Ética
Conflictos de interés
Las organizaciones de ayuda a los pacientes reciben millones de las farmacéuticas. ¿Cómo retribuyen por estos regalos? (Patient advocacy groups take in millions from drugmakers. Is there a payback?)
Emily Kopp, Sydney Lupkin y Elizabeth Lucas
Los siguientes empleados de KHN también contribuyeron a este artículo: Vickie Connor, Julie Appleby, Melissa Bailey, Rachel Bluth, Terry Byrne, Doug Carroll and Brianna Labuskes
Kaiser Health News, 6 de abril de 2018
https://khn.org/news/patient-advocacy-groups-take-in-millions-from-drugmakers-is-there-a-payback/
Traducido por Salud y Fármacos
Las compañías farmacéuticas dieron al menos US$116 millones a organizaciones de grupos de ayuda a pacientes en un solo año, revela una nueva base de datos que registra 12.000 donaciones a estas organizaciones de las grandes empresas de medicamentos que cotizan en bolsa.
Aun cuando estas organizaciones de ayuda a los pacientes crecen en número e influencia política, se conoce muy poco cómo se financian y sus relaciones con los fabricantes de medicamentos. A diferencia de los pagos a médicos y los gastos de cabildeo, las empresas no tienen que informar sobre sus donaciones a grupos.
La base de datos, llamada “Pre$cription for Power”, muestra que las donaciones a las organizaciones de apoyo a pacientes se registraron para 2015, el año completo más reciente para el que los documentos que exige la Agencia Tributaria de EE UU (IRS) estaban disponibles, son muy superiores a lo que estas industrias invirtieron en lobbying. Las 14 compañías que donaron US$116 millones a los grupos de apoyo informaron solo US$63 millones en actividades de cabildeo ese mismo año.
Si bien sus misión principal es centrar la atención en las necesidades de los pacientes con una enfermedad específica, como artritis, enfermedades del corazón o varios tipos de cáncer, algunas organizaciones de ayuda a pacientes complementan de manera efectiva el trabajo que realizan los cabilderos, ya sea proporcionando pacientes para que testifiquen en las audiencias del Gongreso, organizando la redacción de cartas o campañas a través de las redes sociales que benefician a las empresas farmacéuticas.
Según los datos, seis fabricantes de medicamentos contribuyeron con un millón de dólares o más a organizaciones que representan a pacientes que dependen de sus medicamentos. La base de datos identifica a más de 1.200 organizaciones de pacientes. De ellas, según la base de datos, 594 aceptaron dinero de los fabricantes de medicamentos.
Matthew McCoy, profesor de ética médica en la Universidad de Pennsylvania y coautor de un estudio de 2017 sobre la influencia y transparencia de las organizaciones de ayuda a pacientes dijo que los lazos financieros son preocupantes aunque solo sean responsables de que una organización “actúe de una manera que no represente completamente el interés de sus constituyentes”.
En particular, estas organizaciones no han dicho nada o han sido lentas en quejarse de los precios altos o del aumento de los precios de medicamentos, que es una de las preocupaciones principales de los pacientes.
McCoy también comentó: “Cuando la industria influye de esta manera en tantas organizaciones de ayuda a pacientes es posible que cambien totalmente el acercamiento a las políticas de salud; los intereses de los pacientes podrían erosionarse a la vez que se fortalecen los de la industria. Eso no es solo un problema para los pacientes y cuidadores a quienes ayudan estas organizaciones; esto se convierte en un problema para todos”.
Bristol-Myers Squibb proporciona un claro ejemplo de cómo se valoran las organizaciones de ayuda a pacientes. En 2015, según registros públicos y la información de la misma empresa, Bristol-Myers Squibb gastó más de US$20,5 millones en estas organizaciones, y solo US$2,9 millones en cabildeo federal y menos de US$1 millón en las cámaras más importantes que representan los intereses de las farmacéuticasas. La compañía dijo que sus decisiones con respecto al cabildeo y las contribuciones a los grupos de pacientes no están relacionadas.
Laura Hortas, la portavoz dijo: “Bristol-Myers Squibb se centra en apoyar un contexto en que la atención médica premia la innovación y asegura el acceso de los pacientes a los medicamentos. La compañía apoya a las organizaciones de pacientes teniendo presente este doble objetivo”.
