Entrevistas
Biotecnología: Jeremy Levin y John Maraganore reflexionan sobre el precio de los medicamentos y la innovación (BIO: Jeremy Levin and John Maraganore reflect on drug pricing and innovation)
Amirah Al Idrus
FierceBiotech, 14 de junio de 2019
https://www.fiercebiotech.com/biotech/bio-jeremy-levin-and-john-maraganore-reflect-drug-pricing-and-innovation
Traducido por Salud y Fármacos
Nota de los editores de Salud y Fármacos:
Traducimos estas reflexiones de dos representantes importantes de la industria farmacéutica porque reflejan muy bien la ideología de la industria que justifica los altos precios de los medicamentos.
La justificación sobre el costo de los medicamentos que se puede leer en las declaraciones que siguen es la respuesta obligada de todas las empresas farmacéuticas: los altos precios de los nuevos medicamentos son necesarios durante unos años para pagar las futuras innovaciones. Hoy pagamos para que nuestros hijos tengan nuevas innovaciones. Se presentan ejemplos muy bien escogidos. Zolgensma, para la atrofia muscular espinal, que solo se usa una vez y cambia la vida de los niños que la sufren. Pero no parece que John Maraganore y Jeremy Levin ex CEO y nuevo CEO respectivamente de la Organización de Innovación en Biotecnología (Biotechnology Innovation Organization BIO) se acuerden que muchos medicamentos hay que tomarlos toda la vida, y que el precio no siempre baja después de 10 o 15 años que es lo que debería durar las patentes, como afirman, y que a veces con trampas pueden hacer que las patentes duren unos años más. Mas adelante, en este número del Boletín podrán leer sobre los incrementos en el precio de un medicamento que se descubrió hace casi 100 años, la insulina, y que ha seguido subiendo, sin que se haya dado ninguna explicación. Y cuando las patentes vencen, contrariamente a lo que sugieren los entrevistados, los medicamentos siguen aportando grandes ingresos a las empresas; un ejemplo de muchos que se puede leer en este número de Boletín Fármacos es el Lipitor de Pfizer (sigue ganando miles de millones de dólares). La industria también afirma que la competencia reduce los precios. El ejemplo, que también se puede leer en este Boletín, es el del medicamento para la esclerosis múltiple, y demuestra como en el caso de los medicamentos, la competición no siempre reduce los precios.
Por otra parte, estos ejecutivos no han explicado las razones por las que empresas farmacéuticas se niegan rotundamente a compartir el costo que tiene la I & D de cada medicamento innovador o nuevo—recordemos que muchos medicamentos nuevos con altos precios no son innovadores, por ejemplo, los me-too, o solamente añaden alguna novedad que puede facilitar su uso como la liberación prolongada. Conocer los gastos que se incurren en la I & D facilitaría determinar cuál sería un precio justo de los medicamentos. El precio de un medicamento, como producto necesario para resolver un problema de salud y a veces evitar la muerte, no puede depender de lo que quiera la industria, que goza de exclusividad en las ventas gracias a la patente principal y las secundarias. En las economías liberales, el monopolio siempre se ha consideró un impedimento que distorsiona los mercados.
Maragone y Levin comentan que los ciudadanos no se deben preocupar por los precios, porque en su opinión, no son ellos los que deben pagar los medicamentos. Ésta es la responsabilidad de los seguros médicos y del gobierno. En general los seguros tienen una póliza que pagan los usuarios, si los precios son altos son los usuarios que tendrán que pagar más por la póliza. Desgraciadamente, muchos gobiernos no cubren los medicamentos de muchos ciudadanos, o cubren solo una parte. Es decir la afirmación de Maragone y Levin se refiere a una realidad inexistente, pero lo que cada día está quedando más claro es que aun los países más ricos no tienen los recursos para pagar los precios absurdos que piden las empresas farmacéuticas. En este número del Boletín Fármacos reproducimos varias noticias sobre este tema incluyendo las declaraciones del ministro de Salud de Holanda, que se ha enfrentado con las empresas farmacéuticas innovadoras, y también una noticia de Suiza que nos informa que los mejores hospitales Suizos han empezado a producir sus propias terapias celulares contra el cáncer, porque los precios de las farmacéuticas no son asequibles.
