A finales de septiembre, la Comisión de Valores y Bolsa de EE UU (U.S. Securities and Exchange Commission SEC) determinó que Cassava Sciences, su fundador y ex director ejecutivo, Remi Barbier, y su ex vicepresidente sénior de neurociencia, el Dr. Lindsay Burns, deberán pagar más US$40 millones por haber mentido a los inversionistas sobre los resultados de los ensayos clínicos con simufilan para tratar el Alzheimer [1]. Los resultados cuestionados corresponden a un ensayo Fase II, pero la acción de la SEC ha ocasionado que expertos en neurología y en ética cuestionen si la FDA debería forzar la interrupción de los ensayos de Fase III que están en curso y han inscrito a 1.900 participantes [2, 3].
La SEC también acusó al Dr. Hoau-Yan Wang, profesor asociado de la Facultad de Medicina de City University en Nueva York, consultor de Cassava y codesarrollador del simufilan, de manipular los resultados del ensayo clínico [1].
Según la SEC, Wang recibió información con la que pudo identificar a aproximadamente un tercio de los pacientes inscritos en el ensayo, lo que le permitió manipular los datos para crear la apariencia de que el fármaco había causado mejoras espectaculares en los biomarcadores asociados con la enfermedad de Alzheimer, como la tau total y la tau fosforilada, que se utilizan con frecuencia para dar seguimiento a los pacientes con Alzheimer. Wang sabía que Cassava revelaría los datos manipulados al anunciar los resultados de su ensayo clínico de Fase 2, y Cassava de hecho publicó los datos en un comunicado de prensa y en una presentación para inversores que se emitieron el 14 de septiembre de 2020. Otra demanda civil de la SEC alega que Cassava y Burns engañaron a los inversores con afirmaciones de que el ensayo de Fase 2 se realizó en condiciones ciegas, a pesar de que Wang no estaba cegado [1].
Cassava y Barbier sabían que el laboratorio de Wang no estaba calificado para realizar las pruebas de biomarcadores que sugerían que el simufilam era eficaz para el Alzheimer. Burns, quien admitió que “negligentemente no reveló por completo” que se habían eliminado datos del 40% de los voluntarios en el ensayo clínico de Fase 2 con simufilam después de saber quiénes recibieron simufilam o el placebo [4].
La demanda de la SEC alega que Cassava engañó a los inversores al anunciar que la terapia mejoró significativamente la cognición del paciente, pues al informar los resultados, Cassava no reveló que, a diferencia del subconjunto de datos seleccionados manualmente por Burns, el conjunto completo de datos de los pacientes no mostró una mejora cognitiva mensurable. Cassava y Barbier tampoco revelaron el papel de Wang en el ensayo clínico, a pesar de su interés personal, financiero y profesional en el éxito de la terapia [1].
Cassava, Barbier y Burns aceptaron medidas cautelares civiles contra futuras violaciones y aceptaron pagar multas civiles de US$40 millones, US$175.000 y US$85.000, respectivamente. Barbier y Burns aceptaron estar sujetos a prohibiciones para ejercer como miembros de juntas directivas y directores de tres y cinco años, respectivamente. La orden de la SEC alega que Wang violó las disposiciones antifraude de las leyes federales y que ayudó e instigó a Cassava a violar las disposiciones de presentación de informes. Sin admitir ni negar las violaciones, el Dr. Wang aceptó cesar y desistir de futuras violaciones y pagar una multa de US$50.000 [1].
Dado que hay evidencia sólida de que los datos de los ensayos de Fase 2, en los que se basan los ensayos de Fase 3, están manipulados, seguir utilizando el mismo producto experimental en miles de personas con pérdida de memoria no parece ético, y muchos consideran que los ensayos en curso con simufilan deberían detenerse [2,4].
Según Statnews [2] Cassava incluyó los datos falsos sobre el simufilam en los documentos de los ensayos de Fase III, concretamente en el folleto (brochure) para investigadores, un documento que resume los datos clínicos y no clínicos del producto en investigación y que los médicos utilizan para informar a los posibles participantes del estudio sobre las características del fármaco que se está investigando y, lo que es más importante, sobre los posibles beneficios y riesgos del ensayo clínico.
Si la información del folleto de Cassava para los investigadores no es precisa, o peor aún si es engañosa, las personas con Alzheimer, sus familias y sus cuidadores habrían consentido participar en los estudios sobre el simufilam bajo falsas pretensiones [2].
Como era de esperar, la empresa dice que la información para los investigadores no incluye datos falsos [2] y hay datos que sugieren que el producto podría ser útil [3].
El primero de los estudios de Fase 3 de Cassava está a punto de concluir, pero todavía hay medidas que la FDA podría tomar para rescatar a los participantes. Si el primer estudio es negativo, el segundo estudio de Fase 3, que sigue abierto y está programado para continuar hasta bien entrado el año 2025, debería cerrarse [2].
El doctor Roger Nicoll, neurocientífico de la Universidad de California en San Francisco, dijo que continuar los ensayos que no se apoyan en una base científica adecuada podría tener un costo: “Es un desperdicio de dinero y es mantener una falsa esperanza” [3].
Referencias