El viernes pasado, el Canal 4 Comunicaciones (Dispatches) del Reino Unido estrenó “Vaccine Wars: Truth About Pfizer (Las guerras de la Vacuna: La Verdad sobre Pfizer)” [1]. Aunque sólo dura media hora, el documental cubre muchos aspectos. El contrato de Pfizer con el gobierno británico es un secreto cuidadosamente guardado, pero lo que sí se sabe es que la empresa cobra a los británicos por cada dosis de vacuna más que a cualquier otro en el planeta. Esto contrasta con AstraZeneca, que se asoció con la Universidad de Oxford para vender la vacuna sin ánimo de lucro. Dispatches también entrevista a la delatora Brook Jackson, sobre quien hablé en un artículo publicado en la revista BMJ en relación a los problemas de la integridad de los datos del ensayo clínico de la vacuna de Pfizer [2].
El documental también da a conocer una nueva acusación contra Pfizer: la financiación de conferenciantes que difunden desinformación sobre la vacuna de AstraZeneca. En varias charlas a los canadienses, los conferenciantes vinculados con Pfizer alegaron que la vacuna de AstraZeneca podía causar cáncer.
Para obtener información sobre este documental, The DisInformation Chronicle se puso en contacto con el periodista de Dispatches Antony Barnett. Barnett lleva casi 15 años realizando documentales basados en investigación para Dispatches. Antes, hacía investigaciones para el Observer. “Nos preocupaba mucho que el movimiento antivacunas utilizara este programa de alguna manera “, dijo Barnett a The DisInformation Chronicle. “Pero al final, hay que estar dispuesto a hacer este tipo de preguntas“.
Esta entrevista ha sido condensada y editada por razones de espacio y claridad.
DICHRON: Me encanta cómo empiezas, con esta gran cita de Tom Frieden, antiguo director de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC): “Si sólo te centras en maximizar tus beneficios, y eres un fabricante de vacunas, estás enriqueciéndote con la guerra“.
Yo también he pensado que el dinero que ganan estas empresas farmacéuticas con estas vacunas es especulación bélica, pero sentí que si tuiteaba eso, podía estar exagerando un poco. Así que me sorprendió oírlo del ex director de los CDC.
BARNETT: Cuando le hacíamos la entrevista, me sorprendió mucho. Es una afirmación muy fuerte para alguien en su posición. Estaba muy enfadado.
Al final de nuestro documental, le pregunté si tenía un mensaje para el Dr. Albert Bourla de Pfizer. Y empezó a señalarme con el dedo y a acusar a la empresa de sacar provecho de la guerra, mientras negaba la tecnología a los países que podrían salvar millones de vidas.
DICHRON: Usted compara Pfizer con AstraZeneca, que se asoció con la Universidad de Oxford para comercializar su vacuna. Andrew Pollard, de Oxford, dice que AstraZeneca quería vender una vacuna sin ánimo de lucro, “porque eso significa que se podría acceder a ella en todas partes al menor precio posible”.
Las universidades americanas están muy centradas en obtener beneficios de los derechos de propiedad intelectual. Pero Oxford estaba muy en contra de esto.
BARNETT: Creo que este fue un caso muy especial. AstraZeneca no suele desarrollar medicamentos y venderlos a precios sin ánimo de lucro. La Universidad de Oxford llegó a la decisión de que sólo se asociaría con una empresa farmacéutica si lo hacía sin ánimo de lucro. Y AstraZeneca estuvo de acuerdo en que, en tiempos de pandemia, era lo correcto.
Ahora hablan de obtener un modesto beneficio.
DICHRON: Usted también entrevista a la congresista Jan Schakowsky, quién ha sido muy crítica de la industria farmacéutica en EE UU. Esto es lo que dijo sobre la industria farmacéutica: “No tenían ninguna intención de hacer que los precios fueran más asequibles o de limitar de alguna manera sus beneficios”.
BARNETT: La vacuna de Pfizer es percibe en gran medida como una historia de éxito nacional. Ahora se cuestionan cada vez más las ganancias de la empresa. Ví la audiencia en donde se interrogó a la industria farmacéutica, y realmente me impresionó la pasión de Schakowsky, y se podía ver cómo eran ambiguos y no estaban muy seguros de qué decir.
DICHRON: Estas son algunas cifras interesantes que ustedes han sacado sobre Pfizer. Los ingresos aumentaron un 130% en el tercer trimestre de 2021; se espera que los ingresos por la vacuna covid alcancen los US$36.000 millones, la mayor cantidad de ingresos que ha generado cualquier medicamento en toda historia. Algunos predicen que el próximo año serán US$55.000 millones, que es el PIB de Croacia.
