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Políticas
La industria pide separar las patentes del debate del precio de los fármacos
Carlos B. Rodríguez
El Global 13 de noviembre de 2015
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Los medicamentos son parte de la solución, y no el problema. Esta frase resume, en pocas palabras, la contundente respuesta del sector farmacéutico innovador a la consulta lanzada en torno al documento elaborado por el panel de expertos asesores en Salud de la Comisión Europea, que cree que ha llegado la hora de desvincular el precio de los fármacos de la I+D. Lejos de representar una salida, el sector alerta de que esta iniciativa puede ser contraproducente y pide que los pagadores se responsabilicen de sus tareas a la hora asegurar el acceso, desarrollando un modelo de precios y reembolsos que recompense la innovación y el valor.
Aunque todavía se desconocen cuántas respuestas ha recabado la consulta, la Efpia, la Cámara de Comercio de los EE UU y la Alianza Europea para la Medicina Personalizada no han tardado en hacer públicas sus aportaciones. En ellas, desmontan punto por punto las conclusiones en política farmacéutica de los expertos, que consideran carentes de evidencia y análisis. Parten para ello del papel que la industria farmacéutica juega a la hora de mejorar los resultados en salud y asegurar el acceso a los medicamentos y que, según ellos, “no está suficientemente reconocido” por los asesores de la Comisión. Citan en concreto los estudios de la OMS o la OCDE (obviados en el informe europeo) que señalan que la falta de acceso a los medicamentos “también está relacionada con ciertas políticas de precios y reembolsos de los estados miembro”.
Otra buena parte de las respuestas del sector tienen que ver con las llamadas a la viabilidad de los sistemas sanitarios. La Efpia y la Cámara de Comercio reprochan a los expertos que vinculen los precios de los medicamentos y los problemas de sostenibilidad fiscal de los estados, pero obvien otros datos que pueden influir en la toma de decisiones. Por ejemplo, que desde 2010 el gasto farmacéutico ha bajado una media del 2% en los países de la OCDE mientras que el gasto sanitario ha crecido un 1,5 por ciento; o todos aquellos que suponen reconocer el valor del medicamento: entre 2004 y 2013 el número de muertes por sida ha caído en Europa un 75%; desde 1990, los ratios de muerte por cáncer han caído otro 22% y las nuevas terapias de la hepatitis C tienen ratios de curación de más del 95%.
Ante la creciente presión que el medicamento y la industria farmacéutica están recibiendo a nivel europeo y en los estados miembro, la Efpia asegura que es necesario debatir sobre el acceso a los servicios sanitarios y al establecimiento de los precios de los fármacos, pero no limitarse al coste de los mismos ni tocar el sistema de patentes.
El coste de la I+D
Esta afirmación viene basada en los costes de la I+D. Entre 1998 y 2014 se han sucedido 123 intentos fracasados de desarrollar un medicamento contra el Alzheimer, recuerda la Cámara de Comercio, que solicita un reconocimiento de que el actual sistema de I+D+i constituye “una inversión de riesgo” y merece ser tratado como tal por políticas que minimicen dichos riesgos y recompensen adecuadamente el esfuerzo de las compañías.
Bajo esta premisa, el sector se muestra manifiestamente en contra de la propuesta estrella del informe de los expertos de desvincular precio e I+D, que podría tener como resultado un descenso de la inversión privada en las tareas de investigación y también arriesgar la posición de Europa como líder en innovación en ciencias de la vida. La Efpia apoya una transición “rápida y efectiva” al mercado fuera de patente, pero defiende que dicha transición no debería verse acelerada “minando las patentes como vía para solucionar cuestiones relacionadas con los precios”.
Frente a ello, el sector innovador cree necesario ahondar en estrategias de colaboración público-privada que están demostrando su éxito, como la Iniciativa de Medicamentos Innovadores y otras medidas de tipo político, que permitan acelerar los procesos de desarrollo de los fármacos y flexibilicen el camino de su aprobación. Asimismo, apuesta por dar a la evaluación económica el uso que, en teoría, debería tener: apoyar la toma de decisiones informadas para nuevas y viejas tecnologías. En la práctica, el sector cree que este objetivo se ha visto desvirtuado hasta convertirse simplemente en una herramienta para adoptar decisiones de desfinanciación.
Al ubicar el foco del problema fuera del medicamento, el sector insiste en la necesidad de afrontar cambios en la política sanitaria, pero a través de soluciones diferentes a las que, por ejemplo, se están planteando desde el Europarlamento. Por ejemplo, en cuestiones de transparencia, la Cámara de Comercio y la Efpia consideran que una transparencia absoluta podría ser perjudicial en Europa, teniendo en cuenta el impacto del sistema de precios de referencia internacional. Un sistema que, añaden, tiene mucho que decir en relación a los problemas de acceso, ya que está vinculado a retrasos en muchos países. En su lugar, solicitan que se apueste por un sistema de precios diferenciales en función de las condiciones socioeconómicas de cada país. También en cuestiones de transparencia defiende el sector que el pago de tasas a la EMA no enturbia ninguna de las decisiones de la Agencia, máxime cuando éstas las toman representantes de los estados miembro.
También matizan otra de las propuestas estrella que se somete a estudio en Europa: las compras centralizadas, dice la Efpia, “pueden ser beneficiosas en ciertas situaciones y para ciertos fármacos”, pero no para todos, ni para todos los estados ya que sus necesidades pueden variar. Además, habría que observar cuestiones relativas a la competencia y vigilar que estos procesos no distorsionan el mercado “limitando de facto el número de proveedores”.