La pandemia de COVID-19 ha devastado familias y economías, en EE UU y en todo el mundo. Nuestra esperanza colectiva está en manos de la investigación financiada por los contribuyentes que trata de desarrollar una vacuna eficaz contra el coronavirus. Pero el desarrollo y la aprobación de una vacuna segura y eficaz es solo el primer paso. Asegurarse de que la vacuna esté disponible y sea asequible para todos es igualmente importante.
Los contribuyentes estadounidenses han invertido más de US$10.000 millones en corporaciones farmacéuticas, como Johnson & Johnson y Moderna, para que trabajen en el desarrollo de la vacuna COVID-19, sin embargo, todavía no hay garantía de que todos los que la requieran puedan pagarla, ni de que habrá suficiente para todos. Si bien algunas empresas han asumido importantes compromisos para lograr que la vacuna resultante sea accesible, en general, las grandes farmacéuticas están dispuestas a seguir con su modelo de “negocios como siempre”: obtener miles de millones de la investigación financiada por los contribuyentes, cobrar precios altísimos y canalizar las ganancias hacia los inversores ricos. Para empeorar las cosas, los países ricos, incluyendo EE UU, ya han comprado más de la mitad de las vacunas que se están desarrollando.
El acceso a una vacuna que salva vidas no debería depender de la cantidad de dinero que usted tenga o del lugar donde resida. Una vacuna COVID-19 segura y eficaz que se produzca en grandes cantidades y esté disponible para todos, una vacuna para las personas es una necesidad de salud pública, una prioridad económica y un imperativo moral.
Nota de Salud y Fármacos: este documento incluye información sobre las empresas que están más avanzadas en el desarrollo de la vacuna contra COVID 19. Además de la información sobre la vacuna, documenta los subsidios públicos que han recibido, su posición sobre la propiedad intelectual y los precios, los pagos a los ejecutivos e inversionistas y los compromisos de venta de vacunas.