Son cifras sorprendentes para algo que es un problema de salud pública.
BARNETT: Se espera que la gente obtenga beneficios razonables. No se trata de no ganar dinero. Es sólo que estos son cantidades enormes. Alguien lo describió como la ganancia del siglo, y creo que es una forma correcta de describirlo.
DICHRON: Los ingresos no dicen realmente cuánto dinero se está ganando, porque cualquier producto requiere inversiones. Pero usted entrevistó a un experto que dijo que Pfizer tiene un margen de beneficio bruto del 80%, aunque Pfizer dice que sólo es del 20%.
BARNETT: Gracias a la Comisión de Valores y Bolsa (la SEC en inglés), Pfizer tiene que ser transparente con los ingresos que recibe. Es mucho más difícil calcular los márgenes de beneficio reales de la vacuna. Los expertos dicen que es una obra brillante de tecnología revolucionaria, pero en realidad es bastante barato de hacer.
Nos pusimos en contacto con un experto en bioingeniería, que básicamente pasa todo su tiempo modelando instalaciones de fabricación para la producción de vacunas, y le preguntamos cuánto costaría hacer 4.000 millones de dosis. Estimó que lo más probable es que tuviera un costo de US$1,05 por dosis.
Otra persona de EE UU nos dijo que hacerla costaría unos dos o tres dólares por dosis. Eso le da un margen bruto superior al 80%, lo que, según él, no es inusual en la industria farmacéutica.
DICHRON: Ustedes hicieron un buen trabajo al señalar que Pfizer ha estado diciendo que no recibieron dinero del gobierno. Lo cual es cierto. Pero su socio BioNTech recibió millones de Alemania y de la UE.
BARNETT: Sí, alrededor de 500 millones – podría ser un poco más, podría ser un poco menos. Pero sólo a partir de las cifras que revisamos, calculamos que BioNTech recibió al menos US$500 millones.
DICHRON: Mientras usted recopilaba información para este documental, ¿observó si eso se explicaba adecuadamente en los artículos de prensa en los que Pfizer comentaba que no habían recibido ningún dinero público?
BARNETT: No. Esta vacuna se conoce como una vacuna de Pfizer. BioNTech ha sido relegada al olvido. Ahora se llama la vacuna de Pfizer.
La respuesta sincera es que Pfizer se vanaglorió mucho de no haber recibido dinero de la Operación Warp Speed, que era el mecanismo estadounidense para invertir en las vacunas. Pero la invención original, su desarrollo, lo hizo BioNTech, y eso se hizo en gran parte con dinero público. Pero esto rara vez se menciona.
DICHRON: Y mientras que la vacuna de AstraZeneca es mucho más barata, el gobierno británico, está pagando £22 libras por dosis de Pfizer- en verano eran £18 libras. Los británicos están pagando incluso más que los estadounidenses, y es inaudito que cualquier país pague más que EE UU, porque tenemos los precios de medicamentos más altos del planeta.
BARNETT: Se sabía que los países más ricos pagarían los precios más altos. Pero me sorprendió que el gobierno británico pagara el precio más alto. Creo que Taiwán podría estar pagando un poco más.
El precio real que paga el gobierno es un secreto muy bien guardado. El gobierno no quiere que la gente lo sepa, ni tampoco los fabricantes de medicamentos. Pero ni el gobierno ni Pfizer lo ha negado.
DICHRON: ¿Qué opina de que su país pague más que los estadounidenses?
BARNETT: He realizado varios documentales sobre la gestión de la pandemia por parte del gobierno británico y hay varias aspectos que se le puede criticar por incompetencia. Pero, en estos contratos de vacunas, Pfizer tiene todo el poder de negociación [3]. Hicimos muchos pedidos tempranos de vacunas, y Pfizer sabía lo importante que era para el gobierno británico conseguir estas vacunas.
Por lo que sabemos, podría ser que el gobierno los hubiera obligado a hacer un descuento a partir de una cifra mayor. Por eso necesitamos transparencia, porque es muy difícil saber qué pasó.
Después del Brexit, hice un programa sobre un posible acuerdo comercial entre el Reino Unido y EE UU. Y las empresas farmacéuticas estaban molestas con NICE, una agencia que negocia los precios de los medicamentos para el Servicio Nacional de Salud. Durante las conversaciones sobre este acuerdo comercial, las empresas farmacéuticas querían paneles de arbitraje secretos que ahora sabemos que forman parte del contrato de vacunas entre Pfizer y el gobierno británico [4]. Y ese contrato tiene muchas tachaduras.
