A fines de la semana pasada, AstraZeneca, Moderna y Pfizer divulgaron los protocolos de sus ensayos clínicos con sus respectivas vacunas para prevenir el COVID 19. El martes 22 de septiembre, el Dr. Peter Doshi, profesor en la Facultad de Farmacia de la Universidad de Maryland, y el Dr. Eric Topol, profesor de medicina molecular en Scripps Research publicaron en el New York Times un artículo de opinión [1] sobre los diseños de estos estudios y la relevancia de los datos que podrían aportar. Lo resumimos a continuación.
Según los autores, estos ensayos no responderán la pregunta más importante: si estas vacunas previenen los casos moderados o graves de COVID-19. Según los protocolos publicados, las empresas han establecido estándares que podrían llevar a declarar que la vacuna es exitosa con solo demostrar que reduce el riesgo de contraer COVID-19 leve, aunque no haya demostrado reducir las formas moderadas o graves de la enfermedad, ni el riesgo de hospitalización, ingreso en la unidad de cuidados intensivos o muerte.
Los estudios de Moderna y AstraZeneca involucrarán a unos 30.000 participantes cada uno; el de Pfizer a 44.000. La mitad de los participantes recibirán dos dosis de vacunas separadas por tres o cuatro semanas, y la otra mitad recibirá un placebo: inyecciones de agua salada. La determinación final de su eficacia se hará cuando entre 150 y 160 participantes desarrollen COVID-19; pero eso si los ensayos duran el tiempo necesario. Pfizer planea analizar los datos que vaya acumulando cuatro veces (análisis preliminares), para determinar si detecta eficacia, Moderna dos y AstraZeneca una vez, por lo que los ensayos se podrían concluir antes de lo anticipado.
Como medida de impacto principal, los ensayos de Moderna y Pfizer, incluyen los casos leves de Covid-19, por ejemplo, alguien con tos y una prueba de laboratorio positiva. AstraZeneca es un poco más estricta, pero aun así consideraría a las personas que desarrollen síntomas leves, por ejemplo, los que desarrollen tos y fiebre, como casos. De hecho, el éxito de la vacuna debería determinarse en base a los casos de COVID 19 moderados o graves que logre evitar.
Las razones para no incluir a los casos leves en la medida de impacto incluyen las siguientes:
Nada de esto significa que estas vacunas no puedan reducir el riesgo de complicaciones graves por Covid-19. Pero a menos que se permita que las pruebas duren lo suficiente para abordar esa pregunta, no sabremos la respuesta.
Los ensayos deben utilizar una medida apropiada de impacto clínico, es decir si protegen contra las formas moderadas y graves de Covid-19, y deben concluirse. No es demasiado tarde para que las empresas utilicen las medidas de impacto correctas, y la FDA podría sugerir modificaciones al diseño.
Estos son algunos de los ensayos clínicos más importantes de la historia, y afectan a una gran mayoría de la población del planeta. Es difícil imaginar otras circunstancias en que sea más importante hacerlos bien. Buscar atajos no debería ser una opción.
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