PRESCRIPCIÓN, FARMACIA Y UTILIZACIÓN
Farmacia
México. Permiso para medicarse
El Universal, 25 de agosto de 2010
http://www.eluniversal.com.mx/editoriales/49615.html
La automedicación ocasiona daños al organismo que en ocasiones son irreparables. Por eso es acertado que a partir de hoy se quiera exigir a todos los solicitantes de antibióticos una receta médica. Lo malo es que, sin medidas paralelas, esta noble intención podría traer efectos secundarios indeseables.
El gran ganador de la nueva prohibición podría ser el mercado negro, tanto de documentos apócrifos como de fármacos piratas o caducos. Ya ha admitido el secretario de salud, José Ángel Córdova, que en este momento ni las recetas ni las farmacias cuentan con los dispositivos necesarios para detectar la falsificación de documentos médicos.
También es factible la competencia desleal entre farmacias, debido a que tendrán una ventaja aquellas que poseen consultorios en sus mismas instalaciones. Obviamente un profesional de la salud que trabaja en un lugar así, quien cobra MP25 la consulta, prescribirá en función no sólo de los padecimientos del enfermo sino de las necesidades económicas de la farmacia para la cual trabaja. Frente a esta desventaja, cada vez más farmacias recurrirán al mismo método. Es obvio dudar de la calidad de la atención médica de un servicio con esas características.
Cada uno de estos efectos nocivos de la prohibición se evitarían si el sistema de salud público fuera eficiente, si los medicamentos en el IMSS, ISSSTE, SSA y en los servicios médicos estatales fueran suficientes, si las personas no tuvieran que hacer cola durante cuatro horas para recibir una cita con un médico general, si las clínicas estuvieran próximas a las comunidades más marginadas del país.
Tal cual están las circunstancias, las personas de más altos ingresos serán las únicas capaces de cumplir a cabalidad con las nuevas reglas. Por eso, el lapso de adecuación a la norma que anunció la Secretaría de Salud debería servir también para poner plazos de mejoramiento en ámbitos como el abasto de medicinas, o el tiempo de atención en las clínicas públicas.
No hay duda de que es necesario evitar que la gente tome antibióticos como si fueran dulces de menta, pero, como dice el refrán, el infierno está lleno de buenas intenciones. En el afán de solucionar la automedicación de un plumazo, el acceso a la salud de millones de personas puede cerrarse aún más.