La primera base de datos que cuantifica las donaciones de las farmacéuticas a las organizaciones de ayuda a pacientes la hizo Kaiser Health News. KHN examinó las donaciones de las 20 firmas farmacéuticas incluidas en el S&P 500, 14 de las cuales eran transparentes pero no todas tenían el mismo nivel de transparencia. La fuente de la base de datos, Pre$cription for Power, obtiene los datos de los informes de donaciones de los sitios web de cada farmacéutica y del documento federal 990 que tienen que entregar.
Las organizaciones incluidas en la base de datos que reciben las donaciones son grandes y pequeñas. Algunas son bien conocidas como la Asociación Americana de Diabetes, con ingresos de cientos de millones de dólares, hay fundaciones de alto perfil como Susan G. Komen para pacientes de cáncer de mama; y organizaciones más pequeñas y menos conocidas como el Programa Caring Ambassadors, para el cáncer de pulmón y la hepatitis C.
Los datos muestran que 15 organizaciones de ayuda a pacientes, con ingresos anuales de hasta US$3,6 millones, reciben por lo menos el 20% de sus ingresos de las compañías farmacéuticas, y algunas más de la mitad de sus ingresos. La base de datos explora solo una pequeña parte de las donaciones de la industria farmacéutica y en el futuro irá incluyendo más compañías y organizaciones.
“Está claro que es de vital importancia ampliar la transparencia en este campo”, dijo la senadora Claire McCaskill (Democrata-Misuri), quien ha estado investigando los vínculos entre los defensores de los pacientes y los fabricantes de opiáceos y está considerando legislación para monitorear la financiación. “Esta base de datos es un paso adelante en ese esfuerzo, pero también necesitamos que el Congreso actúe”.
Lo que impulsa el flujo de dinero
Los vínculos financieros entre los fabricantes de medicamentos y las organizaciones que representan a aquellos que usan o recetan sus medicamentos de grandes ventas ha ido despertando preocupación a medida que los precios de los medicamentos han ido aumentando. El Senado investigó los conflictos de interés en el período previo a la aprobación de la Ley de 2010 Physician Payments Sunshine Act (La ley para divulgar los pagos a médicos), que exige que los pagos de los fabricantes de medicamentos y dispositivos a los médicos se registren en un sitio web público, pero la ley no incluyó a las organizaciones de pacientes.
Algunas de estas organizaciones con vínculos con las cámaras de las farmacéuticas hacen eco de sus políticas y las apoyan en las redes sociales y escriben cartas a agencias federales, y no hacen mucho más. Y las farmacéuticas mandan a los pacientes a las capitales de los estados y a Washington para apoyar la financiación de la investigación. Algunas de las organizaciones envían las actualizaciones sobre los nuevos medicamentos a sus pacientes.
Rick Claypool, director de investigación de Public Citizen, un grupo de defensa del consumidor que no acepta fondos de las farmacéuticas dijo: “Es a través de organizaciones como estas que los pacientes a menudo aprenden sobre enfermedades y tratamientos”.
La directora ejecutiva de la organización Caring Ambassadors Program, Lorren Sandt dijo que necesitan dinero de la industria para sus programas porque no pueden conseguir fondos públicos. En 2015, la organización recibió US$413.000, la mayor parte provino de una compañía, AbbVie, que fabrica un tratamiento para la hepatitis C y ha estado probando un nuevo medicamento contra el cáncer de pulmón, Rova-T, aún no aprobado. Sandt aclaró que el dinero no influyó en las prioridades del Programa Caring Ambassadors.
“No hay muchos fondos fuera del dinero de las farmacéuticas”, dijo Sandt. “Lo aceptamos de donde lo podemos encontrar”.
Otras organizaciones como la Red Nacional de Salud de las Mujeres, con sede en Washington, DC, hacen sacrificios para evitar la financiación farmacéutica. Eso incluye operar con personal reducido en un edificio ‘modesto’ con pocas ventanas y computadoras obsoletas, según su directora ejecutiva Cindy Pearson. “Puede ver el efecto de nuestra política de financiamiento tan pronto como entra por la puerta”.
Pearson cree que es difícil que los financiadores no influyan en las organizaciones de apoyo a los pacientes incluso cuando afirman que son independientes. Estas organizaciones “desarrollan relaciones positivas con sus donantes, y se sienten a gusto trabajando con ellas. Es la naturaleza humana. No es algo malo ni débil, pero no se deber hacer”.
