El niraparib (Zejula) es un citotóxico de administración oral que inhibe las enzimas de la poli (ADP ribosa) polimerasa (PARP). En la EU, está autorizado como tratamiento de mantenimiento para las pacientes con cáncer de ovario que han recibido al menos dos líneas de quimioterapia basada en platino (b) [1].
En EE UU, el niraparib también se había autorizado para tratar este problema. Sin embargo, a finales de 2022, por la solicitud de la FDA, se restringieron sus indicaciones a las pacientes con cáncer de ovario que tienen una mutación deletérea —o que se sospecha que es deletérea— hereditaria en el gen BRCA. Este cambio fue provocado por los datos a largo plazo de un ensayo clínico aleatorizado, de doble ciego y controlado con placebo que incluyó a 553 pacientes (ensayo clínico NOVA). En 2018, basándose en los resultados de este estudio después de una mediana de seguimiento de 17 meses, el niraparib no mostró ningún efecto sobre la supervivencia. Sin embargo, según los resultados que se publicaron en 2022, la mediana de la supervivencia global en las mujeres sin una mutación hereditaria en el gen BRCA fue más baja en el grupo niraparib: 31 meses frente a 35 meses con el placebo. A pesar de que la diferencia no es estadísticamente significativa, estos datos justifican que se restrinja la indicación. En las mujeres con una mutación hereditaria en el gen BRCA, la mediana de la supervivencia global fue de 41 meses con el niraparib, frente a 38 meses con el placebo (no es una diferencia estadísticamente significativa) [2-4].
A comienzos de 2023, la empresa informó a Prescrire que “no se ha restringido su indicación en Europa”. El resumen de las características del producto europeo (RCP) de Zejula se modificó para incluir los resultados finales del ensayo clínico NOVA, pero sin restricciones a su indicación [5,6].
Incluso en 2018, Prescrire consideró que, para el tratamiento de mantenimiento de las mujeres con cáncer de ovario sin una mutación en el gen BRCA que ya habían recibido dos líneas de quimioterapia, el balance riesgo-beneficio del niraparib parecía desfavorable. El único beneficio demostrado fue un aumento de 4 meses en la mediana del tiempo transcurrido antes de necesitar otro citotóxico, mientras se exponía a las pacientes en remisión a muchos efectos adversos, a veces graves, desde el inicio.
La FDA ha tomado una decisión para proteger a estas pacientes. ¿Cuánto habrá que esperar para que la EMA haga lo mismo, y para que la empresa se comporte coherentemente?
Notas
Referencias