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Acceso y Precios

Los agonistas del péptido similar al glucagón tipo 1 (GLP-1) (por ejemplo, Ozempic) se venden con un sobreprecio de casi el 40.000% en EE UU, pero no están disponibles en los países de bajos y medianos ingresos; y tratar la diabetes con plumas de insulina podría ser un 30% más barato que con viales y jeringas, si tuvieran un precio más bajo

(GLP-1 drugs (e.g. Ozempic) are sold at a nearly 40,000% markup in the US, but unavailable in low- and middle-income countries; and treating diabetes using insulin pen devices could be 30% less expensive than using vials and syringes if priced lower)
MSF, 27 de marzo de 2024
https://www.msfaccess.org/new-msf-costing-study-jama-reveals-dramatic-markup-prices-new-diabetes-medicines-and-insulin-pens
Traducido por Salud y Fármacos, publicado en Boletín Fármacos: Economía, Acceso y Precios 2024; 27 (2)

Tags: GLP-1, agonistas del péptido similar al glucagón, sobreprecios de medicamentos, tratamiento de la diabetes, precio plumas de insulina, acceso a plumas de insulina, Médicos sin Fronteras, MSF

Un estudio publicado hoy por Médicos Sin Fronteras (MSF o Médecins Sans Frontières) en la revista de la Asociación Médica Estadounidense (Journal of the American Medical Association Network Open o JAMA Network Open) [1], presenta dos hallazgos clave que revelan las exorbitantes ganancias de las empresas con los nuevos medicamentos para la diabetes y las plumas de insulina. Si los responsables políticos, los gobiernos y los compradores tomaran medidas al respecto, el estudio podría tener un impacto importante en la asequibilidad de los tratamientos de la diabetes para los que residen en los países de medianos y bajos ingresos, y en otros países.

El primer hallazgo clave del estudio está relacionado con una nueva clase de fármacos, los agonistas del péptido similar al glucagón tipo 1 (GLP-1), incluyendo los comercializados como Ozempic y Trulicity por las empresas farmacéuticas Novo Nordisk y Eli Lilly, respectivamente, que se utilizan para tratar a las personas con diabetes y que ahora se recomiendan e incluyen de forma rutinaria en las guías de tratamiento de los países de ingresos altos. Esta clase de fármacos no figura en las recomendaciones de tratamiento de la diabetes de la Organización Mundial de la Salud (OMS) ni en su lista de medicamentos esenciales, ni tampoco en las guías nacionales de tratamiento de los países de bajos y medianos ingresos, donde prácticamente no están disponibles.

El estudio de MSF estima que los GLP-1 para la diabetes podrían venderse de forma rentable, a solo US$0.89 por mes, en comparación con el precio de US$95 por mes que se cobra en Brasil, US$115 por mes en Sudáfrica, US$230 en Letonia y US$353 en EE UU, lo que supone un margen de beneficio del 39.562% sobre el precio que se estima podría tener en forma genérica. Sin embargo, actualmente Novo Nordisk y Eli Lilly son los únicos productores de estos GLP-1 y sus barreras de propiedad intelectual sobre los medicamentos y dispositivos de administración (plumas inyectables) impiden la fabricación de medicamentos genéricos que pudieran ayudar a reducir los precios. Las empresas ni siquiera han anunciado un precio para los países de bajos y medianos ingresos, ni han concedido licencias para que los fabricantes de genéricos puedan producir estos medicamentos, lo que ayudaría a satisfacer la demanda a nivel mundial y reducir los precios. Las empresas no son capaces de satisfacer la enorme demanda de estos medicamentos — que además se utilizan para perder peso—ni siquiera en los países de ingresos altos, lo que significa que muchas personas con diabetes no pueden acceder a ellos.

“Estos fármacos nuevos son totalmente revolucionarios para las personas que viven con diabetes, pero se mantienen fuera del alcance de cientos de millones de personas que residen en países de bajos y medianos ingresos que los necesitan”, declaró Christa Cepuch, coordinadora farmacéutica de la Campaña de Acceso de MSF. “No hay forma de que Eli Lilly y Novo Nordisk puedan suministrar al mundo la cantidad necesaria de estos medicamentos para satisfacer la demanda mundial, por lo que deben renunciar inmediatamente a su control absoluto y permitir que otros fabricantes los produzcan en diversas partes del mundo”.

