En febrero de 2021, Public Citizen, una organización de defensa del consumidor de EE UU, publicó un recordatorio sobre la interferencia de la biotina (vitamina H o B8) en las pruebas de laboratorio [1].
Muchos análisis de laboratorio usan biotina por su capacidad para unirse a una gran cantidad de sustancias, pero si hay grandes cantidades en las muestras de plasma puede interferir con estas pruebas. Afecta principalmente las pruebas que se hacen para: el diagnóstico y seguimiento de trastornos cardiovasculares, endocrinos (especialmente de la tiroides), neoplásicos e infecciosos; la identificación de las causas de la anemia o la infertilidad; la investigación de trastornos del metabolismo óseo o un síndrome inflamatorio. Por ejemplo, en un paciente que tomaba biotina, se obtuvo un resultado incorrecto que indicó un nivel bajo de troponina cardíaca: esto ocasionó que no se diagnosticara un infarto de miocardio y fue mortal para el paciente. Varias pruebas usadas en histopatología también se pueden considerar inexactas [1,2].
La biotina es una vitamina que se encuentra generalmente en el alimento, y es sintetizada por la flora intestinal. La deficiencia de biotina es muy rara, fuera de los casos de deficiencia de biotinidasa heredada o de nutrición parenteral prolongada [3]. Se manifiesta como trastornos cutáneos, alopecia, conjuntivitis, ataxia, y retraso del crecimiento en los niños [3,4]. La ingesta diaria recomendada de biotina para los adultos es 0,03 mg, según la FDA, y 0,04 mg, según la Agencia de Alimentos, Salud Ambiental y Ocupacional y Seguridad (ANSES, por sus siglas en francés) de Francia. La biotina se comercializa como medicamento o suplemento dietético; a veces las dosis son cientos de veces superiores a la ingesta diaria recomendada [6].
En la práctica, cuando se tenga que realizar un análisis de sangre, es recomendable hablar con el paciente sobre el riesgo de obtener un resultado erróneo si toma biotina y notificar al laboratorio cuando sea necesario.
Referencias