Hay otra afirmación que Maragone hace al principio de sus declaraciones que nos llama la atención: “Pensando los dos últimos años, tengo que decir que ha sido un periodo extraordinario… la industria ha seguido innovando.” El número de nuevos productos de terapias auténticamente innovadoras lleva muchos años siendo muy muy bajo, como también se puede leer en una noticia de este número de Boletín Fármacos. La realidad es que los enormes gastos que hace la industria no se reflejan en el número promedio de medicamentos auténticamente innovadores que comercializa anualmente.
La explicación de cómo se usan/invierten los multimillonarios ingresos de las farmacéuticas se van descubriendo poco a poco a través de investigadores independientes y de la información que se presenta durante los juicios sobre medicamentos, que es pública: el lector en este número del Boletín podrá ver que la industria invierte miles de millones en comprar otras industrias concentrando más y más el poder de las farmacéuticas y, sorprendentemente, otra noticia nos informa que esta creciente concentración no ayuda a la innovación.
Nuestra posición, y como también podrá leerse en este número, es que hay una gran crisis en el sector farmacéutico innovador y que el modelo actual de I & D está roto, no funciona. Es necesario buscar alternativas.
Declaraciones del expresidente y nuevo presidente de Biotechnology Innovation Organization
La semana pasada, el CEO de Alnylam, John Maraganore, le pasó la antorcha a Jeremy Levin, CEO de Ovid Therapeutics, quién fue elegido presidente del grupo comercial de la industria farmacéutica (en EE UU), la Organización de Innovación en Biotecnología (Biotechnology Innovation Organization BIO). Maraganore dijo a FierceBiotech: “Pensando en los últimos dos años, tengo que decir que ha sido un período de tiempo extraordinario. No hay duda de que la industria ha seguido innovando”.
“Creo que hemos logrado preservar, en los últimos dos años, un entorno de innovación generalmente positivo para la industria. Pero no sin vientos en contra, por supuesto, por ejemplo, el debate sobre el precio de los medicamentos, y otras problemas”, dijo. “Me enorgullece el hecho de que… hemos tenido éxito en resaltar el núcleo del problema, al menos desde nuestra perspectiva, que fue el gasto de bolsillo del paciente… Es algo que no se destacó tanto como debería haberse hecho y pudimos presentarlo como uno de los aspectos clave (al determinar los precios de los medicamentos)”.
Levin se hizo eco de ambos temas en su discurso del 5 de junio en la BIO International Convention.
“La productividad de nuestra industria nunca ha sido mayor. Hemos preparado el escenario para curar enfermedades importantes hasta el momento intratables… Este flujo de innovación biológica y médica se cruza con el comienzo de una revolución en la medicina digital”, dijo Levin.
Pero, dijo, la industria de la biotecnología, “específicamente el segmento que descubre y desarrolla nuevos medicamentos, está amenazada”.
La consolidación de los sistemas de pago y de los hospitalarios está generando un “sistema de reembolso cada vez más opaco” que finalmente conlleva un aumento de los costos para los pacientes.
“Los que pagan las facturas ahora se han consolidado… son dueños de las aseguradoras, también son dueños de la distribución. Son dueños de la logística. Y son quienes administran los beneficios de farmacia. Ellos se han comprado todo, así que hoy, hay un puñado de compañías que controlan 140 millones de vidas estadounidenses”, dijo.
“Al mismo tiempo, los hospitales se están consolidando enormemente. ¿Qué hacen cuando se consolidan? ¿Cuáles con sus objetivos?
Con hospitales que dispensan medicamentos orales en sus propias farmacias y administran medicamentos intravenosos a través de sus propios centros de infusión, “esta consolidación está cambiando quién obtiene estos medicamentos y cuánto pagan por ellos… Eso es algo muy importante en lo que nos debemos centrar “, dijo Levin.
Dejando a un lado la consolidación, otro obstáculo para poner precio a los medicamentos es entender lo que está pasando. Ahora vivimos en la era de la terapia celular, la terapia génica y la edición de genes, donde el tratamiento puede costar cientos de miles, o incluso millones de dólares, pero una inyección única puede terminar siendo más barata que la atención crónica.
Hablemos de Zolgensma, la nueva terapia génica de Novartis para la atrofia muscular espinal (AME) que tiene un precio de US$2,1 millones, una cifra que ha puesto los pelos de punta a muchos.
