Eli Lilly anunció en 2017 que dejaría de producir quinidina, que en ese momento era el único medicamento aprobado para tratar la malaria grave en EE UU. Según un artículo publicado en Statnews [1], a medida que disminuían las reservas de quinidina, los CDCs facilitaron al acceso gratuito al artesunato, pero como no estaba aprobado por la FDA, los pacientes tenían que firmar formas de consentimiento informado largas y confusas para utilizarlo como si se tratara de un producto de investigación. En realidad, el artesunato es el tratamiento habitual de la malaria grave. Además, los envíos desde las instalaciones del CDC impidían que los pacientes accedieran de forma oportuna al tratamiento.
En mayo de 2020, la FDA aprobó una forma de artesunato fabricada por Amivas LLC. Todos los especialistas en malaria se alegraron con la noticia. Sin embargo, esa aprobación se acompañó de un aumento importante del precio del tratamiento. El tratamiento de un adulto con artesunato cuesta, en promedio, alrededor de US$30.000 por tratamiento, en comparación con los US$200 del tratamiento con quinidina. En la mayoría de los países africanos, el tratamiento con artesunato cuesta US$5 o menos.
El artesunato que se produce fuera de EE UU no cumple con los requisitos de la FDA y no se puede importar. Justifican su alto precio en EE UU por los costos de producción, los pagos para obtener la licencia y las ventas reducidas (solo unas 300 personas desarrollan malaria grave anualmente en EE UU, pero sin tratamiento rápido y efectivo la enfermedad puede ser fatal).
Este caso ilustra la importancia de que el Congreso de EE UU haga algo para mejorar el acceso a los tratamientos para las enfermedades raras, incluyendo muchas infecciones tropicales olvidadas. Los autores del articulo proponen que se prioricen los productos que figuran en la lista de medicamentos esenciales de la OMS, como el artesunato.
Es impactante pensar que los ciudadanos estadounidenses pueden recibir un mejor tratamiento para la malaria grave a un costo menor en un país de bajos ingresos que en casa. Es aún más impactante contemplar que en EE UU algunas personas con malaria grave no puedan recibir el tratamiento que necesitan por el costo y las barreras que impiden que los médicos obtengan la única terapia aprobada por la FDA.
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