, el Grupo de Trabajo CLACSO Salud internacional y soberanía sanitaria considera que:
También existe la posibilidad de utilizar las flexibilidades de la ADPIC para declarar licencias obligatorias ante una emergencia sanitaria siendo una salida coyuntural, que pudieran tomar como alternativa y conjuntamente múltiples países de América Latina y el Caribe junto al Sur global.
Sin duda, reconstruir los entramados de integración regional en salud es uno de los desafíos de la post-pandemia: implicará revisar los aprendizajes del caso de la ex UNASUR Salud, el ALBA Salud o la propia COMISCA-SICA, ORAS-CONHU y CARPHA-Caricom. La producción de soberanía sanitaria como estrategia de autonomía regional tiene en la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños(CELAC) un potencial enorme, sabiendo que este proceso pudiera partir de interacciones estratégicas entre las sociedades y los Estados para la condensación de nuevas tramas institucionales regionales de salud internacional Sur Sur en clave latinoamericana y caribeña.
En este sentido, proponemos en medio de la coyuntura actual que, con el liderazgo de México en la CELAC, se configure rápidamente un Foro regional de Soberanía Sanitaria y como primera prioridad se aborde el “Acceso Universal y Público a la Vacuna de SARS-CoV-2” articulando los esfuerzos de los Estados con las universidades, redes académicas, movimientos y organizaciones sociales latinoamericanas y caribeñas.
Lo anterior queda claramente reflejado en el documento de la OPS (2021)1 en la que señala explícitamente:
“La Organización Panamericana de la Salud ha acompañado y brindado el apoyo técnico necesario a los Estados Miembros para respaldarlos en cada fase de su participación en el mecanismo COVAX, además de la preparación de los planes nacionales de vacunación para la Covid-19”.