En febrero de 2020, la Agencia Francesa de Seguridad de Medicamentos y Productos de Salud (ANSM) publicó una advertencia en relación con el riesgo de cáncer asociado a la mecasermina (Increlex), un factor de crecimiento que se utiliza para tratar el retraso del crecimiento [1].
Desde que salió al mercado, se ha ido observando un número creciente de tumores benignos y malignos en niños y adolescentes tratados con mecasermina, en comparación con la incidencia esperada en este grupo de pacientes. Entre estos se incluyen distintos tipos de tumores malignos, algunos de los cuales son tumores malignos poco frecuentes que no suelen presentarse en niños [1].
La mecasermina es un factor de crecimiento insulínico tipo 1 (IGF-1) humano de origen recombinante. Se sabe que los factores de crecimiento insulínicos intervienen en el desarrollo de tumores humanos benignos y malignos, y ya se había observado el efecto carcinogénico de la mecasermina en estudios con animales [2, 3].
En la práctica. En el año 2020, el riesgo carcinogénico que acarrea la mecasermina ya no es una sospecha, sino que está bien establecido. Este riesgo tiene una gran influencia en la relación riesgo-beneficio del medicamento, que tiene un efecto débil en el crecimiento de los niños.
Referencias