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En un ensayo clínico en 796 pacientes, no hubo una diferencia estadísticamente significativa en la mediana de la supervivencia entre los grupos olaparib y placebo. Añadir olaparib a la abiraterona aumentó la incidencia de efectos adversos graves, incluyendo embolia pulmonar y arritmia.
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AstraZeneca
El tratamiento de referencia para los pacientes con cáncer de próstata metastásico es la privación androgénica mediante la extirpación de los testículos o el tratamiento con un agonista de la hormona que libera gonadotropina. Para los pacientes con factores que complican el pronóstico o en los que el cáncer progresa (que se definen como resistentes a la privación androgénica) y en quienes la quimioterapia citotóxica con el taxano docetaxel no es apropiada (porque, por ejemplo, no hay metástasis visceral o el cáncer es levemente sintomático), la opción principal sigue siendo la privación androgénica combinada con abiraterona, un antiandrógeno esteroide, o un antiandrógeno no esteroide, como la apalutamida o la enzalutamida [1-5].
El olaparib es un citotóxico de la clase de los inhibidores de PARP (las enzimas PARP participan en la reparación de algunos daños del ADN). En la UE, su primera indicación autorizada para el cáncer de próstata fue en monoterapia, para el cáncer con mutación BRCA resistente a una combinación de privación androgénica + abiraterona o enzalutamida. No se ha demostrado que el olaparib represente un avance terapéutico notable para tratar este problema [2,6].
Recientemente, se autorizó al olaparib como complemento de la abiraterona para tratar el cáncer de próstata metastásico resistente a la privación androgénica, sin importar el estado de la mutación BRCA, cuando el docetaxel no es una opción [4].
Este permiso se basa en un ensayo clínico de doble ciego (el estudio Propel) que comparó la combinación de olaparib, o un placebo, con abiraterona en 796 pacientes con cáncer de próstata resistente a la privación androgénica [3,4]. Ninguno de estos pacientes había recibido abiraterona o un citotóxico para tratar la metástasis, y solo un paciente había recibido un antiandrógeno no esteroide. Casi el 9% de los pacientes tenía una mutación BRCA. La privación androgénica se continuó en todos los casos. Se inscribió a los pacientes entre octubre de 2018 y marzo de 2020 [3,4].
Según las guías europeas de junio de 2020, hubiera sido preferible usar docetaxel en lugar de abiraterona para tratar a algunos de los pacientes en este ensayo clínico, por ejemplo, a los que tenían metástasis visceral (aproximadamente un 13%) o cáncer sintomático (aproximadamente un 23%). El tratamiento que estos pacientes recibieron puede haber sido inferior, lo que sesga los resultados al aumentar de manera artificial las diferencias entre los grupos [3].
En el análisis “final”, la mediana estimada de la supervivencia fue de 42 meses en el grupo olaparib, frente a 35 meses en el grupo placebo [4]. Según el protocolo, esta diferencia no es estadísticamente significativa (p=0,054) [3,4]. No se observó una diferencia entre los grupos en cuanto a los cambios en la puntuación del dolor o de la calidad de vida. La mediana del intervalo hasta la progresión del cáncer (determinada radiológicamente) o la muerte fue de 25 meses en el grupo olaparib, frente a 16 meses en el grupo placebo, cuando el cáncer había progresado en 388 pacientes y 69 pacientes habían muerto (el criterio principal de valoración según el protocolo; la diferencia fue estadísticamente significativa) [3,4].
Otro ensayo clínico aleatorizado y de doble ciego incluyó a 142 pacientes con cáncer de próstata metastásico resistente a la privación androgénica y que ya habían recibido docetaxel. Este estudio también comparó al olaparib con un placebo, ambos como complemento de la abiraterona. La mediana de la supervivencia fue de alrededor de 22 meses en ambos grupos [3].
En el estudio Propel, una proporción más alta de pacientes en el grupo olaparib experimentó eventos adversos graves (39% frente al 30% en el grupo placebo), así como eventos adversos que provocaron que se interrumpiera el tratamiento (16% frente al 10%) o la muerte (5,8% frente al 4,5%) [4]. Este ensayo clínico confirmó el perfil conocido de efectos adversos del olaparib, que se caracteriza principalmente por los siguientes: trastornos hematológicos que afectan los tres linajes de células sanguíneas, síndrome mielodisplásico, leucemia mieloide aguda, trastornos gastrointestinales, disnea y enfermedad pulmonar intersticial [2-4]. Se notificaron eventos trombóticos venosos, sobre todo embolia pulmonar, en el 7% de los pacientes en el grupo olaparib frente al 3% en el grupo placebo [3,6]. Los datos de farmacovigilancia revelaron trastornos hepáticos (incluyendo hepatitis) asociados al olaparib. Se los añadió a los efectos adversos que aparecen en el resumen de las características del producto (RCP) [7].
Es probable que el olaparib aumente la incidencia y la gravedad de los efectos adversos de la abiraterona al inhibir a la isoenzima CYP3A4 del citocromo P450 [3,8]. En los ensayos clínicos, algunos efectos adversos de la abiraterona se notificaron con más frecuencia en los pacientes que también recibían olaparib que en los que recibían un placebo, a saber: arritmia (9% frente al 6%), prolongación del intervalo QT (3% frente al 0,4%) e hipopotasemia (9% frente al 4%) [3].
Revisión de la literatura hasta el 25 de septiembre de 2023
En respuesta a nuestra solicitud de información, Astra Zeneca nos envió documentos administrativos, artículos publicados y elementos relacionados con el empaquetado.