La caridad como marketing
Los pacientes recién diagnosticados con una enfermedad a menudo recurren a las organizaciones de apoyo para recibir consejos, pero las donaciones pueden distorsionar el conocimiento de los pacientes y el debate público sobre las opciones de tratamiento existentes, dijo la Dra. Adriane Fugh-Berman, directora del prograna PharmedOut del centro médico de la Universidad de Georgetown que critica algunas prácticas del marketing farmacéutico.
“[Las donaciones limitan] su agenda de recomendaciones de otros medicamentos de marca cuando la mejor terapia podrían ser los genéricos, o la dieta y el ejercicio”, dijo.
AbbVie, cuyo medicamento especial Humira representó el 65% de los ingresos netos de la compañía en 2017 y se utiliza para tratar pacientes con enfermedades autoinmunes, incluyendo la enfermedad de Crohn y ciertos tipos de artritis, donó US$2,7 millones a la Fundación Crohn & Colitis y US$1,6 millón a la Arthritis Foundation. Según Express Scripts, una empresa administradora de beneficios de farmacia, el precio de lista para el tratamiento de Humira, un medicamento biológico, es de US$4,872 por mes de tratamiento.
A pesar de que Humira enfrentará la competencia de biosimilares, según los expertos de EvaluatePharma se espera que continúe siendo el medicamento de mayor recaudación en EE UU hasta 2022.
Las fundaciones Arthritis y Crohn no han dicho nada sobre el costo de Humira pero sí han insistido en expresar sus preocupaciones sobre la seguridad de sus biosimilares. La Arthritis Foundation ha defendido las leyes estatales que podrían dificultar que los enfermos obtengan biosimilares en la farmacia, lo cual obligaría a más pacientes a tener que usar el medicamento de marca. Expertos dicen que esas leyes protegerían el mercado de Humira de la competencia de los genéricos.
Una coalición de organizaciones de ayuda a pacientes, Pacientes para la Seguridad y el Acceso a los productos biológicos, se opone a la sustitución automática por un biosimilar más barato cuando los médicos prescriben un producto biológico. En 2015, según Pre$cription for Power, los miembros de esa coalición, incluyendo la Fundación Crohn & Colitis, la Fundación de la Artritis y la Fundación Lupus de América, aceptaron aproximadamente US$9,1 millones de las compañías farmacéuticas, según las declaraciones públicas. Entre las farmacéuticas figuran AbbVie y Johnson & Johnson, creadoras de productos biológicos de grandes ventas.
La Arthritis Foundation no negó haber recibido el dinero, pero dijo que la fundación representa a pacientes, no a patrocinadores. Es “optimista” respecto a la capacidad de los biosimilares para ayudar a los pacientes y ahorrarles dinero, dijo Anna Hyde, vicepresidenta de promoción y acceso. “La Fundación apoya los estándares científicos de la FDA para evaluar la seguridad y eficacia de los biosimilares, y apoyamos políticas que fomenten la innovación y un mercado competitivo”.
La Fundación Crohn & Colitis mantiene “cierta distancias” de sus donantes de la industria farmacéutica, quienes no intervienen en los objetivos estratégicos de la fundación, dijo su presidente y director ejecutivo, Michael Osso.
Agregó que la posición de la fundación sobre biosimilares está “cambiando”.
La directora general de la Fundación Lupus, Sandra Raymond, dijo que no podía explicar cómo su grupo, también con sede en Washington, estaba involucrado en la coalición. Confirmó que la Fundación Lupus recibió US$444.000 de Pfizer en 2015, pero dijo que el dinero no estaba vinculado a ninguna relación con Patients for Biologics Safety & Access.
“Nunca fui a una reunión”, dijo Raymond. “Un antiguo empleado nos inscribió en una gran cantidad de coaliciones. Creo que pusimos nuestro nombre en algo o alguien lo hizo”.
Raymond añadió que la Fundación Lupus ya no era miembro de la coalición. Días después de que Kaiser Health News se comunicara con la coalición, actualizó su sitio web, y excluyó a la Fundación Lupus.
Por su parte, AbbVie, que según la nueva base de datos en 2015 donó US$24,7 millones a grupos de pacientes, afirma que sus subvenciones a organizaciones sin fines de lucro “no son promocionales” y no proporcionan beneficios directos a su negocio. La compañía dona a las organizaciones de ayuda a pacientes porque son un “recurso importante, imparcial e independiente para los pacientes y sus cuidadores”.
