Noticias sobre el Covid

John Moore y Luciana Borio escribieron un artículo en Statnews [1], en el que entre otras cosas critican la forma como se ha informado al público estadounidense sobre las vacunas y las dosis de refuerzo. Critican fuertemente que hayan sido los ejecutivos de las empresas los primeros en anunciar la necesidad de las dosis de refuerzo, y los grupos de edad o tipos de pacientes que debían recibirlas; así como la intromisión de los políticos en decisiones técnicas. Además, afirman que los mensajes de las empresas a veces fueron contradictorios y parecían ser algo arbitrarios.

Por ejemplo, el 13 de marzo, el director ejecutivo de Pfizer anunció que su empresa iba a solicitar a la FDA que aprobara una cuarta dosis de la vacuna de ARNm, dando a entender que sería para todos los adultos. Dos días después lo hizo, pero sólo para los mayores de 65 años. El 15 de marzo, Stephen Hoge, presidente de Moderna dijo que la cuarta dosis solo era necesaria para los inmunodeprimidos y los adultos más mayores, en cambio dos días después anunció que iba a solicitar la aprobación de la cuarta dosis para todos los mayores de 18 años.

Como los lectores del Boletín Fármacos saben muy bien, el interés de la industria farmacéutica es ampliar su mercado y no necesariamente proteger a la población. Establecer las políticas de vacunación es una función que tradicionalmente ha estado en manos de los técnicos, específicamente de los comités especializados en vacunas de la FDA y del CDC. Sin embargo, durante la pandemia, estos comunicados de prensa de las empresas han tenido mucha influencia en el público y en los miembros de la administración Trump y Biden, quiénes en ocasiones han contradicho las recomendaciones de los técnicos.

Estas dinámicas han generado confusión y desconfianza en las vacunas. Por lo que no es de extrañar que haya gente que no confía en las vacunas covid. A estas personas que son reacias a recibir las vacunas covid muchas veces se las ha tildado de “antivacunas”, pero muchos no son “antivacunas” sino personas críticas, que evalúan la información, y que en este caso no han recibido un mensaje coherente y creíble.

Diversos grupos, incluyendo la OMS, han publicado textos para facilitar la comunicación con el público en situaciones de pandemia y/o emergencia. Esperemos que ,en el futuro, los medios de comunicación y los gobiernos hagan caso a los expertos y establezcan una política de comunicación clara y coherente, que genere confianza en sus recomendaciones.