El contrato de Pfizer con el gobierno británico incluye arbitrajes secretos. Nunca he visto un contrato tan tachado. Una de las razones clave para el Brexit fue recuperar el control de los tribunales británicos. Y ahora estamos regalando nuestros tribunales a las compañías farmacéuticas estadounidenses a través de estos arbitrajes secretos.
DICHRON: Uds. hicieron un gran trabajo trayendo a Brook Jackson, la delatora que expuso los problemas en el ensayo clínico de Pfizer, sobre quien escribí para The BMJ [2].
BARNETT: Quiero dejar constancia de que The BMJ hizo un trabajo increíble. Mucha gente involucrada en la investigación científica se da cuenta de que, para garantizar la confianza del público en la medicina y los medicamentos, es muy importante que estos ensayos clínicos se realicen correctamente.
DICHRON: Me entrevistaron en un programa de radio británico sobre esa investigación, y lo que les dije fue: “Obtienes el gobierno que pagas“. Brook Jackson presentó alegaciones creíbles sobre el ensayo clínico de Pfizer a la FDA y nunca investigaron. Estoy seguro de que, si se investiga más a fondo, lo que se va a descubrir es que la FDA no tiene la financiación necesaria para investigar todos estos problemas.
BARNETT: Supongo que lo que no aprecié completamente es la magnitud de los incentivos financieros involucrados y cómo estos pueden influir en que los contratistas que hacen los ensayos clínicos busquen atajos para alcanzar los objetivos.
DICHRON: Cuando entrevisté a otras personas que habían trabajado en Ventavia con Brook Jackson [5], me dijeron que todo giraba en torno al dinero, y que el ensayo clínico tenía que ser rápido, rápido, rápido. Quien consiga que su vacuna se apruebe primero tendrá una enorme cuota de mercado. No había pensado en eso hasta que me lo explicaron.
También descubriste este programa en Canadá, donde se hacían presentaciones a especialistas en salud pública diciendo que la vacuna de AstraZeneca podría causar integración cromosómica y posiblemente producir oncogénesis, es decir, causar cáncer. Que hubiera oradores de una empresa haciendo una campaña de desinformación sobre otra empresa competidora realmente me sorprendió.
BARNETT: Nos pasaron esas presentaciones, y se las dieron a farmacéuticos y médicos en Canadá.
La afirmación más importante era que la vacuna de AstraZeneca podría convertir una célula humana sana en una célula cancerosa. Estas presentaciones fueron financiadas por Pfizer y en gran medida presentaban los beneficios de la vacuna de ARNm. Lo interesante es cómo esa información llegó a manos de las personas que la presentaban a médicos y farmacéuticos en Canadá.
Pfizer pagaba a esos presentadores o habían recibido fondos de Pfizer en el pasado. Pfizer, por supuesto, niega haber tenido nada que ver con los materiales.
DICHRON: Ha habido una tendencia a tachar a cualquiera que cuestione las vacunas, como antivacunas. Deb Cohen, de la BBC, tuiteó sobre esto, hace algún tiempo, al igual que Jeanne Lenzer, de la revista BMJ.
¿Le preocupaba eso?
BARNETT: Nos preocupaba mucho que el movimiento antivacunas utilizara a este programa. De hecho, la empresa que lo hizo sacó un especial sobre el movimiento antivacunas.
Pero al final, hay que estar dispuesto a hacer este tipo de preguntas. Es extremadamente raro, pero hay gente que ha muerto por una vacuna de AstraZeneca. No podemos ocultar eso. Tenemos que explicar lo raro que es, y luego ver los riesgos del virus. Con la vacuna de Pfizer, se sabe que existe un riesgo de miocarditis, que es más frecuente en los chicos jóvenes. No se puede ser periodista si sólo se escucha esa información y no se hacen preguntas. Hay que informar y manejar la información con responsabilidad.
Parece que estas vacunas van a formar parte de nuestras vidas durante mucho tiempo, sobre todo con la aparición de nuevas variantes. Y hay un interés comercial para administrar refuerzos a la gente, y ponérsela a los niños pequeños. Ahora se habla de una cuarta dosis. Eso podría ser una herramienta realmente importante para controlar el virus.
Pero los periodistas deberían preguntarse: “Un momento. ¿Cuál es la base científica para decir que un refuerzo para un joven sano de 18 años es el mejor uso del dinero del NHS?” Podría ser una gran decisión, pero hay que hacer la pregunta.
Sir Andrew Pollard ha dicho que, como persona sana de más de 50 años, preferiría que su tercera vacuna se administrara a un trabajador de la salud en un país africano [6]. Así que tenemos que ser capaces de hacer estas preguntas sin miedo a ser acusados de ser anti-vacunas.
Referencias