Insulina e Influencia
La Asociación Americana de Diabetes dijo en un correo electrónico a KHN que en 2017 recibió US$1,3 millones de la industria farmacéutica, lo que representa el 12,3% de sus ingresos; eso fue menos de los US$26,7 millones que recibió en 2015. El dinero llegó mientras los fabricantes de insulina seguían elevando los precios, hasta cuatro veces por producto, lo que generó dificultades para los pacientes.
El único fabricante de insulina de los tres grandes que se han incluido en la base de datos, Eli Lilly, entregó US$2,9 millones a la American Diabetes Association (ADA) en 2015, según informó la compañía y su fundación. Sanofi y Novo Nordisk son los otros dos principales fabricantes de insulina, pero ninguno estaba en el S&P 500 y, por lo tanto, fueron excluidos de la base de datos. Durante los últimos 20 años, Eli Lilly ha subido los precios de sus insulinas más vendidas, Humalog y Humulin, varias veces a pesar de que los medicamentos han existido desde hace décadas. El fabricante de medicamentos enfrentó protestas de personas que exigían conocer el costo de la fabricación de un frasco de insulina en su sede de Indianápolis el otoño pasado.
La ADA organizó una campaña condenando “de aumento descabellado del precio” de la insulina a finales de 2016, pero no nombró en sus folletos a ningún fabricante de medicamentos. Cuando los legisladores de Nevada aprobaron un proyecto de ley el año pasado que exigía a los fabricantes de insulina que divulgaran sus ganancias al público, la ADA no dijo nada.
La Asociación Americana de Diabetes dijo que no se enfrenta a compañías individuales porque está buscando respuestas de “todas las entidades en la cadena de producción y suministro”: fabricantes, mayoristas, administradores de beneficios de farmacia, y aseguradoras.
“Como organización de salud pública, el compromiso y el enfoque de la ADA están en las necesidades de los más de 30 millones de personas con diabetes”, dijo el Dr. William Cefalu, su director científico y médico. “La ADA requiere el apoyo de un conjunto diverso de socios para lograr este objetivo”.
Eli Lilly dijo que aporta dinero a la Asociación Americana de Diabetes porque los dos comparten el “objetivo común” de ayudar a los pacientes diabéticos.
“Damos fondos a una amplia variedad de programas educativos y oportunidades de ADA, y ellos diseñan e implementan esos programas en forma alineada con sus objetivos”, dijo Eli Lilly en un comunicado. “Estamos orgullosos de apoyar a ADA en un trabajo importante que ayuda a millones de personas que viven con diabetes”.
La mayoría de las organizaciones de pacientes dicen que los financiadores tienen poca o ninguna influencia en la configuración de sus programas y políticas, pero sus acuerdos son privados.
No siempre fueron respaldados por Pharma
En los años 80 y principios de los 90, el cabildeo de los pacientes fue generalmente limitado y autofinanciado con solo uno o dos pacientes ricos de una organización, y viajaban a Washington en un día determinado, dijo Diana Zuckerman, presidenta del Centro Nacional para la Investigación de la Salud, una organización sin fines de lucro.
Pero el poder de los grupos de presión de pacientes se hizo evidente después de una campaña exitosa de pacientes con SIDA que obligó a que el gobierno actuara e impulsó un esfuerzo nacional para encontrar medicamentos para tratar la enfermedad que entonces era terminal. Zuckerman dijo que nunca olvidará cuando dos mujeres visitaron su oficina y preguntaron cómo las pacientes con cáncer de mama podrían ser tan efectivas como las pacientes con SIDA.
“En ese momento, no había pacientes con cáncer de mama que abogaran por dinero o cualquier otra cosa. Es difícil de creer “, dijo. “Todavía recuerdo esa conversación, porque fue realmente un punto de inflexión”.
Poco después, los pacientes con cáncer de mama comenzaron a visitar el Congreso con más frecuencia. Siguieron pacientes con otras enfermedades. Con el tiempo, las voces de los pacientes se convirtieron en una fuerza potente, a menudo con el apoyo de la industria.
Incluso algunas organizaciones ricas y muy conocidas reciben dinero de la industria: por ejemplo, de los US$118 millones que Susan G. Komen recibió en 2015, US$459.000 provinieron de los fabricantes de medicamentos. Cuando se le preguntó acerca del dinero de las farmacéuticas, dijo que la fundación tiene procesos institucionales establecidos para garantizar que “ningún socio corporativo, farmacéutico o de otro tipo, decida nuestras prioridades de acción”, incluyeno una junta asesora, que no tiene influencia de patrocinadores, que revisa su programa de investigación.