El segundo hallazgo clave del estudio está relacionado con los dispositivos o plumas para inyectar la insulina, puesto que las personas diabéticas los prefieren al uso de varias jeringas al día para inyectarse la insulina que extraen de viales, además de que son más seguros y ofrecen una mayor precisión en la dosificación; esto es especialmente importante para las personas que viven en contextos inestables o de crisis, donde el acceso al monitoreo de la glucosa está menos garantizado y las opciones de atención médica para quienes desarrollan complicaciones relacionadas con la diabetes son limitadas, como los que suelen recibir servicios a través de MSF. Sin embargo, debido a los elevados precios que las empresas cobran por las plumas de insulina, casi nunca están al alcance de la población de los países de bajos y medianos ingresos, y los organismos humanitarios no suelen utilizarlas.

Sin embargo, el estudio de MSF concluye que una pluma de insulina humana* precargada podría venderse de forma rentable, a un precio genérico estimado de solo US$0,94, frente al precio de US$1,99 en Sudáfrica, US$5,77 en India, US$14 en Filipinas y US$90,69 en EE UU. Una pluma de insulina análoga precargada, de acción prolongada, podría venderse a US$1,30 cada una, frente al precio de US$3 que se cobra en Sudáfrica, US$7,90 en la India, US$25,20 en Filipinas y US$28,40 en EE UU, lo que supone un margen de beneficio del 2.153%. Esto significa que, incluyendo el precio de la insulina y de los dispositivos necesarios para inyectarla, las plumas de insulina podrían ser la opción más asequible en comparación con los viales, más antiguos y menos fáciles de usar, si las empresas que los fabrican redujeran sus precios. El estándar de atención en los países de ingresos altos, que consiste en administrar insulina análoga con una pluma, podría costar US$111 por paciente al año, lo que supone un 30% menos que lo que cuesta la insulina humana en un vial: seguir con este doble estándar de atención es inaceptable y, según este estudio de precios, innecesario.

Una encuesta que realizó MSF en colaboración con T1International a más de 400 personas que usaban insulina en 38 países, reveló que el 82% prefería usar plumas de insulina porque era más fácil administrar la dosis correcta, y era menos doloroso y menos estigmatizante usarla en público. La experiencia de MSF, ofreciendo plumas de insulina a personas con diabetes en Líbano [2], ha demostrado que tiene un impacto importante en la calidad de vida de las personas y ha ayudado a que se adhieran mejor a su tratamiento. Las plumas de insulina y los análogos de insulina de acción prolongada se han incluido recientemente en la Lista de Medicamentos Esenciales de la Organización Mundial de la Salud, a la que recurren los países para priorizar sus propias listas de medicamentos esenciales y sus planes de adquisición.

“Nuestro estudio demuestra que, de hecho, podría ser más asequible utilizar plumas de insulina, tanto humana como análoga, en lugar de usar viales de insulina humana inyectados con jeringas, a pesar de que siempre se ha creído que esa era la opción más asequible y, por tanto, la única que se ofrecía a la población de los países de bajos y medianos ingresos”, afirmó la Dra. Helen Bygrave, Asesora de Enfermedades No Transmisibles. “Si en el cálculo se incluye el precio de la insulina y de los dispositivos necesarios para inyectarla, se acabará el mito de que las plumas de insulina y las insulinas más recientes tienen que ser más caras”. En la actualidad, nadie que empiece a autoadministrarse insulina en mi consulta médica en Reino Unido debería inyectársela con jeringas. Necesitamos que las empresas farmacéuticas antepongan a las personas a sus ganancias astronómicas, y bajen drásticamente los precios de sus plumas, para que podamos poner fin a este doble estándar global en la atención a la diabetes”.

La diabetes afecta a 537 millones de personas en todo el mundo. No es una enfermedad exclusiva de los países de ingresos altos: los casos están aumentando en los países de bajos y medianos ingresos, con un incremento previsto del 134% en África de aquí a 2045. Solo la mitad de las personas que necesitan insulina en el mundo tienen acceso a ella. MSF ha aumentado significativamente el número de consultas por diabetes que se otorgan a través de sus programas médicos: en 2022, MSF realizó 205.122 consultas relacionadas con la diabetes en todo el mundo.

  • La insulina se clasifica como humana o análoga, y por el inicio y duración de su actividad. Aunque los análogos de insulina son similares a la insulina humana en su estructura básica, se han modificado para cambiar el inicio y la duración de su efecto tras la inyección, lo que ofrece mayor flexibilidad para su uso por las personas diabéticas.

Referencia

  1. Barber MJ, Gotham D, Bygrave H, Cepuch C. Estimated Sustainable Cost-Based Prices for Diabetes Medicines. JAMA Netw Open. 2024;7(3):e243474. doi:10.1001/jamanetworkopen.2024.3474
  2. MSF Access Campaign. (November 8, 2023). Access to insulin pens in Lebanon [Video]. Youtube. https://www.youtube.com/watch?v=plJOh849pFc&ab_channel=MSFAccessCampaign
creado el 21 de Junio de 2024