“Creo que la gente realmente debería reflexionar sobre lo que significa el tratamiento”, dijo Maraganore. “Zolgensma es potencialmente curativo para niños nacidos con AME, que en EE UU es una de las principales causas de mortalidad infantil por causas genéticas. Puede lograr que un niño que nace con esta terrible enfermedad, que sin tratamiento tendría una muerte miserable, viva.
“Es demasiado pronto para hablar de cuán ‘normal’ será la vida de ese niño que ha recibido tratamiento a lo largo de los años, pero al menos está más cerca de tener una vida normal de lo que hubiera sido antes”.
“La fascinación con el precio se debe a la cantidad astronómica que cuesta. Pero cuando lo pones en el contexto del valor que aporta, el costo de cuidar a este niño discapacitado durante cinco o seis años de vida, y el peso de la muerte de ese niño en tu vida, ¿equivale todo esto a la cantidad de dinero que cuesta? Sin duda que lo vale. Económicamente, emocionalmente, socialmente, puede justificarse”.
Realmente el tema de los precios dijo Maraganore, lo deben resolver los seguros, tanto los privados como los administrados por el gobierno. “Ese es su trabajo”, dijo.
“Cuando lo juntas todo y piensas en el impacto de un medicamento como Zolgensma en el paciente… esto es lo que las empresas de seguros, el gobierno y la atención médica deben resolver. Tener un sistema que pueda recompensar la innovación, ya que necesita ser recompensada y al mismo tiempo asegurar que no representa una carga económica para los pacientes y sus familias”, dijo. “Y el resto de nosotros, pagando primas o dólares de impuestos a aseguradores comerciales o gobiernos, haremos lo que tengamos que hacer como miembros de la sociedad para asegurar nuestra propia protección y la protección de los demás cuando ocurran catástrofes”.
Los que pagan los medicamentos deben comprender qué es lo que significa un tratamiento nuevo y costoso en términos de trastornos raros que requieren atención crónica, si es que hay tratamientos para ellos.
“Tenemos que asociarnos con los que pagan y entienden… si usted es capaz de mejorar una enfermedad y de realmente curarla, entonces reducirá drásticamente el costo [a los que pagan] y, por lo tanto, deberían ser solidarios”, dijo.
Dicho esto, hay mucho trabajo por delante para unir a diferentes grupos (pagadores, pacientes, sus familias, el público votante) y llegar al entendimiento de que la innovación debe pagarse de una manera lógica y económicamente viable.
“Si no se llega a entender el problema, hay consecuencias. La consecuencia es que se presentarán proyectos de ley (en los estados y el gobierno federal) basados en principios erróneos que comprometerán al sistema de I & D [actual] y disminuirá la capacidad de descubrir nuevos medicamentos”.
Al fin y al cabo, determinar los precios de los medicamentos, es parte del ciclo de innovación.
“Usted pone el precio de acuerdo con el valor que tiene el medicamento, reconoce que el valor aumenta, logra llegar a cada paciente, y se asegura de que tengan acceso a él. Y una vez lo haya logrado, se asegura que el dinero se reinvierte en terapias nuevas y novedosas”, dijo. “Y, en algún momento, con el tiempo, las ganancias por los ingresos del producto anterior deben disminuir. Tenemos un sistema de patentes para eso, no puede haber franquicias perpetuas”.
Maraganore dijo lo mismo con respecto al envejecimiento de los medicamentos.
“Una cosa que siempre se olvida es que, si estos medicamentos se comercializan con los años, habrá más competición. Habrá genéricos. Las medicinas serán cada vez más baratas. Cuando esto sucede, continúan indefinidamente, para siempre, siendo una medicina barata”, dijo.
“Durante un periodo relativamente corto de la vida, de nuestras vidas, generalmente entre 10 y 15 años, el precio es alto. Ese es el precio utilizado para recompensar al innovador. Para el resto de la eternidad, mientras nuestro mundo sobreviva, esas medicinas son esencialmente gratuitas”, dijo Maraganore.
Para ponerlo en perspectiva, si nosotros, como sociedad, no estamos dispuestos a pagar por estos medicamentos hoy, entonces no se inventarán. Estaríamos negando a nuestros hijos y nietos la oportunidad de beneficiarse de esa innovación, dijo.
“Tenemos que recordar este ciclo de pago por las innovaciones de mañana cuando reflexionamos sobre el precio de un medicamento”.