Hoy en día, las organizaciones de apoyo a los pacientes enrriquecidas con dólares de la industria financian los viajes de los pacientes para dar testimonios y recibir capacitación sobre como cabildear por sus medicamentos.
Hace algunos años, a medida que aumentaba el número de grupos, dijo Zuckerman, comenzó a recibir invitaciones por correo electrónico de organizaciones de apoyo para asistir a los llamados días de cabildeo patrocinados explícitamente por la industria farmacéutica. Los anfitriones a menudo ofrecían capacitación, y usualmente un conferenciante durante un almuerzo en Washington, y además una posible beca para cubrir viajes. Ahora, lo común son días de cabildeo con docenas de pacientes de una sola organización.
Dan Boston, presidente de la firma de lobby Health Policy Source, dijo: “Sería ingenuo pensar que estas personas en una tarde de un martes simplemente aparecen en lugares XYZ”, y agregó que el dinero no es necesariamente algo malo. Según él, “el dinero tiende a llegar organizaciones que tienen las mismas prioridades que sus financiadores”.
Para avanzar hacia el futuro
Las organizaciones de pacientes han tenido éxito en sus campañas para conseguir la aprobación de medicamentos, lo que a veces ha generado controversias.
Cuando los científicos de la FDA desaconsejaron la aprobación de Exondys 51, un medicamento para tratar la distrofia muscular de Duchenne, los padres de niños con el raro trastorno genético y los pacientes se fueron a cabildear a Washington. Se considera que fueron fundamentales para la FDA decidiera en 2016 aprobar el medicamento de Sarepta Therapeutics. La decisión fue controvertida en parte porque la FDA observó que los beneficios clínicos del medicamento, dirigido a un subconjunto de personas con distrofia muscular de Duchenne, aún no se habían demostrado.
Sarepta Therapeutics, que no figura en la base de datos, ha tomado medidas para respaldar a sus pacientes. En marzo, anunció un programa anual de becas: 10 becas de hasta US$10.000 cada una para que estudiantes con distrofia muscular de Duchenne vayan a universidades o escuelas de oficios. Sarepta Therapeutics también es uno de los patrocinadores de Parent Project Muscular Dystrophy, una organización de apoyo a pacientes que lideró el movimiento para la aprobación de Exondys 51.
La base de datos Pre$cription for Power crecerá para incluir más información. No todos los fabricantes de medicamentos están dispuestos a revelar sus donaciones. Once de las 20 empresas examinadas (Allergan, Baxter International, Biogen, Celgene, Endo International, Gilead Sciences, Mallinckrodt, Mylan, Perrigo Co., Regeneron Pharmaceuticals y Vertex Pharmaceuticals) se negaron a dar información sobre su empresa o no respondieron a repetidas llamadas.
Paul Thacker, ex investigador del senador Chuck Grassley (Rrepublicano de Iowa) que ayudó a redactar la Ley Physician Payments Sunshine de 2010, dijo que hay razones para cuestionar las donaciones a las organizaciones de apoyo a los pacientes. La industria farmacéutica ha fomentado relaciones con todos los eslabones de la cadena de producción y suministro de medicamentos, incluyendo pagos a investigadores, médicos y asociaciones profesionales.
“Hay mucho dinero por ahí, y las farmacéuticas se han asociado con todas estas organizaciones, por lo que ninguna está pidiendo cambios”, explico Thacker.
Desde que la Ley de 2010 comenzó a exigir a la industria que informara sus pagos a los médicos, la industria es más reacia a cooptarlos, por lo que “tiene que encontrar otros megáfonos”, dijo Fugh-Berman de PharmedOut.
Y en momentos de indignación pública por los altos precios de los medicamentos y los altos costos de los seguros, los pacientes son mensajeros particularmente comprensivos, dijo.
“Los enfermos hacen buena prensa”, dijo Fugh-Berman. “Ofrecen buenos testimonioa al Congreso. Pueden ser portavoces muy poderosos de las compañías farmacéuticas “.
Para saber cómo Kaiser Health News creó la base de datos de Pre$cription for Power, lea la metodología completa en
https://khn.org/patient-advocacy/#methodology