Utilizando la base de datos de hospitalizaciones de Francia (PMSI, por sus siglas en francés), un equipo analizó los casos de lesiones renales en adultos que fueron provocadas por medicamentos y que requirieron hospitalización en 2017 y 2018. Relacionaron estos resultados con los informes registrados en la base de datos francesa de farmacovigilancia durante el mismo período [1].
En la PMSI, se identificaron 460 casos de lesiones renales, que representan el 20% de todos los casos de lesiones renales agudas; el 13% se había informado a un centro de farmacovigilancia. 11% de los pacientes murieron, y 10% necesitaron hemodiálisis.
El 80% de los pacientes no padecían nefropatías crónicas preexistentes. La edad promedio de los pacientes era de 75 años, y una cuarta parte de ellos eran diabéticos.
Casi 40% de los pacientes estaban tomando dos o más medicamentos nefrotóxicos. Los medicamentos implicados más frecuentemente fueron: diuréticos (40% de los casos); inhibidores del sistema renina-angiotensina (30% de los casos), como inhibidores de la ECA y sartanes (BRA); antibióticos (18% de los casos), en especial amoxicilina, gentamicina, vancomicina y cotrimoxazol; seguidos de medios de contraste, antineoplásicos, antiinflamatorios no esteroideos (AINE), antirreumáticos, imnunosupresores y antivirales.
Se debería tener en cuenta que la combinación de un diurético con un inhibidor de la ECA y un AINE conlleva un riesgo significativo de lesiones renales. Cada uno de estos medicamentos puede provocar insuficiencia renal funcional y, cuando se toman juntos, se suman sus efectos [2].
Los medicamentos antiinfecciosos, como fluoroquinolonas, antimicóticos o antivirales, pueden causar insuficiencia renal intrínseca mediante diversos mecanismos, en especial una acción tóxica directa sobre el parénquima renal o por lesiones inmunomediadas.
En la práctica, la lesión renal aguda a menudo se debe al consumo de medicamentos, incluso en pacientes que no tienen nefropatías crónicas preexistentes. Los medicamentos implicados más a menudo son de uso frecuente. Se debería evaluar y monitorear frecuentemente la función renal cuando se prescriben esos medicamentos, especialmente cuando se combinan varios medicamentos que conllevan este riesgo y cuando los pacientes son adultos mayores o diabéticos.
Referencias