En EE UU, los medicamentos de marca representan aproximadamente el 80% del gasto en medicamentos. Solo cuando se comercializan versiones genéricas de esos mismos productos bajan significativamente los precios. Para evitar la entrada de genéricos, los fabricantes de marcas a menudo obtienen patentes adicionales que cubren aspectos de su formulación y forma de utilización. Por ejemplo, el adalimumab (Humira) está protegido por más de 100 patentes, y aproximadamente el 90% de las solicitudes de patente se presentaron después de que la FDA permitiera su entrada al mercado estadounidense en 2002. En el caso de patentes para usos específicos, la ley permite que los fabricantes de genéricos puedan solicitar la aprobación de sus medicamentos bioequivalentes para usos no patentados, y las empresas de genéricos tienen que excluir las indicaciones patentadas del etiquetado/ficha técnica del medicamento, es lo que se llama skinny labeling, que traducimos como etiquetas reducidas. A continuación, resumimos un caso judicial reciente que podría menoscabar el uso de estas etiquetas [1,2].
Una vez las versiones genéricas están disponibles en el mercado, se pueden prescribir para usos no aprobados, y en algunos estados los farmacéuticos tienen la obligación de sustituir el medicamento de marca por un genérico. Es decir que, en la práctica, los productos que llevan etiquetas reducidas se pueden utilizar de la misma forma que se utiliza el medicamento de marca.
Una serie de decisiones judiciales que se han tomado durante los últimos años limitan las posibilidades de usar esa vía de acceso a los medicamentos genéricos. La última de esas decisiones se tomó en agosto 2021, en el caso entre Teva y GlaxoSmithKline, sobre el betabloqueante Coreg (carvedilol) de GSK, del cual Teva lanzó un genérico en 2007. En ese momento, la etiqueta genérica de carvedilol de Teva incluía solo dos de las tres indicaciones del Coreg: una para reducir la mortalidad cardiovascular en pacientes con disfunción del ventrículo izquierdo tras un infarto y otra relacionada con la hipertensión. Teva no obtuvo la aprobación inicial para la tercera indicación, la insuficiencia cardíaca congestiva.
Sin embargo, los comunicados de prensa y los materiales publicitarios de Teva promocionaron al carvedilol genérico como “indicado para el tratamiento de la insuficiencia cardíaca y la hipertensión”, decía el veredicto de agosto 2021.
En 2011, Teva modificó su etiqueta para incluir el tratamiento de pacientes con insuficiencia cardíaca crónica, y Teva le dijo a la FDA que creía que no era necesario “proporcionar certificación” de una de las patentes, conocida como la patente ‘000, porque recibió el permiso final para comercializar su medicamento genérico antes de que se emitiera la patente ‘000.
GSK demandó por la patente, ganó el caso ante un jurado, y obtuvo US$235 millones de Teva. Luego, un tribunal de distrito anuló esa decisión, pero un tribunal de apelaciones revocó el fallo del tribunal de distrito y restableció el fallo original del juicio por jurado de infracción de patente y el pago de US$235 millones para GSK.
Ahora, la Corte de Apelaciones del Circuito Federal está de acuerdo en que la decisión del jurado debe restablecerse.
Pero el tribunal también calificó su apoyo en respuesta a aquellos que, como Novartis, argumentaron que debe haber un equilibrio cuidadoso cuando se trata de etiquetas genéricas reducidas, diciendo que los fabricantes de medicamentos genéricos no deben ser responsables por simplemente comercializar y vender bajo una etiqueta ‘reducida’, omitiendo todas las indicaciones patentadas, o simplemente por señalar (sin mencionar ningún uso infractor) que la FDA había calificado un producto como equivalente terapéuticamente a un medicamento de marca”.
La mayoría del Circuito Federal dejó en claro que esta decisión de GSK-Teva está “fuera de los límites de las preocupaciones expresadas” por Novartis.
“Este es un caso en el que hay pruebas sustanciales que respaldan la conclusión del jurado de que el uso patentado figuraba en la etiqueta del producto genérico, por lo tanto, Teva no eliminó todas las indicaciones patentadas”. Pero la jueza de circuito Sharon Prost escribió en una opinión disidente que Teva “cumplió con las reglas, exactamente como pretendía el Congreso”, y agregó:
La evidencia del incentivo, es decir, que Teva tenía la intención culpable de alentar la infracción y que su etiqueta reducida o los comunicados de prensa cambiaron las prácticas de prescripción de los médicos, fue escasa o inexistente. Pero el jurado encontró que Teva era responsable. Esto sucede a veces. Y cuando sucede, hay un remedio: un tribunal revocará el veredicto de un jurado si no hay pruebas suficientes para respaldarlo. El juez de primera instancia, con experiencia, hizo justamente eso. No obstante, la mayoría, ahora en su segundo intento, vuelve a restablecer el veredicto. Su primer intento provocó críticas generalizadas sobre las preocupantes implicaciones para las etiquetas reducidas. Este esfuerzo no es mejor. Utilizando un razonamiento a veces laborioso, a veces opaco, la mayoría se esfuerza por apuntalar un veredicto del jurado que es insostenible.
Aunque el tribunal enfatizó que la decisión no elimina la vía de las etiquetas reducidas. Algunos expertos están preocupados por el impacto que este fallo pueda tener en la competencia y en reducir los precios de los medicamentos de marca.
Se están discutiendo casos similares en otros tribunales. El 30 de noviembre de 2020, Amarin anunció que había presentado una demanda contra un fabricante de genéricos, Hikma, con respecto al Vascepta, el etilo de icosapentina de aceite de pescado de marca de Amarin. En su reclamación, Amarin hizo lo mismo que GlaxoSmithKline, argumentar que los materiales promocionales de Hikma, decían que el genérico era bioequivalente a la marca, haciendolos responsables de la violación de las patentes. A principios de agosto de 2021, justo antes de la decisión GSK v Teva, se descubrió que los reclamos de Amarin contra Hikma eran “al menos plausibles”, lo que permitió que el caso avanzara. La publicación de la decisión actualizada GSK v Teva probablemente reforzará los reclamos de Amarin.
Para permitir que los pacientes y pagadores continúen obteniendo beneficios de la entrada temprana de genéricos, las empresas que comercialicen genéricos de etiqueta reducida, deben mencionar las exclusiones en sus materiales promocionales. Los fabricantes podrían incluso decir que, aunque el genérico está aprobado por la FDA como bioequivalente, algunas indicaciones se han extraído de la etiqueta y la versión genérica no ha sido aprobada para tales indicaciones. Pero la posibilidad de que un tribunal considere que estas acciones aún son insuficientes puede disuadir futuras solicitudes de etiquetas reducidas. Para abordar esto, los fabricantes de medicamentos genéricos podrían considerar el uso de otros argumentos en los litigios, como el de que la doctrina del Circuito Federal restringe el discurso legal y preciso, es decir, declaraciones verdaderas en las etiquetas de los medicamentos, y por lo tanto viola la Primera Enmienda.
Casi 40 años después de la Ley Hatch-Waxman, es posible que el Congreso deba reafirmar la permisibilidad del etiquetado reducido. Una forma de hacer esto podría ser enmendar el estatuto de infracción inducida (Pub L 98-417 [1984]).
Fuentes originales